No hace tanto tiempo que vivía conectado a 'Matrix' sin dudar de la realidad que se presentaba ante mí. Entonces, los ejércitos del Régimen, medios de comunicación masivos, y las industrias del Miedo y del Ocio, aplastaron cualquier intento de pensamiento crítico. A su vez, todos los individuos sometidos (incluido yo) formábamos una sociedad en la que nos oprimíamos unos a los otros con nuestro propio sometimiento. Curiosamente, lo hacíamos creyendo ser más libres de lo que jamás lo habían sido nuestros antepasados, pero siendo más esclavos que cualquiera de ellos. Tal era la opresión que vivíamos en una prisión sin grilletes. Hoy, gracias a internet y a la 'desconexión', me siento más libre que nunca y, también, más solo... Mi trabajo se resume en conseguir que muchos más sean conscientes de la realidad y se desconecten o, al menos, organizar la suficiente bulla como para que me encierren en un psiquiátrico. Cualquiera de las dos opciones sería buena dado que, al menos, alguien tiene que estar loco en este histérico mundo: o España es un psiquiátrico entero o los subversivos estamos de atar. Tal vez, lo peor de todo es que aún no sé qué sería peor, si lo primero o lo segundo...
Hospital psiquiátrico
Minutos más tarde toca el vermú, la cerveza o la copa de vino, charlar admirado por el impresionante espectáculo al que han asistido. La solemnidad del acto, la sincronía de los militares desfilando, las acrobacias aéreas, los vehículos militares. Es un día para el orgullo de todos los españoles de bien, la satisfacción de la clase alta de nuestro país y el adoctrinamiento de los internados en el psiquiátrico llamado España que prefieren que les cuenten la historia a conocerla por ellos mismos. También es el día de los medios de comunicación menos creíbles de Europa, de ‘El País’ y su trabajo ‘a lo Tejero’, de ‘El Mundo’, de ‘Antena 3’, de todos. Es día de presumir de nuestra monarquía, de nuestra Transición, de nuestra España, de nuestra gloriosa nación. Es día de escribir patochadas como la de Víctor Lapuente (Felipe VI: Larga vida a la monarquía) comparando sin rubor y con desprecio de la historia, la geografía, la geopolítica y el sentido común a España con Reino Unido, las monarquías nórdicas y, con dos cojones, con Canadá y Australia. El mancebismo periodístico da para mucho patriotismo, el patriotismo da para mucha España y España da para muchos desfiles, banderas, vermús y periodismo de encargo.
Andrés Merino, exmilitar en huelga de hambre frente al Ministerio de Defensa
Andrés no es un caso único pues son más de 4.250 los militares discapacitados que han sido expulsados y maltratados por Defensa y por los políticos. Por Morenés, el sanguinario; por Chacón, la que sextuplicó la venta de armas y ascendió acosadores sexuales (aunque a Zaida no parece importarle a la vista de su ‘fichaje’ por el PSOE); por Alonso, un ministro que sancionaba sin piedad; por Bono, el patriota de comida caducada; o por Trillo, el sinvergüenza del Yak-42. Ese es el patriotismo del PPSOE y de la cúpula militar, de la banderita, del himno y del vermú.
El patriotismo es asistir a un desfile y gastarse un millón de euros, como también es patriótico firmar un pacto antiterrorista y aumentar la venta de armas a los países más infames y cuyas relaciones son más estrechas con los terroristas. El patriotismo es encontrar armas españolas en los conflictos más sangrientos y brutales del mundo, desde Libia a Siria pasando por la mencionada Yemen.
Andrés Merino e Iván Ramos
Entérense de una vez: el verdadero patriotismo sería subir el salario mínimo a 800 euros o acabar con la miseria y la pobreza energética. Y patriota no es el que camina y aplaude con la banderita, patriota es Iván Ramos que pasa hambre solo para que su compañero, Andrés Merino, deje de pasarla y consiga justicia.
FUENTE: publico.es
Un paso al frente
Luis Gonzalo Segura
24/11/2016
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