- Le he dicho a mi mujer que ella no es nadie para juzgar a mis amigos, ni para contar las cervezas que me bebo, y que estoy en mi legítimo derecho de irme de juerga con quien me dé la gana. - ¡Que huevazos tienes! ¿Y qué te dijo? - Que dejara de murmurar entre dientes...
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