7/11/16

SOY UNA ESPONJA...

 

...Y no me llamo Bob, aunque también sea de color amarillo. Pero no soy una esponja de mar, ni de agua dulce, ni una sintética para cuarto de baño; soy una esponja auditiva: me nutro de lo que escucho: lo absorbo y filtro para luego escribir estas paridas.

Me basta con prestar atención a lo que sucede a mi alrededor, cosa que no podría hacer si estuviera enfrascado, como la mayoría, en la pantalla del teléfono móvil, pero gracias a que nunca me ha gustado ser "Vicente" me he negado a portar un cacharro de ésos (que conste, lo he dicho "cienes y cienes" de veces, que no niego su utilidad, pero de ahí a la dependencia absoluta que genera, media un abismo) y espero morirme sin llegar a hacerlo. Llámenme antiguo, bruto, antisistema y todo lo que se les ocurra, pero es mi decisión personal y espero cumplirla.


Para los que no entiendan mi postura, diré que trabajé durante 35 años en la mayor empresa de comunicaciones del país (huelgan los muchos nombres que hoy podría darle) y sé bien de qué va la puñetera historia de este nuevo "soma" con el que el Sistema intenta, y consigue, controlar los pasos de los ciudadanos, no sólo en el plano físico (ya les hablé en su momento de la "sagrada procesión del telefonillo") sino en casi todos los campos, incluidos el mental y el espiritual, aunque suene a disparate. Recuerden que el Sistema subsiste merced a las necesidades que nos genera.

Para mí, escuchar a la gente, ya sea por la calle, en la barra de un bar o en el transporte público, viene a ser, entre tantas mentiras y pamplinas con las que la sociedad nos envuelve, un acicate: la necesaria dosis de realidad que me permite seguir adelante.

Citizen Plof

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