Hay cosas en esta España que siempre me pillan en paños menores. Y esta mañana fue la polvareda levantada en torno a la pitada inflingida al himno nacional, por gran parte de la hinchada catalana, durante la final futbolera de la Copa del Rey.
Vamos a ver: ¿cómo se puede aducir que una pitada a la Marcha Real sea un acto violento y anticonstitucional? ¿Y dejar a cientos de familias sin un techo que las proteja, no? ¿Y robarnos el dinero a espuertas, tampoco? ¿Y desmantelar lo público para enriquecer a sus amigotes, ¡eh!? ¿Y molernos a palos cuando nos echamos a la calle a rinvidicar nuestros derechos... y los suyos (los de los que nos dan estopa)?
¿Dónde dice la constitución española que no se pueda pitar al himno nacional, al Rey, a los miembros de la Casa Real o al Gobierno en pleno?... ¿Dónde?
Que puede ser considerado una falta de respeto. Sin duda, pero digo yo, que si la gente pita, no será por moda, ni por gusto, ni por capricho; algún motivo habrá para ese descontento. ¿O es que el pueblo no tiene derecho a manifestar su malestar, en libertad, cuando lo considere oportuno? Pues vaya una democracia...
En este país hay muchísimas cosas graves e importantes pendientes de solucionar, para que el gobierno ande ahora rompiéndose el culo por un "sílbame allá ese himno", intentando freir un pollo que, tarde o temprano, terminará salpicándonos a todos.
¡Por favor! sean coherentes al menos por una vez. Dénse cuenta de que solo es...
¡¡¡fútbol!!!
Así que déjense de pollabobadas y dedíquense a solucionar los asuntos verdaderamente serios que nos acucian.
Ciudadano Plof
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