CURIOSIDADES

El problema del triángulo mágico

Si lo que estás buscando es entretenimiento para tu cerebro, intentar resolver este problema de lógica es el ejercicio ideal. Y no sólo la lógica juega un papel fundamental, con este rompecabezas pondremos a prueba también nuestra capacidad de observación. ¿Te atreves?

El planteamiento es, aparentemente sencillo. En la imagen que aparece a continuación se muestran dos triángulos. El triángulo de arriba está formado por una serie de piezas de distintos colores. El triángulo de abajo está formado por las mismas piezas pero colocadas de distinta manera, pero esta nueva combinación da como resultado un espacio extra. ¿De dónde viene ese espacio extra?


Gráfico
Solución

Si creíste que se trataba de un simple efecto óptico, no estabas en lo cierto.

Sabemos que el área de un triángulo rectángulo se calcula multiplicando la base por la atura y dividiéndolo entre dos. Parece que las áreas de los dos triángulos ocupan una superficie de 32,5 celdas o unidades cuadradas en ambos casos; sin embargo, incluso si las dos figuras parecen ser triángulos rectángulos de 13x5, no lo son realmente.

En realidad, se trata de dos figuras cuadriláteras distintas y la clave está en la hipotenusa de ambas figuras (de ahí que fuera importante nuestra capacidad de observación). Es decir, el problema es que las figuras no son triángulos. Para ser triángulos su hipotenusa tiene que ser recta, pero no es así, refiriéndonos a cuadrilátero cóncavo en la primera figura.

Si fuese una recta, las pendientes de los triángulos azul y rojo tendrían que ser iguales, pero la pendiente roja es correspondiente a 3/8 (altura/base) y la pendiente azul es 2/5. Esto hace que la base de la primera figura no sea 13x5/2, como supondría ser, pues no se trata de una recta.


FUENTE: publico.es


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Carpincho, Capibara o Chigüire (Hydrochoerus hydrochaeris)

Una familia estadounidense tiene como mascota a Gary, el roedor más grande del mundo. Lo más extraño, es que actúa igual que un perro: le gusta que lo acaricien, juega con otros animales, va de paseo en coche y hasta ha aprendido algunos trucos.

Melanie Typaldos, de 57 años y su esposo Richard, han adoptado a Gary, un carpincho que pesa 50 kilos y que se comporta al igual que un perro. 


"Aunque algunas personas podrían resultarle extraño, en realidad no es tan diferente que tener un perro o un gato", dice Melanie, y agrega que "Gary es muy inteligente y cariñoso, viene cuando se lo llama y le gusta dormir conmigo".


La relación del roedor con los otros animales que viven en la casa, como el gato, el caballo, los perros y el conejo, es muy buena y no es el tipo de relación que los carpinchos suelen tener de manera tan amigable. "Él a veces se enoja con las tortugas porque piensa que invaden su espacio y no hay nada que pueda hacer al respecto."


La inusual familia incluso ha construido una pileta en su jardín para que Gary pueda disfrutar de uno de sus pasatiempos preferidos: la natación. Los carpinchos son excelentes buceadores en su hábitat natural y pueden contener la respiración durante un máximo de cinco minutos si es que se sienten en peligro.


Melanie, proveniente de Texas, Estados Unidos, se enamoró de la especia durante unas vacaciones en Venezuela y aprovechó la oportunidad de adoptar a Gary, ya que su propietario no podía cuidar de él.
 
 

Si bien hubo varias personas que se pronunciaron en contra, ya que consideran que Gary no es un animal doméstico y que una mordedura del roedor podría ser devastadora, Melanie confía plenamente en él: "te da el mismo tipo de compañía y afecto que otros animales y no puedo imaginar mi vida sin él.", concluyó.
 



FUENTE: Diario Registrado / Viernes 21 de Junio de 2013



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Esos circulitos blancos que ves... no existen.
 
takegaki
Copyright Akiyoshi Kitaoka 2005 (April 25)

Esta ilusión visual se conoce como "Takegaki", palabra que en japonés designa a las vallas de bambú que se ponen alrededor de los jardines. Si te fijas bien, en las intersecciones de la valla aparecen puntos negros y blancos a medida que tus ojos se desplazan por la imagen. Pero solo existen los negros, los otros los genera tu ojo por contraposición de colores.


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Ciencia que copia a la naturaleza

Puede que, como escribía Oscar Wilde en La decadencia de la mentira, la vida imite al arte. Pero la ciencia más avanzada copia a la naturaleza. Buena parte de la nanotecnología, la ingeniería y los estudios sobre metamateriales más punteros están aplicando ideas que han visto en saltamontes, tiburones, gusanos o puercoespines. La solución a buena parte de los problemas de los humanos la tiene los animales.

Tres de los científicos más importante en el pujante campo de los metamateriales repasan en la edición de agosto de la revista Physics World algunas de esas maravillas de la naturaleza que están inspirando a los ingenieros, médicos y tecnólogos en la creación de nuevos materiales con propiedades casi impensables.

Desde las repulsivas salamanquesas hasta las nacaradas ostras, pasando por el pepino de mar, la lista de animales que tienen alguna habilidad o particularidad aprovechable para las distintas ramas de la nanotecnología no deja de crecer. De hecho, los avances en lo que llaman bioimitación van paralelos al progreso de lo nano (la mil millonésima parte de algo).

Sin el avance de la investigación a nano escalas, aún seguiríamos pensando que los Gekkonidae, familia a la que pertenecen las salamanquesas, tienen unas ventosas que les permiten pegarse a la pared más vertical, aún que sea de vidrio.

En realidad, si se miran sus patas al microscopio, se observan una serie de fibras pilosas que repiten un patrón casi fractal, con nuevas fibras aún más pequeñas en cada una de ellas. Con este mecanismo, el geco juega a algo similar al proceso de atracción-repulsión entre moléculas conocido como fuerzas de Van der Waals. Unido a la interacción hidroestática con la superficie, se puede entender que haya decenas de científicos estudiando a este pequeño lagarto para crear avanzadas cintas adhesivas que puedan pegarse y despegarse sin perder adherencia.

Gustave Eiffel -sí, el de la torre de París- no podía saberlo, pero los 320 metros de torre que levantó para la Exposición Universal de 1889 sigue un patrón que también se encuentra en los huesos porosos o trabeculares que la mayoría de los vertebrados tenemos dentro. Su estructura da una gran resistencia a la vez que ligereza. Siguen un sistema que en arquitectura e ingeniería llaman diseño jerárquico, con un patrón repetitivo de estructuras.

Ese uso de pequeñas vigas para componer otras más grandes y crear un segundo o tercer nivel de estructuras compuestas explica la resistencia en el tiempo de la Torre Eiffel, que en principio era una instalación temporal. Si se desmontara y se fundiera todo el hierro que contiene y se depositara en un área igual a su base, apenas levantaría seis centímetros del suelo.

Esa resistencia ligera también aparece en el nácar que las ostras convierten en perlas. Al microscopio, se podría ver que la madre perla está formada por minúsculos ladrillos de carbonato cálcico pegados con una pequeña cantidad de material orgánico. Su resistencia a la fractura es 3.000 veces superior a la del cristal de carbonato cálcico puro solo gracias a su estructura jerárquica. Ahora se está intentando aplicar estas propiedades a la elaboración de avanzadas cerámicas para recubrir aviones y naves espaciales.

Son sólo tres ejemplos de las maravillas de la naturaleza que pueden servir a los humanos. Aquí tenéis unas cuantas más:
  1. Sintetizada por primera vez en 2005, la resilina es una proteína que da esa increíble elasticidad a las pulgas en sus saltos o a las alas de las libélulas. Los científicos están estudiando cómo aprovechar sus propiedades en la reparación de tejidos humanos.  
  2. libelula 
  3. El nácar de moluscos como las ostras está formado de simple carbonato cálcico usado como ladrillos y minúsculas cantidades de materia orgánica como cemento. Su resistencia es 3.000 veces mayor que la de los mejores cristales y cerámicas.
  4. nacar 
  5. Imitando estructura naturales como la de los huesos porosos, investigadores de EEUU han creado el material metálico más ligero del mundo. Aunque es un 99,9% aire, es también uno de los más resistentes logrados jamás.
  6. ciencia 
  7. Algunas especies de escarabajos, como este de Namibia, usan una especie de microcelosías para recoger las gotas de rocío. Un investigador del MIT ha diseñado un sistema similar que podrá ser usado allí donde el agua escasea.
  8. escarabajo 
  9. Usado ya por los barcos de la US Navy para evitar la adherencia de algas y moluscos en su casco, la compañía alemana Lufthansa está experimentando con un recubrimiento para sus aviones inspirado en la piel de los tiburones. Su particular diseño la hace muy aerodinámica. Arriba a la derecha, visión microscópica de la piel. Abajo, la copia humana.
  10. tibu 
  11. El Pomphorhynchus laevis es un gusano que parasita a sus víctimas, una especie de pez, clavando su cabeza, que ha convertido en una almohadilla de garfios, en las paredes de su intestino. Investigadores del Brigham and Women's Hospital (EEUU) ha recreado el sistema en un parche que quieren usar en operaciones internas en sustitición de las grapas, ya que tiene tres veces más agarre.
  12. gusano 
  13. La evolución ha dado al geco y otros reptiles un agarre en sus patas que sólo ahora la física empieza a comprender. Inspirados en la estructura fractal de sus almohadillas, varios equipos de científicos están en una carrera para conseguir nuevos materiales adhesivos
  14. gusano 
  15. Los saltamontes, como este cabeza de caballo, tienen la rara habilidad de no disponer de músculos en sus patas y, aún así, menudos saltos pegan. Por eso, investigadores británicos están estudiando su estructura mecánica para, en el futuro, crear prótesis para humanos o mejores articulaciones a los robots
  16. saltamontes 
    Foto: Tom Matheson/U. de Leicester

     
  17. El mismo laboratorio que está estudiando al gusano Pomphorhynchus laevis, también se ha fijado en las púas del puercoespín. Su facilidad para clavarse en la piel del que ose acercarse va pareja con la dificultad para sacarlas. Por eso, la gente del Karp Lab y el MIT creen que el futuro de la sutura quirúrgica pasa por este animal
  18. animales 
  19. No podíamos acabar esta galería sin recordar que la bioimitación no es de ahora. Ya la habían definido los griegos y desde mediados del siglo pasado se ha venido aplicando en la industria. Como no incluir aquí una de las mejores copias que ha hecho el hombre de la naturaleza. El imperio del velcro se basa en la simple observación de especies vegetales como la Xanthium spinosum. Uno de sus muchos nombres populares lo dice todo: arrancamoños
  20. flor 
FUENTE: El Huffington Post 
Miguel Ángel Criado 


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Agustín Luengo, gigante de España

Fotografía de Agustín Luengo, hacia 1850 con su madre
     y una persona no identificada, en su pueblo natal,
                     Puebla de Alcocer (Badajoz) 
Al llegar al circo le recibió la mujer serpiente... En Puebla de Alcocer, donde nació, no le quedaba otra salida que ser objeto de burla permanente. Así que su padre lo vendió por 70 reales, dos hogazas de pan blanco, media arroba de arroz, miel del Alentejo, una garrafa de aguardiente, dos paletas de jamón y un daguerrotipo de los que hacían en la feria. No era un mal trato, pese a que el viejo hubiese querido sacar por él 200 reales. Pero dio con Marrafa, un portugués con más que probadas dotes de negociador, experto en los bajos fondos y ojeador de la fauna universal que recopilaba para su circo luso ambulante.

A Agustín Luengo no le pareció mal el trato. Él solo quería recorrer mundo y dejar atrás las leyendas que exageraban su figura hasta agrandarlo en tres metros, además de pintarlo alimentándose de ratones vivos y durmiendo en el fondo de un pozo seco. 

Él sólo quería —soñaba, más bien, con suerte— llegar a enamorarse…

Eso, si sus 2,35 metros de altura no espantaban a alguna de las mozas que lo contemplaban  esperando encontrar una pilila en consonancia, pero resultaba muy pequeña en proporción con aquel cuerpo, lo que le costó todo tipo de chanzas, aunque no defraudara demasiado en las expectativas.

Ésta es la insólita historia de un gigante romántico a quien las circunstancias dieron un vuelco en los géneros para convertirla en un cuento de terror. Los personajes principales, tiznados con la atracción fatal del claroscuro, son dos. Un monstruo a medio camino entre Frankenstein y el hombre elefante nacido en un pueblo de Extremadura y un científico siniestro, loco, visionario, obsesionado hasta tal punto con el embalsamamiento como manera de alcanzar la inmortalidad que cenaba y sacaba de paseo al cadáver de su hija Conchita vestida de novia.
                                                                                          Molde del cuerpo de Agustín Luengo,
                                                                                           en el Museo de Antropología de Madrid
El primero adquirió su fama en vida, además de como atracción circense, por lo que saltaba a la vista cuando paseaba por la calle. El segundo, don Pedro González Velasco, llegó a fundar el Museo de Antropología de Madrid. A ambos les cruzó el cálculo del azar hasta fundirlos eternamente dentro de la vitrina donde hoy reposan los restos del gigante extremeño, en el museo de la plaza de Atocha. Ahí descansan los huesos de Luengo, junto al molde a tamaño real que le diseñó el doctor Velasco, tal como cuenta, haciendo las veces de guía, Luis Folgado de Torres, autor de El hombre que compraba gigantes. Velasco, nada más verlo, comprendió que entre las extremidades de ese torpe corpachón se escondía su gran sueño. El culmen universal para una carrera que le había llevado a conseguir la cátedra de Anatomía en la facultad de Medicina. Aquel ser humano descalzo que desfiló ante él en una actuación privada organizada por Marrafa para Alfonso XII sería la atracción mundial para su gran proyecto: el museo diseñado por él, inaugurado en abril de 1875.

No tardó en ofrecerle un trato. Su cuerpo muerto en vida a un precio más que generoso: 3.000 pesetas y una condición. Un adelanto de 1.500 en mano y el resto del pago de la siguiente manera: cada día debía presentarse personalmente en su casa a recoger 2,50 pesetas —lo que ascendía a dos jornales de un albañil en la época— hasta que falleciera. Su triste historia cabalga entre las de Frankenstein y el hombre elefante

Luengo no era capaz de alcanzar a comprender lo que para él representaba un chollo. Pensaba vivir bastantes años. Pero el doctor Velasco jugaba con ventaja. Sabía positivamente que su enfermedad —una acromegalia que le impedía detener el crecimiento— acabaría pronto con él.



Con dinero fresco en el bolsillo, Luengo dejó atrás sus días junto a Marrafa. El circo le dio fama. Pero había dos cosas que no le contentaban. La primera, una codiciosa obligación impuesta por el portugués. No le quedaba más remedio que permanecer oculto allá donde pararan para no estropear la sorpresa ni el impacto que debía producir en el público. Y más cuando se exhibía en un país cuya estatura media a duras penas sobrepasaba el 1,50. La segunda respondía a pesares más íntimos: seguía sin encontrar el amor.

En la capital del reino, creía, le sería más fácil. Aunque fuera pagando. Así que dejó atrás una vida rodeada de canguros, carretas, tigres de bengala, enanos que servían de tapadera para el contrabando, piojos en infecciones torrenciales, trapecistas y mujeres más excéntricas que exóticas para aterrizar en otro ruedo ibérico: el Madrid galdosiano y pre esperpéntico de Valle-Inclán.


En dicho escenario, Luengo fue a caer en brazos de la Joaquín, auténtica estrella en el burdel de la Antonia. Pero, más que amor, esta, lo que perseguía, era el bolsillo bien surtido de Luengo, muy generoso con su jornal diario en sus atenciones. Ni el príncipe heredero de Grecia se había gastado tantos cuartos en ella.


El gigante malgastó su adelanto convencido de que así la podría sacar de allí y formar una familia de estatura normal. Pero no hubo modo y, con mal de amores a cuestas, el pobre Agustín parecía un tilo despojado de ilusiones dando tumbos por las calles de Madrid. Para colmo, una tuberculosis ósea le carcomía los huesos sin que apenas nada le calmara el dolor. Solo lo lograba una pócima alucinógena de cornezuelo de centeno que le convirtió en medio yonqui exhibicionista dispuesto a fornicar en plena calle y tirarse el quicio de las puertas, cosa que ocurrió en la Plaza del Conde de Barajas a plena luz del día.

Esqueleto de Agustín Luengo
(Museo de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid)

Una buena mañana sufrió un colapso y murió tirado en una acera. El doctor Velasco ni se enteró. Cuando pudo cerciorarse ya era tarde y el experimento de su embalsamamiento quedó arruinado. Debía hacerlo con el cadáver caliente. No llegó a tiempo. Pese a que se afanó en vaciarlo de carne podrida y dejarlo solo en los huesos, los planes quedaron desbaratados. La pretensión de equipararse a otras piezas de museos europeas se fue al garete. Y con ella, la ambición de dejar atrás las referencias mayas y egipcias en dicho arte también.

 
Del gigante extremeño quedan únicamente los huesos. Sobre la piel, arrancada entonces por Velasco, nada se sabe. Los primeros descansan en su vitrina, el resto quedó durante años guardado en los desvanes del museo. Ahora no hay rastro pese a que allí permaneció hasta los años ochenta. La familia Velasco, propietaria del cadáver y del Museo Nacional de Antropología, tiene la respuesta.

Diario El País - Sección Cultura
Jesús Ruiz Mantilla - 21 jul 2013

 
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Algunas de las investigaciones más curiosas sobre el mundo animal publicadas en la revista Current Biology.

1- La risa no es exclusiva del hombre:


La risa es anterior al hombre moderno. Nuestros antepasados primates ya se reían a carcajadas motivadas por los juegos y las bromas hace 16 millones de años. Para llegar a esta conclusión, investigadores de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) recopilaron 800 grabaciones de bebés humanos y ejemplares de simios (chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas) mientras les hacían cosquillas. Tras comparar las risas, llegaron a la conclusión de que no es un rasgo únicamente humano.


2- Los loros saben bailar:



Los loros pueden bailar gracias a su capacidad para imitar los sonidos, según un estudio de la Universidad de Harvard en Cambridge (Estados Unidos). Solo las especies animales que pueden imitar sonidos parecen capaces de seguir el ritmo, lo que implicaría un vínculo evolutivo entre ambas capacidades. Los investigadores estudiaron a «Alex», un loro gris africano, y a «Snowball», una cacatúa galerita, cuyos bailes similares a los humanos la hicieron famosa en YouTube.


3- La primera araña vegetariana:


Ocho historias de animales sorprendentes contadas por la ciencia

La Bagheera kiplingi, que vive en Sudamérica, es en la primera araña de las 40.000 especies que existen en el mundo en rechazar la dieta carnívora. En vez de devorar insectos, vive casi exclusivamente de brotes de hojas. Del tamaño de una uña, rojiza y peluda, no tiene la necesidad de tejer una tela para atrapar a sus presas. Es más, las hembras incluso han prescindido de la costumbre de comer a sus parejas sexuales inmediatamente después del apareamiento. Como no comen carne...


4- El pulpo que utiliza herramientas:



Una variedad de pulpo (Amphioctopus marginatus) se desplaza con medio coco entre sus tentáculos para convertirlo en un escudo si se siente amenazado. Nunca antes se había descubierto un invertebrado capaz de utilizar herramientas complejas. Las imágenes, filmadas por unos investigadores australianos entre 1999 y 2008, suponen una pequeña revolución en el ámbito de la biología.


5- Un cuervo más listo que el de la fábula:


En la famosa fábula, un cuervo arroja piedras dentro de un cántaro para elevar el nivel del agua y poder así saciar su sed. Es absolutamente real. Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge y de la Queen Mary de Londres dejó ante unos cuervos un tubo con agua, en el cual flotaba un suculento gusano, y unas piedras. Como no llegaban con el pico, los cuervos metieron piedras en el tubo hasta que el nivel del agua subió lo suficiente como para atrapar al gusano.


6- Los elefantes temen a las abejas:


Ocho historias de animales sorprendentes contadas por la ciencia

Investigadores de la Universidad de Oxford descubrieron que los elefantes, a pesar de su tamaño y fortaleza, escapan despavoridos al escuchar la grabación del zumbido que emiten unos animalillos mucho más pequeños: las abejas. El motivo es que estos insectos son capaces de causar dolorosas picaduras en las trompas de los elefantes. Los científicos creen que este sonido podría ser utilizado de forma disuasoria para evitar que estos mamíferos se adentren en los campos de maíz de los agricultores africanos.


7- Los monos capuchinos utilizan herramientas de piedra:



Los monos capuchinos (Cebus libidinosus) que habitan en estado salvaje en las selvas de Brasil utilizan herramientas de piedra como cascanueces. Los simios prueban varias veces las piedras que quieren utilizar para desechar las que no son útiles o pueden romperse y quedarse con las mejores y más duras, que emplean como un yunque y un martillo. Evolutivamente alejados del ser humano moderno, impresiona verlos trabajar.

8- La memoria superior del chimpancé:



Los chimpancés jóvenes tienen una habilidad para recordar números superior a la de los humanos adultos, según una investigación de la Universidad de Kioto. En las pruebas, a los monos se les mostraba varios números del 1 al 9 sobre un monitor de pantalla táctil. Estos números eran reemplazados por cuadrados en blanco y el sujeto de la prueba tenía que recordar qué número aparecía en cada localización y tocar los cuadrados en el orden apropiado. Los chimpancés jóvenes podían retener muchos más números de un vistazo que los humanos.

j. de jorge@judithdj 
madrid - 23/10/2012

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Mamie Smith

Mamie Smith (Cincinnati, 26 de mayo de 1883 - Nueva York, 16 de septiembre de 1946), conocida como la «primera dama del blues», fue una cantante, bailarina, pianista y actriz norteamericana. Como cantante, se movió entre el jazz y el blues y entró en la historia como la primera mujer afroamericana que grabó un disco, en 1920.

Viajó en un espectáculo afroamericano hasta fijar su residencia en Nueva York en 1913. Allí trabajó como cantante de cabaret. Allí conoció al compositor Perry Bradford actuando en el muscial "Made in Harlem" en 1918.


En 1920, OKeh Records planeó grabar un disco con la popular cantante Sophie Tucker con un par de canciones de Bradford. Tucker enfermó y no pudo realizar la sesión así que Bradford convenció a la discográfica a que Mamie Smith ocupara el puesto de Tucker. Smith grabó dos canciones ("That Thing Called Love" y "You Can't Keep A Good Man Down") el 14 de febrero de 1920 con la banda blanca del estudio. La buena actuación de Smith hizo que fuera invitada a realizar más canciones. El 10 de agosto de 1920, Smith grabó otra canción de Bradford "Crazy Blues" (que en 2005 fue elegida como pieza artística de preservación de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos), "It's Right Here For You, If You Don't Get It" y 'Tain't No Fault of Mine". Ésta fueron las primeras grabaciones de blues de una cantante afroamericana y el disco fue uno de los más vendidos del año. Después del éxito de Mamie Smith, las compañías discográficas se lanzaron a la grabación de cantantes negros. Y es que, aunque otros afroamericanos habían grabado anteriormente (como el caso de George W. Johnson a finales del siglo XIX), eran cantantes de color con un gran seguimiento de público blanco. Pero el éxito de Smith radicó en que las compañías empezaron a buscar otras cantantes negras de blues para empezar la época dorada de las cantantes de blues. Además, Smith abrió la puerta a que cantantes negros pudieran grabar en otro géneros que no estrictamente el blues.

Mamie Smith continuó su serie de éxitos para Okeh en la década de los 20. Viajó por todo Estados Unidos y por Europa con su banda "Mamie Smith & Her Jazz Hounds" como parte de su "Mamie Smith's Struttin' Along Review". Fue llamada "La Reina del Blues", aunque poco después Bessie Smith fuese llamada "La emperatriz del Blues".

Mamie Smith apareció en la película sonora Jail House Blues 1929, retirándose inicialmente en 1931. Volvió en 1939 para aparecer en la película Paradise in Harlem, Mystery in Swing, Sunday Sinners (1940), Stolen Paradise, Murder on Lenox Avenue (1941), y Because I Love You (1943).

Datos tomados de Wikipedia La Enciclopedia Libre

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