12/6/15

NORMAS ABSURDAS

Les voy a contar una anécdota que le aconteció a mi alter ego, hace algunos días, en el Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria, aquí en esta ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Es de esas historias que, como diría la difunta abuela Melania, son “para mear y no echar gota”.

Había acudido a dicho centro hospitalario como acompañante de un amigo al que le iban a realizar una pequeña intervención ocular.


Pues mientras lo atendían, aprovechó para salir a tomar un poco de aire; así que, apoyado en un muro bajito que, en esa zona, delimita el perímetro exterior del recinto, se dispuso a contemplar la magnífica vista que desde allí  se vislumbraba. Pero apenas llevaba dos minutos disfrutándola, cuando un guardia de seguridad vino a llamarle la atención:

- Caballero. No puede estar aquí.

- ¿Cómo?... Preguntó.

- Que está prohibido permanecer en esta zona.

 

Confundido, miró a su alrededor: estaba de pie sobre la acera, justo frente a la cafetería, con la carretera interior por un lado (la que se ve en la fotogafía superior) y un solar vallado, que linda con la autopista, por el otro y... le entraron unas ganas tremendas de reír, pero haciendo un ímprobo esfuerzo, se limitó a esbozar una mueca y alejarse de allí.


No se lo podía creer: ni obstaculizaba el paso, ni ensuciaba, ni molestaba a nadie, ni hacía fotos comprometidas de las instalaciones, ni tapaba la luz de la mañana, ni… ¡sólo miraba!


Y entonces se preguntó a si mismo, quiénes inventarían normas tan absurdas (cada día más), y para qué coño servirían.


¿Serán para joder?

Ciudadano Plof


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