Lo primero, en Vox no lo aceptarán nunca, pero de lo segundo sí que no les va a caber ninguna duda
Me pregunto si Ciudadanos volverá a ir a la cabalgata del Orgullo Gay este año.
Me pregunto si Albert Rivera querrá seguir "liderando" la lucha feminista.
Me pregunto si se unirán a la manifestación del 8M, como hicieron el año pasado.
Aspecto de la manifestación feminista del 8M de 2018 a su paso por la calle de Alcalá de Madrid /
Juanlu Sánchez
Juanlu Sánchez
Me pregunto también si seguirán reflotando el tema de la gestación subrogada, ahora que necesitan tener contentos a quienes, dios mediante, no pueden aceptar todo lo anterior.
Me pregunto por qué luchan los votantes de Ciudadanos y el propio partido. Me pregunto cuál es su principio irrenunciable, más allá del capital.
Me pregunto qué tipo de gimnasia mental estarán haciendo quienes apoyan a la formación naranja, los del "cambio tranquilo", para justificar que hayan metido en el poder al franquismo.
Me pregunto si en las próximas municipales volverán a pactar con ellos, con los del medievo, como apunta Villacís. Quizás ya no tengan ningún dilema con ir o no al Orgullo porque directamente consigan que no se celebre ese día.
Puede que lo deroguen para crear un nuevo evento, cambiándole el nombre, como han hecho con la Ley de Memoria Histórica en Andalucía. Quizás prohíban el Día del Orgullo Gay y lo llamen "Orgullo Hetero".
Me pregunto hasta qué punto, un partido que se llamaba centrista, se adapte a las exigencias de una formación de extrema derecha cuyo programa se basa en derogar leyes de igualdad.
¿Cuánto más desoirían a sus homólogos europeos? ¿Hasta dónde retorcerían la retórica para blanquear el cadáver del franquismo que se ha instalado en el Gobierno andaluz y que promete hacerlo en el resto de España?
Me pregunto si, llegado el caso y con tal de coger sillones en el Gobierno, legislarían con Vox para hacer realidad los sueños de estos: que sea legal difundir datos de personas migrantes y así poder expulsarlas; que sea legal derogar leyes como la Ley de Violencia de Género, apuntaladas por el Tribunal Supremo: que sea ilegal decidir sobre nuestro cuerpo y abortar.
Me pregunto cómo, progresivamente, van a ir sus votantes justificando cada atropello que se cometa contra los más vulnerables, contra los ideológicamente opuestos.
Lo único que sé a ciencia cierta es que el feminismo de clase y antirracista es el último bastión contra la mancha de votos que se avecina. Lo único que tengo seguro, es que si salvamos el culo, va a ser por el genio, la fuerza y la imbatibilidad de las mujeres feministas.
No me estoy preguntando nada que no sea factible es un futuro próximo. No me estoy preguntando nada que no haya pasado en otros países con la llegada del fascismo. No me estoy planteando ninguna distopía imposible. Ni yo ni todas las que andamos en estas desde diciembre.
Somos peligrosas para ellos, y lo saben. Por eso Ciudadanos intentó aplacarnos en el pasado hasta que desistió. Por eso Vox arremete contra nosotras con esa fiereza machista. Estos últimos no van a desistir, porque a diferencia de Ciudadanos tienen algo más intocable que el capital: Dios.
Ese Dios medieval al que hay que temer. Ese Dios furioso contra infieles. Ese Dios misógino, como todos los dioses. Ese Dios con el que cree que van a encontrarse cuando mueran y al que tendrán que dar explicaciones. No sólo tienen miedo a las feministas, tienen miedo a su propio dios.
La diferencia es que Dios no existe y las feministas sí. Vox no aceptará nunca lo primero, pero de lo segundo sí que no les va a caber ninguna duda.
FUENTE: eldiario.es
Barbijaputa
10/01/2019
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