Fusilamiento
“Pedro Masera Polo. Fusilado por Consejo de Guerra. Causa de la muerte. Hemorragia interna. Lugar de fallecimiento. Huelva, cerca de la Soledad. Cargos: Auxilio a la rebelión*”. La historia de este minero anarquista nunca descansó en paz para los suyos. María Luisa Masera, su nieta, tiene ahora sesenta y nueve años y pide justicia desde hace siete meses ante el Ayuntamiento de Huelva capital, gobernado por el PP. “Era una de aquellas niñas de la posguerra que vivió el trauma del silencio de sus padres. Nadie contaba lo que había pasado hasta que tuve la edad suficiente”, aclara en conversación a Público.
El pasado mes de abril tramitaría en el Ayuntamiento de Huelva capital, la primera petición de exhumación de un fusilado de la guerra, de las casi 4.000 víctimas que descansan en este camposanto. “Todo fueron buenas intenciones por parte del alcalde, Gabriel Cruz, pero poco hicieron para buscar una solución al trauma de las víctimas de estos crímenes de estado hace ochenta años”.
Jésús Maeztu, Defensor del Pueblo Andaluz
La biblioteca de Masera
Cerro de Ándevalo - Huelva
“Le costaba conseguir trabajo en la mina de Río Tinto y se tenía que ir a otras compañías más pequeñas en la zona por su vinculación a la CNT”, recuerda su nieta. La actividad de Masera, con sesenta años ya en aquella época, se centraba en llevar sus libros hasta el conocido casino del pueblo del Cerro, donde muchas veces hacía reuniones sobre política y leía “en voz alta” para todos los asistentes en la sala de arriba.
Restos de la antigua mina "La Joya"
Desde el inicio del golpe había permanecido escondido en la sierra. Su hijo Pedro, padre de María Luisa, habría marchado a Madrid a luchar como miliciano.
Quemaron todos los libros de la biblioteca en medio de la calle, lanzando todos los ejemplares por la ventana y haciendo una hoguera pública”. En aquel incendio también destrozarían la importante correspondencia que Masera Polo mantenía con importantes intelectuales de aquella etapa como Francisco Ferrer Guardia, precursor de la Escuela Moderna.
Quema de libros
No fue el único familiar represaliado para María Luisa. Su padre, llamado también Pedro Masera, sería internado en 1939 en el campo de concentración de los Almendros, Alicante.
El joven Masera pasaría por cárceles de toda la geografía hasta llegar a su ciudad, Huelva, donde sería internado en la antigua prisión provincial. “Mi padre recordaba a compañeros muriendo de hambre con la espalda negra por las chinches que les cubrían el cuerpo y tendidos cada noche sin llevarse nada a la boca”. Hasta 1945, Pedro Masera estuvo encarcelado. “No conoció la triste noticia de la muerte de mi abuelo hasta que salió años más tarde”.
Mineros apresados de la sierra de Huelva en la zona de la Pañoleta (Archivo Serrano)
La casa del Cerro, donde Pedro Masera Polo guardaba su biblioteca, fue destrozada y posteriormente abandonada. “Hasta principio de los 60, mis padres no me llevaron al Cerro para intentar vender la casa que estaba en malísimas condiciones. Yo tenía ya quince años y fue cuando nos enteramos por los vecinos cómo quemaron todas sus pertenencias y sus libros. Aquel recuerdo ha sido un gran trauma en mi vida”, apunta.
Una pista clave, las coordenadas
Zona de fosas comunes en el cementerio de La Soledad
El forense que certificó, al pie de la fosa del cementerio de la Soledad, la muerte de Masera dejó por escrito las coordenadas exactas del enterramiento. “Gracias a estos datos tengo más esperanzas de que podrán encontrar a mi abuelo”, aclara. La Dirección General de Memoria Democrática iniciará los trabajos antes de finalizar el año. Si el resultado es positivo, la administración andaluza se hará “cargo de las labores de exhumación e identificación del minero”, según han destacado en una nota.
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