EEUU siempre ha tenido el temor de no lograr mantener dos guerras a la vez. En el entusiasmo del consenso logrado para invadir y destruir a Afganistan – chivo expiatorio de los atentados a las Torres Gemelas, para librar de responsabilidades a Arabia Saudita, su aliado carnal -, el Gobierno norteamericano se lanzó, en ese momento solo con el apoyo de Reino Unido, a invadir y a destruir el país de la mas antigua civilización del mundo, Irak. Media década después, todavía continúan allí. No han logrado salir de ninguno de los dos países, a pesar de haberlos destruido.
Ahora, Donald Trump, que dirige el Imperio por twitter, dio dos declaraciones explosivas, a su más puro estilo. Dijo que Corea del Norte será victima del mayor y brutal ataque que el mundo ha conocido y, no contento con ello, de que contempla la posibilidad de una “solución militar” en Venezuela.
La Agencia Reuters dijo que hay una vía de comunicación directa y secreta entre Corea del Norte y los EEUU, una especie de teléfono rojo o amarillo. El New York Times alineó las razones por las cuales EEUU no se meteria con Venezuela: perdida de ganancias de empresas petrolíferas norte-americanas, mayor costo al tener que importar petróleo de otros países mas lejanos, además de las reacciones, que generarían mayores apoyos al Gobierno venezolano.
Pero Trump ya ha jugado con apretar el botón de la guerra, bombardeando a Siria y a Afganistán. Le gustó y tuvo apoyos dentro y fuera de EEUU, después de la operación de algunos medios sobre las crueldades que el gobierno de Assad habría cometido y que llevaron a Trump casi a las lágrimas. No fue necesario nada de ello para tirar "la madre de todas las bombas" en Afganistan.
Racionalmente, nadie tomaria en serio a los EEUU, empantanado aún en Irak, Afganistán y Siria, metiéndose a luchar contra Corea del Norte e invadiendo Venezuela, a la vez. Pero el hecho de ser el presidente con menor apoyo en los primeros seis meses de mandato, puede incitar a Trump a montar operaciones para sembrar de miedo – como la que él hizo sobre Siria, mosatrando sus lágrimas con la exhibición de escenas de crueldad atribuidas al gobierno de Assad – para justificar alguna operación que, cree el, pueda aumentar su apoyo interno y mostrar al mundo que el está todavía al mando del mundo.
Después de tantas barbaridades por parte de Trump, ya hay quienes no dudan que pueda meterse en alguna nueva aventura contra Corea del Norte. Y que pueda querer “dar una lección” a Venezuela, valiéndose del del clima favorable en el continente, antes de que pueda producirse, por ejemplo, el eventual retorno de un gobierno hostil al imperio capitalista en Brasil.
Lo cierto es que un bufón, un boquirroto, está en el comando del Imperio y tiene el botón nuclear al alcance de su dedo y de su Twitter. Ésa es la contribución actual de EEUU al restablecimiento de la paz mundial.
Su solución no resultó en Siria y tampoco ha logrado llevarla a la práctica en contra de Irán. Fue Rusia quien salió fortalecida, como la gran adversaria del EI (Estado Islámico). Todo le ha salido mal al Imperio Americano. EE.UU. ha quedado desligitimado como valedor de las libertades, ante la opinión pública mundial, principalmente, por su estrecha relación con Arabia Saudí, país promotor del apoyo al terrorismo del Estado Islámico, no solo en Oriente Medio, sino a nivel internacional.
La locura de un ataque estadounidense contra Venezuela podría tener consecuencia imprevisibles, que se propagarían por todo el continente. Hasta la misma OEA se vio obligada a condenar las declaraciones de Trump, lo mismo que hizo Vicente Fox.
Hacerlo también contra Corea del Norte no podría sino tener efectos graves, con repercusiones sobre Corea del Sur, aparte de que ambos países resultarían ingobernables. Actuar contra Venezuela podría provocar un nuevo y grave aislamiento de América Latina con respecto a EE.UU. Tampoco es seguro que el pueblo norteamericano siguiera apoyando locuras de ese tipo, después del desgaste y los múltiples fracasos en Afganistán, Irak y Siria.
Pero es bueno saber que un bufón comanda el Imperio, y todo lo que puede ocurrir a partir de esa situación. Incluso una crisis final que pueda acabar con la hegemonía estadounidense en el mundo.
FUENTE: publico.es
A contracorriente
Emir Sader - 14/08/2017
Muchos pensarán que eso de que la hegemonía imperial estadounidense cualquier día pueda petar, es algo imposible. Pues recuerden, si no, los grandes imperios que en la historia han sido: el persa, el egipcio, el romano, el árabe, el mongol, el británico, el español... y pregúntense ahora ¿dónde coño están?
Y es que todo lo que sube, baja.
Hasta los cipotillos. ¡Verdad, María!
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