La
Fiscalía española pide 74 años de cárcel a 14 energúmenos por su
participación en los terribles desórdenes que se produjeron en aquella
manifestación del 15 de mayo de 2011, y que es el germen de Podemos, del
Partido X, de Guanyem y Ganemos, de las mareas blancas y verdes y
multicolores, de las libertades guiando al pueblo de las Femen patrias
y, en resumen, de lo único limpio que ha sucedido en España en muchos
años.
Todo esto sucede mientras las portadas de los informativos están copadas por el ébola y por Artur Mas, cada uno con sus respectivas virulencias. Pero yo considero que estos convictos del 15-M no van a pasar tan desapercibidos como se pretende. Ayer mismo Izquierda Unida le plantó dos interesantes preguntas a la Eurocámara: “¿Cree la Comisión que este tipo de actuaciones –la de la Fiscalía– no tienen relación o consecuencias respecto a la creciente desconfianza hacia las instituciones y descrédito de la política?”; “¿Cree la Comisión que la Fiscalía española está vulnerando las libertades individuales y los derechos civiles al querer encerrar en prisión a ciudadanos de un Estado miembro por el mero hecho de protestar?”.
Ítem más: “La actuación de la Fiscalía, pidiendo unas penas desmesuradas que en total suman 74 años de cárcel, es un paso más del Régimen del 78 para criminalizar y amordazar a la ciudadanía. Sin embargo, los actos de represión que se vivieron el 15 de mayo de 2011 dieron un impulso clave al Movimiento 15M y por más que sigan intentando acallar a la sociedad, la ola del cambio hacia un proceso constituyente es hoy imparable […]La Comisión europea tiene otra oportunidad de demostrar si pretende ser una institución del lado de la ciudadanía o, si por el contrario, continúa siendo un ente que trabaja para aquellos poderes que controlan nuestros estados y gobiernos y nos usurpan la soberanía y los derechos más fundamentales”.
Lo de que estos 14 tíos y tías no son culpables de nada lo sabe hasta la manguera del garaje del Jaguar de Ana Mato. Al lado de estos 14, Sacco y Vanzetti eran un par de inocentes aficionados. En España solo confía en la separación de poderes el que aun cree que las mejores croquetas del mundo son las que prepara mamá. Y esta petición de penas cósmicas por un par de contenedores quemados y las lesiones sentimentales de un policía enamorado de la perroflauta a la que golpeó, nos trae a la memoria el dulce aroma a uñas arrancadas, pezones quemados y testículos aplastados de la añorada Brigada Político Social. Pero en cool. Los tiempos y los modales cambian, las imputaciones falsas no. Y eso es lo que viene a corromper un poco más nuestra democracia, que es lo que denunció ayer en Estrasburgo la eurodiputada de Izquierda Unida Marina Albiol.
Lo de la represión policial contra el 15-M puede hasta ser considerado educativo, pues a ningún joven le viene mal haber corrido alguna vez delante de un policía, como Esperanza Aguirre. Pero lo de la represión judicial ya toca epidermis más delicada. Porque es la última coraza del ciudadano.
Aquel
15-M no pasó nada reseñable. No hubo muertos ni grandes daños
materiales. Nadie le pegó un ladrillazo a otro vecino. Ni se le echó sal
a los tiestos de los balcones de las pensiones baratas. Los destrozos
del 15-M se pueden comparar a los que infligieron los púberes cristianos
a Madrid el Día de la Juventud de aquel mismo 2011: algún vómito
místico en Gran Vía, algunos millares de condones escasamente ecuménicos
(lo sé por un jardinero del Retiro), contenedores quemando incienso,
colapso celestial de las redes móviles…
FUENTE: publico.es
Rosa y espinas
Aníbal Malvar
15/10/2014
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