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25/8/17

LA PALOMITA ESA...

...ya tiene que usar chaleco antibalas.
 ¡Mira que se lo han puesto difícil!
Citizen Plof

23/8/17

¿POR QUÉ NOS ODIAN?

El terrorismo de los estados guardián


En Barcelona, la patria de todos y todas, lloramos doblemente el dolor de las pérdidas, de los heridos, de los tristes y desconcertados turistas y ciudadanos.

Porque en Barcelona en 2003 se celebró la más grande manifestación contra la guerra de Irak de toda Europa. Salimos a las siete de la tarde y regresamos a la una de la madrugada, cuando se leía por enésima vez el manifiesto y los helicópteros seguían volando encima de las multitudes que abarrotaban las calles, las avenidas, las plazas, desde hacía seis horas, y que no querían regresar a su casa sin haber dejado constancia de que Cataluña se oponía rotundamente a que ninguna guerra asolara el mundo.

Ya sabemos que no nos hicieron caso. Ya sabemos que a la destrucción de Afganistán –el país mártir- comenzada en 1978, cuando su gobierno se atrevió a declararse socialista con el apoyo de la URSS, y que, entonces, la CIA armó y entrenó a los talibanes para destruirlo, siguió la de Irak, de Libia, y de Siria, objetivo ansiado desde decenios atrás por EEUU. Se olvida pronto que Reagan lo calificó de "Axis of Evil" (Eje del Mal).

En rojo, los países considerados El Eje del Mal (todos aquellos no capitalistas)

“¿Qué es lo más importante para la historia del mundo?  ¿El Talibán o el colapso del imperio soviético?” Es la respuesta de quien fue el asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, a la pregunta de la revista francesa Le Nouvel Observateur (del 21 de enero de 1998) sobre las atrocidades que cometen los yihadistas de Al Qaeda, escribe en Público la periodista y politóloga Nazanin Armanian, desvelando una vez más el origen del terrorismo que ahora nos estremece. La financiación y organización de los talibanes por la CIA, con la colaboración de Arabia Saudí y Qatar,  para librar la guerra solapada contra la URSS.

De aquellas inmensas y exitosas manifestaciones contra la guerra de Irak y antes contra la OTAN, no queda apenas recuerdo en la población española. Cuarenta, treinta años más tarde, una generación ha desaparecido, otras son ancianas, las jóvenes ignoran todo de la historia anterior. Pero como dice el conocido adagio, "quien olvida su historia está condenado a repetirla" y por tanto los horrores que estamos viviendo estos días, y que comenzaron en 2004 con el atentado de los trenes de Madrid, son la consecuencia lógica de cómo las potencias democráticas” se organizaron para acabar con el imperio soviético y los países de sus áreas de influencia. Porque la creación del terrorismo islámico fue obra de las democracias occidentales.

Esas potencias, comenzando por EEUU, con la inestimable cooperación del Reino Unido, Francia, Alemania y hasta España, sumada a la coalición para que constara que como en tiempos de Franco seguíamos siendo el “centinela de Occidente” –se ha olvidado que la primera guerra del Golfo la aprobó entusiasmado Felipe González, declararon la guerra a Irak. Esa guerra se libró del 2 de agosto de 1990 al 28 de febrero de 1991 por una fuerza de coalición autorizada por las Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República de Irak, en respuesta a la invasión y anexión iraquí del Estado de Kuwait.

Mosul - Irak

De aquella guerra Irak, un país próspero y el de mayor tolerancia religiosa e igualdad entre hombres y mujeres de la región, salió destrozado. Era el prólogo para lo que sería su destrucción en 2003. Y después la invasión de los demás países de la zona que han acabado en ruinas.

Ciertamente a las poblaciones europeas, blancas y bien alimentadas, no estremecen los atentados que todos los días cometen los diversas facciones fanáticas del ISI, el Daesh, o como se quieran llamar, en Afganistán, Irak, Siria, Sudán, Yemen, donde en un solo día se amontan cientos de cadáveres, y cuyos Estados fallidos no podrán garantizar en decenas de años la construcción de una sociedad mínimamente organizada y civilizada..

Pero las poblaciones europeas, blancas y bien alimentadas, nos horrorizamos solamente cuando los muertos son nuestros: es decir, o ciudadanos o turistas que vienen a gastar su dinero en nuestros territorios. Fuera de ellos solo existen las tinieblas exteriores. Y se escandalizan de que semejantes fanáticos se atrevan, cuchillo o furgoneta en mano, a atacar a los pacíficos y democráticos  ciudadanos europeos, que no nos metemos con nadie.


Una madrileña me decía esta mañana, cuando se difundió la noticia de un atropello en Marsella -que inmediatamente se atribuyó al terrorismo para alimentar el pánico en que viviremos a partir de ahora- que ella los mataría a todos. Cuando le repliqué que los verdaderos culpables son los que organizan las guerras en esos países, se quedó tan desconcertada que no supo que contestar. En su vida, ya no corta, jamás había oído que hubiese guerra en Oriente Medio y aún menos que semejante tragedia nos concerniera.

Precisamente por eso, precisamente porque a las poblaciones europeas, blancas y bien acomodadas, no les importa que medio planeta se encuentre asolado por las contiendas y las hambrunas que organizan sus democráticos gobiernos, es por lo que aparecen los "vengadores" de esas tragedias, y se lanzan a atropellar o acuchillar a los pacíficos paseantes de las Ramblas de Barcelona, o de Niza, o de Bruselas o de Londres.

Resulta ridículo, si no fuera miserable, que los comentaristas que todos los días opinan en los medios de comunicación españoles nunca se refieran a la situación de guerra continuada que mantienen las potencias occidentales en el Medio Oriente. Solamente hablan de la radicalización de los musulmanes terroristas en los pacíficos países que los han acogido. Desde los tertulianos y periodistas que criminalizan a todos los que practican la religión islámica, pidiendo una nueva Reconquista, hasta los que, más comprensivos, se preguntan ingenuamente qué ha llevado a esos muchachos, nacidos o educados en España, a comprar explosivos para hacerlos estallar contra sus conciudadanos o a conducir coches y esgrimir cuchillos asesinos.


Ninguno de los opinadores se ha atrevido a recordar que Arabia Saudí es la principal fuente de financiación de las células islámicas terroristas al que España le vende toda clase de armamento, y que los reyes de nuestra Casa Real se abrazan ritualmente al tirano de Salman bin Abdelaziz, que hoy gobierna su país como en la época de los patriarcas del desierto. Supongo que para negociar  mejor las comisiones que reciben.

Ninguno de los opinadores, y mucho menos nadie del gobierno catalán, ha expresado algún malestar porque esa satrapía medieval de Qatar, igualmente soporte del terrorismo islámico, financie el Club de Fútbol Barcelona, el mítico Barça, aquel al que el indiscutible referente de la izquierda, Manuel Vázquez Montalbán, llamaba “más que un club”. Y ciertamente lo es, sobre todo un negocio. Un negocio que no tiene ningún escrúpulo en hacer que sus jugadores exhiban en el mundo entero la camiseta con el nombre de Qatar.

Ninguno menciona aún el drama palestino, que es el origen de la hegemonía israelí y la decadencia del mundo musulmán. Porque el alimento ideológico que los medios de comunicación nos suministran diariamente consiste en reducir el fenómeno terrorista a las proclamas de unos cuantos imanes fanáticos que han infectado a otros cuantos jóvenes desquiciados.

Muro israelí en Cisjordania (Palestina)

Este mensaje, mil veces repetido, es eficaz para tener aterrorizados a los buenos europeos, inocentes, que incluso, con toda ingenuidad, han dado asilo a los islámicos criminales. Se trata de convencer a la ciudadanía de que es preciso aumentar los recursos para la seguridad: presupuesto del Ejército, contribución a la OTAN, incremento del número de policías, compra de armamento; que asuma la reducción de los presupuestos sociales a favor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que nos defienden del terrorismo; que olvidemos la tragedia del Medio Oriente y no nos planteemos nuevamente las olvidadas luchas por la Paz. Y que se recrudezca la represión policial y política sin protesta alguna. 

Ni una sola voz se ha alzado contra la actuación de los policías que tiran a matar cuando creen haber localizado un terrorista. Por el contrario, hoy se menudean las fotos de mujeres abrazando a los Mossos después de que abatieran a los perseguidos de Cambrils. Siempre es mejor que el sospechoso calle para que no pueda contar lo que a los servicios de inteligencia no interesa. Sobre todo dada la inoperancia que han demostrado en la vigilancia de aquellos que estaban organizando los atentados.

Porque ya se sabe que a los supuestos terroristas hay que matarlos por las calles antes de que hablen, aún sin haberlos condenado.


FUENTE: publico.es
La verdad es siempre revolucionaria
Lydia Falcón
Madrid - 21/08/ 2017


Este ciudadano lleva años preguntándose lo mismo: ¿Por qué siempre acaban matando a los que ejecutan los atentados? y sin embargo cogen vivos a otros mindundis (el que alquiló el piso, el el que alquiló coche, el que compró el móvil...) que nada o casi nada pueden aportar sobre los entresijos terroristas. Y es que si los autores materiales, al verse acorralados, se inmolaran, pues tendría hasta cierta lógica, pero que no lo hagan y que nunca pillen a uno vivo, herido al menos, para poder tirarle de la lengua, da mucho que pensar. Tal vez porque si alguien jala con firmeza de ese hilo del terrorismo internacional, podría enredarse en muchas, muchísimas manos que aparentan ser pulcras e impolutas, a lo largo y ancho del planeta.

8/6/17

¡PELIGRO DE HAMBRUNA!

Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen se encaminan peligrosamente hacia la hambruna


Cuatro países situados entre África Central y Oriente Medio —Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen— se encuentran en riesgo de inanición a causa de los conflictos bélicos y la sequía / REUTERS

Cuatro países situados entre África Central y Oriente Medio —Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen— se encuentran en riesgo de inanición a causa de los conflictos bélicos y la sequía. Dos partes de Sudán del Sur ya han sido declaradas oficialmente "bajo hambruna" por Naciones Unidas y otra región está a punto de alcanzar esta consideración.


Las catástrofes naturales y la inestabilidad política han desembocado en situaciones de vulnerabilidad e inseguridad alimentaria para gran parte de la población de estas regiones. Además, "las medidas para proteger a los grupos vulnerables de la población y mejorar los medios de vida han sido difíciles de aplicar o ineficaces", explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en un informe.


La escala de Clasificación Integrada de las Fases de Seguridad Alimentaria (CIF), un estándar elaborado por diversos organismos internacionales, incluye cinco categorías de escasez de alimentos de las cuales la hambruna es la más grave. Esta clasificación define la hambruna como una situación en la que uno de cada cinco hogares sufre "escasez extrema de alimentos" y la población padece una "mortalidad significativa", al menos dos muertes al día relacionadas con el hambre por cada 10.000 personas.



Además de la hambruna, la escala del CIF describe las situaciones de "emergencia humanitaria", "crisis aguda", "seguridad alimentaria límite" y "seguridad alimentaria general", en orden descendente de gravedad.

Cronología de las grandes hambrunas desde 1950 / REUTERS

La última hambruna se declaró en Somalia, en el año 2011, donde se estima que murieron más de 260.000 personas por inanición a causa de la falta de lluvia y la guerra civil. La situación no ha cambiado mucho desde entonces, ya que, en la actualidad, gran parte del país se encuentra en estado de "emergencia" o "crisis" alimentaria.


La emergencia alimentaria generalizada en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria, es una consecuencia directa de la insurgencia durante seis años del grupo terrorista Boko Haram, que llegó a controlar un área del tamaño de Bélgica.


En Sudán del Sur, la nación más joven del mundo, la principal causa de la escasez de alimentos es la lucha producida entre el gobierno y las tropas rebeldes desde mediados de 2013, que ha impedido tanto la siembra como la cosecha de cultivos. Hasta ahora, más de 3 millones de personas —una cuarta parte de la población— se han visto obligadas a huir del país.


Los países africanos han sufrido dos terceras partes de las hambrunas declaradas desde la década de los sesenta, con especial incidencia en África Oriental. El resto de hambrunas han sido declaradas en Asia.


Los principales desencadenantes del hambre en el mundo han sido los conflictos bélicos. Sin embargo, la hambruna más devastadora tuvo lugar en China, entre 1959 y 1960, durante el Gran Salto Adelante, una campaña del Gobierno hacia la industrialización y la colectivización que provocó una desastrosa caída de la producción agrícola. Se calcula que murieron 32 millones de personas.


FUENTE: publico.es 
Madrid - Agencias 
05/06/2017


Sin comentarios. 

Las imágenes 
hablan por si solas.

3/4/16

NINGÚN EJÉRCITO


Sin embargo, para tratar de justificar sus invasiones militares, las disfrazan de ayudas humanitarias, y sin soltar las armas en ningún momento (recuerden que están invadiendo un país ajeno y para sus ciudadanos son el enemigo) mandan a nuestros hijos que, con grave peligro para su integridad física, en un estado de angustia y estrés permanente, esperando un disparo o una explosión en cualquier instante, ayudan a levantar viviendas, escuelas, hospitales... todo aquello que, previamente, les habíamos destruido. Es por ello que, a pesar de su labor, parte de la población no deja de considerarlos invasores y, en cuanto puede, los combate.

Ciudadano Plof

25/1/16

MALVADOS POR LA GRACIAS DE DIOS

Como escritor y como lector siempre me han fascinado los villanos. Hitchcock decía que una película era tanto más eficaz cuanto más convincente fuese su villano. Quizá el mejor de los suyos sea el estrangulador de Frenesí, el simpático frutero que protagoniza la violación más desagradable del cine. En Moby Dick Melville le ofreció el papel de villano a un cachalote hasta que comprendió que el capitán Ahab daba más juego. 

Moby Dick

Cormac McCarthy los combinó a los dos en la escalofriante figura del juez Holden, el todopoderoso genocida de Meridiano de Sangre que viola y asesina niños, masacra indios y luego toca el violín. El peor malvado de los míos, que yo recuerde, es Boris, el pederasta ucraniano de Punto de Fisión que se recauchutó la cara intentando parecerse a Lenin y enviaba chavales a la ciudad fantasma de Pripyat para recuperar objetos valiosos que las familias se habían dejado olvidados tras el accidente nuclear de Chernobyl.


Sin embargo, ninguna de esas creaciones puede compararse, ni siquiera de lejos, con el Jehová del Antiguo Testamento, un mandamás irascible, caprichoso y violento que lo mismo ordena devastar una ciudad que mata a todos los primogénitos de Egipto. Resulta cuando menos curioso que un Dios que ama tanto a sus criaturas decida castigar a Job arruinando su salud, arrasando sus tierras, matando sus ganados, sus criados, su mujer y sus hijos, sólo por ganarle una apuesta al diablo. La historia del pobre Job explica por sí sola muchas miserias y contradicciones de la cultura judeocristiana y de la psique occidental. Causa pasmo repasar las explicaciones peregrinas que han dado los teólogos para dar a esta prodigiosa y sádica fábula un contenido moral.

La cólera de dios

Borges advirtió con toda la razón que el realismo sólo es “una rama menor de la literatura fantástica”. Qué decir entonces de la Biblia, del Corán, del Bhagavad Gita o de cualquier otro tratado religioso, que se han leído y se siguen leyendo como irreprochables guías de conducta. Sólo desde esa ciega y remota atalaya (la voz de Dios) se entiende que surgan aberraciones como el Daesh (anteriormente conocido como ISIS) o el mucho menos publicitado e igualmente terrorífico LRA, el Ejército de Resistencia del Señor, la organización terrorista cristiana de Uganda que lleva en danza casi tres décadas, que usa miles de niños como esclavos sexuales y guerreros suicidas y cuyo líder, el visionario Joseph Kony, hace que el ficticio juez Holden parezca un hippie calvo.

Joseph Kony

Estos días el Daesh ha confirmado la muerte de "Jihadi John", el cobarde matarife del rostro velado que degollaba periodistas arrodillados como si fueran corderos. A los dioses, incluidos los dioses únicos del monoteísmo, siempre les han complacido los sacrificios humanos. “Si Dios no existe, todo está permitido” es una célebre cita falsa de Dostoievski que adultera un pasaje bastante más complejo de Los hermanos Karamazov. No hace falta ser un genio para dar una vuelta a la frase y llegar a la misma conclusión que llegó Zizek, es decir, que no sólo es la fe en Dios sino el delirio de creerse su instrumento en la tierra los que santifican cualquier barbarie. 

 
 "Jihadi John"

En octubre de 2005, otro iluminado, George W. Bush anunció al mundo: “Dios me pidió acabar con la tiranía de Irak”. Y en ésas estamos, de vuelta a la Edad Media, consultando libros sagrados y modernizando las guerras de religión. Para que luego digan que la literatura no sirve para nada.

George W. Bush

FUENTE: publico.es
Punto de Fisión
David Torres
21/01/2016