Un humor negro de raíces hispánicas
No se considera a sí mismo un humorista, sino un dibujante satírico en la tradición de Hogarth, Daumier, Goya y George Grosz. El Roto no es un seudónimo, sino uno de los heterónimos del pintor español Andrés Rábago (Madrid, 1947). Explica Rep: "El Roto, Andrés Rábago, Ops, Ubú, Jonás, son todos heterónimos, distintas maneras de ver la vida y de dibujarla".
Dos ancianos comiendo sopa (Pinturas negras de Goya)
Tal es el título de su libro que salió en 2005 por Círculo de Lectores / Mondadori, en el que recoge 220 viñetas publicadas en 2004 y 2005 en El País, reunidos por su albacea, el escritor Felipe Hernández Cava. Una selección de 43 originales del libro se expuso en el Centro Cultural Círculo de Lectores (España) y luego fue al Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA); ahora está en Rosario. Acerca de sus personajes anónimos, encorvados, casi sin rostro, escribe en el texto de presentación Luis Goytisolo: "El inexpresivo fatalismo con el que semejantes seres se expresan no es ni estadounidense ni británico ni alemán, sino de profundas raíces hispánicas". Visión que corroboró Quino en una mesa redonda sobre su obra.
Joaquín Salvador Lavado Tejón "Quino"
"Cuando uno ve una foto de una plaza de toros, es notable la diferencia entre luz y sombra. Cuando uno está en Madrid se da cuenta de que realmente es así: la sombra es verdadera oscuridad y el sol enceguece. El Roto también es muy así", comenta su par argentino refiriéndose a su eficaz manejo de la tinta negra sobre el papel blanco, un contraste crudo sin matices de gris, "como de foto quemada". Quino formó parte del jurado que le otorgó a fines de 2004 el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos por el conjunto de su obra.
Simbología (Quino)
Junto a sus dibujos sin medias tintas, son característicos de El Roto sus textos. Breves, lapidarios, escritos en el equivalente caligráfico de un tono de voz neutro, desnudan con sarcasmo las contradicciones y complejidades del mundo actual a través de situaciones donde sólo cabe optar por el mal menor: "Una clara alternativa al desastre petrolífero sigue siendo la catástrofe nuclear", dice en uno de sus dibujos. La suya es una mirada cínica en el mejor sentido, es decir: sin concesiones. Logra que el espectador se ría de sus propias desgracias. Éstas nunca son un asunto estrictamente personal sino que El Roto va al hueso, busca la causa de la desdicha individual en los poderes que rigen al mundo. Como en la ley de Murphy o en las novelas de Kurt Vonnegut, en sus viñetas todo lo que progresa sólo consigue ir de mal en peor.
"El humorismo tiene como finalidad más importante provocar la risa. La sátira, la reflexión", resumió una vez el autor. Antes de El País, Rábago ha colaborado bajo sus diversos heterónimos en numerosos medios impresos tales como Hermano Lobo, El Independiente o la revista Ajoblanco. Además de Vocabulario figurado, publicó los libros Los hombres y las moscas (1971), La cebada al rabo (1975), Bestiario (1989; edición aumentada, 2002), De un tiempo a esta parte (1991), Habas contadas (1994), La memoria del constructor (1998), La visita inesperada (1998), El fogonero del Titanic (Temas de hoy, 1999), El pabellón de azogue (Círculo de lectores / Mondadori, 2001), El guardagujas (2003), El libro de los desórdenes (2003; versión inglesa, 2006) y El libro de los abrazos (2004).
¿Y por qué El Roto? Casi porque sí: "Como me salía un dibujo así, muy roto, pues El Roto", explica Rábago, con una ligereza un tanto decepcionante. Pero Rep especula y profundiza: "a mí, a veces, se me ocurre que El Roto no es otra cosa que un anagrama de El Otro".
FUENTE: pagina12.com.ar
Beatriz Vignoli
20/03/2007
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