Sin embargo, para tratar de justificar sus invasiones militares, las disfrazan de ayudas humanitarias, y sin soltar las armas en ningún momento (recuerden que están invadiendo un país ajeno y para sus ciudadanos son el enemigo) mandan a nuestros hijos que, con grave peligro para su integridad física, en un estado de angustia y estrés permanente, esperando un disparo o una explosión en cualquier instante, ayudan a levantar viviendas, escuelas, hospitales... todo aquello que, previamente, les habíamos destruido. Es por ello que, a pesar de su labor, parte de la población no deja de considerarlos invasores y, en cuanto puede, los combate.
Ciudadano Plof
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