Queridos mayores: os escribo porque, una vez más, volvéis a ser decisivos para nuestro futuro.
Este domingo, elegimos al gobierno que gestionará aspectos cruciales de nuestra vida en los próximos años. Votamos, tras estos años tan duros, para decidir si estamos en el camino correcto o si queremos hacer las cosas de otra manera. Las encuestas dicen que lo mejor a lo que podemos aspirar es seguir como estamos hasta ahora.
Cuando leáis estas líneas, no quiero que penséis que os escribo con arrogancia. Sé que he podido estudiar, educarme, formarme, disfrutar, divertirme y tantas otras cosas buenas gracias a vuestro trabajo. Nos habéis criado, nos habéis alimentado, nos habéis cuidado y habéis hecho todo lo posible porque todo nos fuera bien en la vida. Pero os quiero pedir que reconsideréis si de verdad vamos bien. Os pido que penséis en cómo hemos llegado a la situación en la que estamos.
Llevamos ya muchos años de crisis y los habéis sufrido igual que nosotros. Puede que incluso más que nosotros. A muchos os cuesta llegar a final de mes porque tenéis una pensión que no os da para vivir. Muchos otros no estáis en esta situación, pero os habéis tenido que encargar de vuestros nietos para que vuestros hijos puedan estar todo el día trabajando. Otros habéis tenido que arrimar el hombro con vuestras pensiones porque los vuestros están en el paro. Son muchos los casos, pero estoy seguro de que, de una forma o de otra, a la inmensa mayoría no os ha pasado desapercibida la dureza de la situación que vivimos.
Este domingo, cuando metamos la papeleta en la urna, no sólo estamos dando un voto a un partido. En esta ocasión la cita electoral es mucho más. El próximo domingo con nuestro voto estaremos decidiendo cómo viviremos las próximas décadas. Escogeremos entre repartir el empleo, de forma que las generaciones jóvenes puedan trabajar y aspirar a una vida digna en nuestro país, o que vosotros prolonguéis vidas laborales que ya han sido larguísimas, sacrificando vuestro merecido descanso. No sólo es justo, también es más racional, que nos demos la oportunidad de intentar hacer las cosas de otra manera.
También os quiero pedir que no tengáis miedo a un cambio, porque es precisamente eso lo que necesitamos. Lo más arriesgado, en esta situación, es seguir profundizando las mismas políticas que nos han empobrecido. Ya tenemos la prueba de algunos ayuntamientos como el de Madrid, Barcelona, Zaragoza o Cádiz. Estos casos demuestran que las cosas se pueden hacer de otra manera, priorizando los derechos y las condiciones de vida de la gente corriente.
Puede que hasta aquí, todo lo que os diga os suene a propaganda. Dejadme entonces que os hable de mí. Yo siempre discutía de política con mi abuelo, casi hasta el punto de hacernos daño con nuestras palabras. Creedme que sé lo difícil que sería convencerle a él de todo esto y lo difícil que es convenceros a vosotros con esta carta. Pero sé que hay una posibilidad. Lo sé porque, a pesar de todo lo que nos diferenciaba y todo lo que nos separaba, siempre teníamos algo en común: queríamos que los nuestros estuvieran lo mejor posible. Por eso creo que os puedo convencer. No leáis la propaganda, no os agarréis a números que han torturado hasta que digan lo que ellos quieren: mirad a vuestro alrededor, ved cómo están las cosas y quién nos ha traído hasta aquí.
Yo voy a votar a Podemos porque creo que con ellos en el Gobierno habrá una oportunidad de tener una vida digna. Pero no os voy a pedir el voto. Solo os voy a pedir que reflexionéis. Que miréis a los que más queréis, que veáis en qué situación se encuentran. Resulta lógico que apostemos por un cambio que abra mejores posibilidades para todos.
Muchas gracias mayores.
FUENTE: publico.es
Asaltar los suelos
Carlos Huerga
15/12/2015
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