Nos cuenta este honesto e imparcial periódico que “el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), el mayor lobby formado por empresas españolas, decidió el lunes suspender la reunión que tenía prevista para este martes tras considerar que era posible que la reunión se malinterpretara tras los resultados de las elecciones”. O sea, que nuestros empresarios del Ibex 35 hoy no comen juntos angulas para evitar que el pueblo se entere de lo que piensan, de lo que maquinan y de lo que callan.
César Alierta
A mí lo que diga sobre las elecciones de este 20 de diciembre el Consejo Empresarial para la Competitividad es que me tiene en un brete. No soy capaz de pensar en otra cosa. Como todos sabemos, los chorizos que se levantan 1,8 millones de euros prescritos son la gente que sabe de economía. Adónde va a parar, que decimos los gallegos. A cualquiera le preocupa mucho más lo que piense sobre el fututro de su país un chorizo de 1,8 millones de euros que un puto obrero con su mísera hipoteca, o una asquerosa limpiadora de escaleras con su jornada partida, o un joven investigador español en Groenlandia.
O sea, que no se me levantará hasta que el Consejo Empresarial para la Competitividad me diga que no está intranquilo con el resultado de estas elecciones. Como todo el mundo sabe, la democracia consiste en que el sufraguista vote para que el Consejo Empresarial para la Competitividad permanezca tranquilo. Yo, cuando voto, no pienso en otra cosa. Aunque, cuando me pongo histórico, me asalta una pregunta: ¿cuántos judíos votaron a Adolf Hitler en 1933?
El Consejo Empresarial para la Competitividad se muestra poco competitivo tras el 20-D. Y es noticia que este tan exclusivo órgano nos importe un carajo a los españoles. El cambio político no debe consistir en escuchar lo que esos simpáticos explotadores digan o no digan. El cambio sucederá cuando a estos tíos les diga el pueblo cuándo deben hablar y cuándo callar. Que sigan callados es una buena señal. Y es significativo que anden gritando por ahí que están callados. Nunca nadie había inventado un silencio tan ruidoso.
Yo creo que es muy hermoso ese silencio chillón del Consejo Empresarial para la Competitividad. Presidido por un chorizo de prescrito delito. El silencio de esta gente hace tanto ruido para intentar acallar lo que grita el pueblo. César Alierta y su organismo no están callados. Lo que pasa es que no se oye su risa sobre los 1,8 millones de euros que nos ha robado, solo él, personalmente. Mañana os hablaré de lo preocupadísimo que me tiene la reacción de los mercados. Esa entelequia del miedo. Esos angelitos. Cuando asustamos al poder, él siempre reacciona metiéndonos más miedo. Y no le sale demasiado mal. La cobardía es gratis. El miedo cuesta publicidad en las televisiones y en los periódicos. Y los pobres nunca tenemos suficiente cash para comprar nuestro miedo o nuestra valentía. En eso nos ganan siempre. O casi siempre.
FUENTE: publico.es
Rosa y espinas
Aníbal Malvar
23/12/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario