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2/10/18

TLATELOLCO 68 (POEMA)


Nadie sabe el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal.
(Ciertamente, ya llegó a la historia
este hombre pequeño por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor.)

Tlatelolco será mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de Río Blanco y Cananea,
pero esto fue peor,
aquí han matado al pueblo;
no eran obreros parapetados en la huelga,
eran mujeres y niños, estudiantes,
jovencitos de quince años,
una muchacha que iba al cine,
una criatura en el vientre de su madre,
todos barridos, certeramente acribillados
por la metralla del Orden y Justicia Social.

A los tres días, el ejército era la víctima de los desalmados,
y el pueblo se aprestaba jubiloso
a celebrar las Olimpiadas, que darían gloria a México.
 

El crimen está allí,
cubierto de hojas de periódicos,
con televisores, con radios, con banderas olímpicas.

El aire denso, inmóvil,
el terror, la ignominia.
alrededor las voces, el tránsito, la vida.
Y el crimen está allí.

 

Habría que lavar no sólo el piso; la memoria.
Habría que quitarles los ojos a los que vimos,
asesinar también a los deudos,
que nadie llore, que no haya más testigos.
Pero la sangre echa raíces
y crece como un árbol en el tiempo.
La sangre en el cemento, en las paredes,
en una enredadera: nos salpica,
nos moja de vergüenza, de vergüenza, de vergüenza.

La bocas de los muertos nos escupen
una perpetua sangre quieta.
 

Confiaremos en la mala memoria de la gente,
ordenaremos los restos,
perdonaremos a los sobrevivientes,
daremos libertad a los encarcelados,
seremos generosos, magnánimos y prudentes.

Nos han metido las ideas exóticas como una lavativa,
pero instauramos la paz,
consolidamos las instituciones;
los comerciantes están con nosotros,
los banqueros, los políticos auténticamente mexicanos,
los colegios particulares,
las personas respetables.
Hemos destruido la conjura,
aumentamos nuestro poder:
ya no nos caeremos de la cama
porque tendremos dulces sueños.

 

Tenemos Secretarios de Estado capaces
de transformar la mierda en esencias aromáticas,
diputados y senadores alquimistas,
líderes inefables, chulísimos,
un tropel de putos espirituales
enarbolando nuestra bandera gallardamente.

Aquí no ha pasado nada.
Comienza nuestro reino.


En las planchas de la Delegación están los cadáveres.
Semidesnudos, fríos, agujereados,
algunos con el rostro de un muerto.
Afuera, la gente se amontona, se impacienta,
espera no encontrar el suyo:
“Vaya usted a buscar a otra parte.”

La juventud es el tema
dentro de la Revolución.
El gobierno apadrina a los héroes.
El peso mexicano está firme
y el desarrollo del país es ascendente.
Siguen las tiras cómicas y los bandidos en la televisión.
Hemos demostrado al mundo que somos capaces,
respetuosos, hospitalarios, sensibles
(¡Qué Olimpiada maravillosa!),
y ahora vamos a seguir con el “Metro”
porque el progreso no puede detenerse.


Las mujeres, de rosa,
los hombres, de azul cielo,
desfilan los mexicanos en la unidad gloriosa
que constituye la patria de nuestros sueños.

Jaime Sabines
(1926 - 1999) 

50 aniversario de la matanza de Tlatelolco 
(Plaza de las 3 culturas - México D.F.) 
2 de octubre de 1968

 *
Poema rapiñado del blog "Amontonador urgente de palabras"
del compañero Magyanes,
en memoria del bravo pueblo mexicano.
 

25/8/17

NOS VEMOS EN LA PRÓXIMA MATANZA


Nos vemos en la próxima matanza. Nos veremos cuando la sangre derramada vuelva a ponernos fácil ser solidarios. Toda la atención suscitada estos días, toda la cercanía se diluirá, se disolverá y nos volveremos a encontrar abrazados en la próxima matanza, convencidos de que la libertad de expresión debe ser defendida como el primero de nuestros derechos. Pero hasta ahora, ¿dónde estaban todos? Me ha impresionado la frase profética del director de Charlie Hebdo: “No tengo miedo de las represalias. No tengo hijos, no tengo mujer, no tengo coche, no tengo deudas. Puede que suene algo pomposo, pero prefiero morir de pie que vivir de rodillas”.

Parece la declaración de un monje guerrero, de un voluntario, de alguien que sabe que cualquiera de sus decisiones puede recaer sobre los que tiene alrededor. Charb, Stéphane Charbonnier, hacía viñetas, era director de una revista de ensayo satírico. Sin embargo, sus palabras parecen las de un soldado que va al combate, las de un médico en misión sanitaria por lugares contagiosos.

El chantaje y el miedo son los instrumentos con los que se está destruyendo la libertad de expresión. Y, ¡ojo!, se está destruyendo. No creo en las actitudes románticas de quienes dicen: “Como su mensaje ha llegado a todas partes, han ganado los periodistas”. No, no y no. La vida era más preciosa que la afirmación del derecho por la vía del sacrificio. Sin embargo, el riesgo se había subestimado.


La escolta de Charbonnier no era una verdadera escolta, más bien una tutela (un chófer y un hombre armado) y, cuando la redacción cambió de sede, perdió la protección de la entrada, sustituida por la conocida Vgr (Vigilancia genérica radiocontrolada), muy poco eficaz en casos semejantes: una patrulla, esporádicamente, pasa y observa. Le ocurrió lo mismo a Salman Rushdie, a quien repetían frases que conozco demasiado bien: “Lleva flores a la tumba de Jomeini; sin él no serías lo famoso que eres”. Cuando se recibe una amenaza, es difícil provocar verdadera solidaridad, más bien surge la sospecha de haber encontrado un camino fácil para darse a conocer.

 La libertad de expresión no es solo un derecho adquirido para ejercer en los periódicos o ante un tribunal; es un hecho, un principio que trasciende todos los textos legales y que encarna la característica sustancial que convierte el mundo occidental, con todas las contradicciones y progresivas limitaciones, en un mundo libre. El mundo hacia el que caminan millones de seres humanos*

Es innegable que escribir puede resultar peligroso, pero cuando un escritor consigue ganar dinero, cuando sus libros —películas, cómics, periódicos— se convierten en un éxito, entonces parece como si fuera menos digno de tutela, como si su seguridad pudiera desatenderse, como si fuera él mismo quien tuviera que encargarse de ella porque, en el fondo, se la estaba buscando. También Wolinski y sus compañeros recibieron acusaciones similares. En realidad y, a pesar de que Francia respondió —bastante mejor que otros gobiernos europeos en casos semejantes— ante las primeras amenazas y el primer ataque contra Charlie Hebdo, diciendo que si alguien se sentía ofendido por las viñetas podía acudir a los tribunales, el ataque ha recaído en los propios franceses y lo ha hecho, no a través de una querella o una reclamación por daños, sino a través del único tribunal que conocen y utilizan ese puñado de exaltados: el del fusil.


A media voz, se escuchaban críticas contra las viñetas, se acusaba a la revista de forzar la máquina para enderezar los números rojos: un humor áspero, sin medias tintas, vulgar, fragua más rápido, llama más la atención. Pero también es cierto que incluso "la blasfemia" se convierte en un derecho cuando se plantean determinadas cuestiones de principios, porque reafirmarlo se convierte precisamente en una cuestión de principios irrenunciables. Conviene recordar que los mismos periódicos que consideraban indecorosas las blasfemias de Charlie han publicado todo tipo de fotos de cotilleo y han violado intimidades sin ningún pudor, cosa que la redacción de Charlie no hizo jamás.

Hoy Europa se ha olvidado del derecho a la libertad de expresión. Que lo haya olvidado no quiere decir que lo haya eliminado sino que lo ha descuidado, que ha dejado que se defienda con su propia inercia, hasta que ha llegado alguien que lo ha enterrado en una montaña de proyectiles. 

Más allá del terrorismo islámico, la cuestión se refleja también en los asuntos de la mafia: los gobiernos titubean, los tribunales juzgan los mecanismos de amenaza como delitos secundarios, reconociéndolos solo si hay sangre por medio.

Periodistas asesinados

Me pregunto: ¿Sabéis cuántos periodistas murieron el año pasado? Mataron a 66 y detuvieron a 178.

En Turquía, 23 periodistas están en la cárcel solo por escribir en un diario crítico con el gobierno. Me pregunto: ¿cómo es posible olvidar inmediatamente que en México se ha matado por un tuit, que en Arabia se castiga con miles de latigazos (los primeros cincuenta dados hace unos pocos días) a Raif Badawi, “culpable” de haber abierto un foro online de debate sobre el islam y la democracia; que en Italia decenas de personas viven bajo protección, que en Dinamarca ya intentaron matar al viñetista Kurt Westergaard por haber dibujado una caricatura del profeta Mahoma? ¿Ya hemos olvidado el asesinato del director de cine Theo Van Gogh en Holanda? Mataron a María del Rosario Fuentes Rubio en México por sus campañas en Twitter y a decenas de estudiantes por participar en una manifestación. ¿Bastaba con que todo esto no hubiera ocurrido en París o Berlín para ignorarlo? 

Claro, todos somos Charlie Hebdo, y es una solidaridad emotiva instintiva, la pulsión que Kant describía como la facultad inmediata para percibir, incluso antes que con la razón, lo que es justo y lo que es erróneo. Como si la capacidad de discernimiento estuviese inscrita en nuestro interior. Pero esta adhesión se desencadena siempre cuando ya se ha derramado sangre.
 

Charlie Hebdo no era un periódico capaz de llegar a millones de personas, estaba en crisis, siempre al borde del cierre. No estamos hablando de un ataque a la CNN ni al mayor diario de Francia. Quizá encontremos la explicación en la estrategia: es más fácil atacar a un periódico pequeño que a una gran estructura, con un fuerte aparato de vigilancia. Pero ese no es el único motivo, hay más: independientemente de lo grande que se sea, cuando un mensaje consigue prender entre un aluvión de artículos y material impresos, duele más, molesta más, es como un clavo. No da más miedo el más grande sino quien consigue innovar la expresión, hacer que cale, medir las contradicciones y superar su propia partitura. 

Por otra parte, cada estrategia militar de defensa sabe identificar qué lugares pueden ser atacados y, como hemos visto, han dejado de ser los parlamentos, los ministerios y los cuarteles. Atacar un cuartel es un acto de guerra que reduce el conflicto a una cuestión entre diferentes uniformes. Golpear a políticos significaría “atenuar” el propio mensaje militar: dado que en la política europea ya no existe un personaje símbolo que encarne la historia y los valores europeos, podría parecer un ataque parcial. En cambio, golpear a artistas, golpear a intelectuales, a bloggers, significa para el terrorismo islámico, para el de los narcos y para el de regímenes tiránicos, golpear el pensamiento. Busca intimidar a cualquiera, crear una identificación inmediata entre la opinión pública y la persona atacada, hacer punible la reflexión y la difusión de las ideas.

No es un ataque contra una figura o unas instituciones sino contra el último territorio que convierte a Occidente en un lugar distinto: la libertad de expresión. Pero si no hacemos nada, el silencio volverá pronto.

 

Pido al Parlamento Europeo, pido a Matteo Renzi, a Angela Markel, a François Hollande, a David Cameron y a los demás jefes de Estado y de Gobierno que organicen un Consejo Europeo dedicado a todos los que pagan y han pagado con su vida el precio de la libertad de expresión, a aquellos que viven con escolta, que han recibido amenazas, atentados, chantajes, violencias de cualquier tipo.

Que Europa se reúna y escuche a quien se arriesga en nombre de la cultura, del arte, de la información, que comprenda que en estas libertades descansan sus -nuestros- pilares.

Si la movilización de hombres y conciencias que hoy está agitando el mundo occidental se apaga pronto, se resuelve con unos pocos días de indignación y en un puñado de minutos de silencio, entonces sí, tendremos que decir: nos vemos en la próxima matanza.


FUENTE: ctxt.es
©Roberto Saviano - 11/04/2015 
Traducción de Mónica Andrade y Elisa Mora




(*) Si los gobiernos los dejan, claro está. 

19/7/17

UNA PANDILLA DE ASESINOS

La matanza fundacional del franquismo: 81 años del golpe de Estado del 18 de julio


La obra 'Los desaparecidos de Franco' supone un estudio del franquismo que parte del relato de las víctimas para tratar de describir la magnitud del plan de exterminio de los militares que se alzaron en armas hace hoy ochenta años.

Octubre de1940, el jefe de la policía nazi, Heinrich Himmler, visita a sus aliados franquistas.- TWITTER ARMH 
Octubre de1940, visita del jefe de la policía nazi, Heinrich Himmler, a sus aliados franquistas.  
FOTO: TWITTER ARMH

El franquismo nació con un "exterminio suficiente". Un plan de exterminio sistemático que llevó a cada localidad española su matanza particular. Es decir, al ocupar una aldea, el plan de Franco no era arrasarla, sino practicar dos docenas de fusilamientos, con lo cual se conseguía una inversión en terror y escarmiento que aseguraría la paz social durante décadas. Una matanza sin la que no se puede entender el franquismo ni tampoco la Transición.

Este martes se cumplen 81 años del golpe de Estado militar que dio inicio a la Guerra de España y el historiador Francisco Moreno no tiene dudas en señalar qué sucedió a partir de ese momento: "un exterminio suficiente o disperso". Esta es la tesis que defiende en la obra Los desaparecidos de Franco (Editorial Alpuerto) donde se apunta que el plan de exterminio franquista es algo "intrínsecamente unido" a la dictadura. No se puede entender a Hitler sin las cámaras de gas, ni a Franco sin el "exterminio suficiente".

"En la España de Franco no se fusila a nadie; aquí, el que falta es que ha desaparecido"

Franco y sus tropas

"Si se niega el plan [de exterminio] se está negando la esencia del fascismo europeo y del franquismo. Algo muy importante es que, para mantener el clima de terror no hay que estar matando siempre ni derramando sangre siempre. Cuando se consuma una fase de terror sangriento, después el Estado puede vivir un tiempo de las rentas. Basta con que se mantenga la amenaza del terror, para que permanezcan sus efectos", escribe Francisco Moreno, historiador y catedrático de Instituto.

Moreno Gómez defiende su posición aportando no pocos discursos de dirigentes franquistas que muestran que el objetivo del alzamiento en armas de los militares no era solo acceder al poder.

La obra nos llama la atención sobre textos, discursos que todos parecemos olvidar. La primera de ellas: la Instrucción Reservada Número 1 de Mola, considerado el Director del golpe de Estado, que señala que "la acción ha de ser en extremo violenta" o las palabras del teniente coronel Martínez Oyaga, que en la Comandancia Militar de Pamplona gritaba alto y claro: "En la España de Franco no se fusila a nadie; aquí, el que falta es que ha desaparecido".

Queipo de Llano

No son las únicas declaraciones de este tipo que se pueden encontrar en la época. Cabe recordar en este punto declaraciones como las que realizó en el documental A sangre y fuego. Málaga,1936 el general Queipo de Llano, que aún hoy permanece enterrado en la  basílica de la Macarena: "Sí, canalla roja de Málaga. Esperen a que llegue allí dentro de diez días. Me sentaré en un café de la calle Larios, bebiendo cerveza y por cada sorbo mío, moriréis diez".

O las de Gonzalo Aguilera, aristócrata, terrateniente y capitán del ejército español en la Guerra Civil que desempeñó la función de oficial de prensa de Franco y de Emilio Mola: "Tenemos que matar, matar y matar, ¿sabe usted? Son como animales, ¿sabe? Y no cabe esperar que se libren del virus del bolchevismo. Al fin y al cabo, ratas y piojos son los portadores de la peste. Ahora espero que comprenda usted qué es lo que entendemos por regeneración de España... Nuestro programa consiste... en exterminar un tercio de la población masculina de España. Con eso se limpiaría el país y nos desharíamos del proletariado. Además también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a haber desempleo en España, ¿se da cuenta?".

Tres fases de terror

Fusilamientos en el cementerio de Azuaga (Badajoz)

Francisco Moreno sostiene que el exterminio franquista se puede analizar en tres fases. La primera fase fue la represión "de choque", la gran limpieza, a partir del 17 de julio de 1936, que se extiende a lo largo de los tres años de guerra. En esta primera fase casi todo está basado en la eliminación física y el comienzo del gran expolio económico sobre los bienes de los oponentes políticos.

"Es una 1ª fase de 'limpieza' radical de la base social de la República y de sus élites, de eliminación masiva, en todas las provincias de España, cerca o lejos de los frentes de guerra, hubiera habido o no víctimas causadas por los republicanos", escribe.

La segunda fase ocurre después de 1939, con el final de la guerra. Francisco Moreno señala que supone la implantación de lo que él llama la "multi-represión" de los vencidos: "Es el plan coordinado de diferentes acciones cuyo objetivo es la destrucción de las bases esenciales de la vida de grupos de ciudadanos, con el propósito de aniquilar a los mismos".

 'Las rapadas', mujeres víctimas de la represión franquista. 
FOTO: MEMORIA VIVA

Esta multi-represión incluye encarcelamientos, señalamientos públicos, paseos, expolio de bienes y, por supuesto, la estigmatización del enemigo, privarlo de su dignidad humana y reducirlo a simple guiñapo o despojo. El director de la cárcel Modelo de Barcelona dijo en 1941: "Hablo a la población reclusa: Tenéis que saber que un preso es la diezmillonésima parte de una mierda".

Por último, la tercera fase se puede dar por comenzada en 1942 y está centrada en la eliminación de la oposición interna, la de la inmediata posguerra, la de la sierra y la del llano. En esta fase destaca especialmente, señala el autor, el "trienio del terror, 1947-1949". "En este trienio se cometieron ejecuciones sumarias a mansalva, fue el período dorado de la 'ley de fugas' en todo el franquismo.

El olvido como colofón

Fosa común del cementerio de San Rafael (Málaga)

El exterminio llegó mediante los fusilamientos, judiciales o extrajudiciales, pero pero también con el hambre. Una de las mayores maldades represivas se daba en los campos de concentración (alemanes y españoles) y en las prisiones (alemanas y franquistas), que era el "exterminio pasivo" de muchísimos reclusos mediante el hambre y las condiciones infrahumanas, "que en cuanto al caso español fue un auténtico programa del Estado franquista: que el hambre haga lo que no hicieron las ametralladoras".

Como colofón, señala Moreno Gómez, el proyecto franquista incluía un proyecto de invisibilización (fosas anónimas) y un proyecto de insignificación, es decir, vidas sin valor, dignas de desprecio.

FUENTE: publico.es
Alejandro Torrús 
Madrid - 18/07/2017


25/7/16

EL RÉDITO

Esta vez, el Sistema, no ha podido sacarle ningún rédito a la matanza de inocentes llevada a cabo en Munich.

 Imagen bastante borrosa del autor de la masacre

De inmediato "La Máquina" se puso en marcha y, sin ningún tipo de pruebas, le achacó el atentado a terroristas supuestamente islámicos. No sé, en principio, de dónde carajo se sacarón la milonga de que eran tres los autores del atentado, pero intentaron por todos los medios que los ciudadanos no colgaran vídeos ni datos de ningún tipo en Internet, solicitando que no lo hicieran para evitar dar pistas a los responsables del ataque. “No apoyéis a los agresores”, decía un mensaje de la policía de Múnich en Twitter, en alemán y en inglés, pero llegaron tarde; la Red ya estaba inundada de imágenes y audios que demostraban a las claras que había sido un solo individuo el autor material de la matanza. Así que, aunque hubiera querido (que siempre quiere) el posible beneficio que el Sistema podía haberle sacado al asunto, aprovechando para sembrar un poquito más de miedo del existente, echándole la culpa a los malos de turno, se fue a hacer puñetas. 

Escenario del atentado (Imagen de EL PAÍS)

Al final no les ha quedado otra que contar la verdad de lo sucedido. Resulta que el individuo, un joven de 18 años, de nacionalidad alemana y procedencia iraní, iba de por libre, no pertenecía a grupo terrorista alguno, tenía problemas sociales y psicológicos y, armado con una pistola de 9 mm. disparó indiscriminadamente contra la gente, en principio en el interior y luego en las afueras de un centro comercial, provocando 9 víctimas mortales y 27 heridos. Con posterioridad, al verse acorralado por la policía, acabaría suicidándose.

David Ali Sonboly

Citizen Plof

18/8/12

LA POLICÍA SUDAFRICANA MATA A 36 MINEROS


Los disturbios comenzaron el pasado viernes, cuando unos 3.000 mineros dejaron sus puestos de trabajo en la mina de Lonmin para protestar por sus condiciones salariales


La Policía sudafricana disparó el jueves sobre miles de mineros que se estaban manifestando armados con palos y machetes y acabó con la vida de más de 30, según las últimas informaciones policiales citadas por AFP. El Sindicato Nacional de Mineros de Sudáfrica (National Union of Mineworkers, NUM, en inglés) afirma que la cifra de muertos asciende a 36, según informa France Presse.


Un reportero de la agencia de noticias de Sudáfrica SAPA dijo haber contado 18 cadáveres. Fotografías e imagénes de televisión desde la escena muestran a los policías con chalecos antibalas y rifles de asalto y, en el suelo, cuerpos ensangrentados de mineros.

Se trata de trabajadores en la mina de platino de la empresa Lonmin en Marikana, a unos 100 kilómetros de Johannesburgo. Los disturbios comenzaron el pasado día 10, cuando unos 3.000 mineros abandonaron sus puestos de trabajo para protestar por sus condiciones salariales. La empresa llamó a esta acción una huelga ilegal.


"Los trabajadores en huelga continúan armados y sin trabajar", había dicho en un comunicado enviado hoy antes de estos sucesos la empresa, Lonmin. "Esto es ilegal", añadía la compañía, que ha amenazado con despedir a los mineros que no vayan a trabajar mañana viernes. Lonmin, de propiedad británica, es la tercera mayor productora de platino del mundo.

Los enfrentamientos de hoy se produjeron mientras los agentes, con el apoyo de vehículos blindados, levantaban barricadas con alambre de espino. Frente a ellos, en una pequeña colina, se encontraban los alrededor de 3.000 mineros. Entonces, un grupo de trabajadores consiguió superar el perímetro y acercarse a la Policía, que respondió con disparos, según ha descrito un reportero de la agencia Reuters, que tras el tiroteo llegó a contar siete cuerpos en el suelo.


Había mineros armados con palos, machetes y lanzas. No está claro si también tenían armas de fuego.

Datos tomados del diario EL PAÍS - INTERNACIONAL
José Miguel Calatayud - Nairobi  - 17 AGO 2012



¿Palos, machetes y lanzas?... ¿Y qué esperaban que tuvieran?... ¿kalashnikov, morteros, bazookas...? Visto lo visto, de haber sido así... ¿los habrían exterminado a todos con algún arma de destrucción masiva, o qué? 


24/1/11

TRISTE ANIVERSARIO


Se cumplen hoy 34 años de la matanza de Atocha. Los hechos ocurrieron en la noche del 24 de enero de 1977, cuando un comando de ultraderecha asaltó un despacho laboralista de CCOO, ubicado en el nº 55 de dicha calle, asesinando a cinco personas e hiriendo a cuatro más. Los fallecidos a consecuencia de los disparos fueron los abogados laboralistas Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz, Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco; el estudiante de derecho Serafín Holgado de Antonio; y el administrativo Ángel Rodríguez Leal.

Los asesinos, al parecer, iban en busca de Joaquín Navarro Estevan, dirigente del Sindicato de Transportes de CCOO en Madrid, que había contribuido activamente a desarticular la llamada "mafia franquista del transporte", pero al no encontrarlo allí, dispararon indiscriminadamente sobre todos los presentes.


Años más tarde, el periódico "Il Messaggero" apuntó la participación de neofascistas italianos en la matanza de Atocha, algo que pudo ser corroborado en 1990, cuando un informe oficial descubrió que Carlo Cicuttini, un neofascista italiano próximo a la organización Gladio (una red anti-comunista dirigida por la CIA), había tomado parte en dicha matanza.

 A los pocos días fueron detenidos José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada, como autores materiales del atentado, y Francisco Albadalejo Corredera como autor intelectual. También fueron detenidos Leocadio Jiménez Caravaca y Simón Ramón Fernández Palacios, encargados de suministrar las armas, y  la novia de Cerrá, Gloria Herguedas, como cómplice. No obstante, hubo dudas y se suscitó gran polémica sobre si no habría alguien implicado con una mayor responsabilidad, pero el juez Rafael Gómez Chaparro, se negó a investigar más allá de los encausados. La fuga de Lerdo de Tejada antes de efectuarse el juicio (continúa en paradero desconocido) a raíz de un extraño permiso carcelario concedido por Gómez Chaparro, contribuyó a ahondar en esas dudas que nunca fueron resueltas. La mayor parte de aquellos criminales eran afines a organizaciones de extrema derecha.


La Audiencia Nacional condenó a los acusados a más de 400 años de cárcel, y aunque hoy en día no lo parezca, el juicio de los asesinos de Atocha marcó un importantísimo hito en la historia reciente de España, pues, no en vano, fue la primera vez que se consiguió sentar en el banquillo, juzgar y condenar a miembros de la extrema derecha, y todo ello, como diría Miguel Ángel Sarabia, uno de los heridos en el atentado: "a pesar de su arrogancia, de sus camisas azules, y de la gran cantidad de asistentes uniformados".

Jaime Sartorius, abogado de la acusación particular, declararía años después: "Faltan las cabezas pensantes. No nos dejaron investigar, pero para nosotros, las investigaciones apuntaban hacia los servicios secretos.".


Sea como fuera, sólo me resta honrar la memoria de los muertos en este triste aniversario de la intransigencia:

¡Descansen en paz, y que su luz, como garantes de la libertad, nos ilumine siempre!

Ciudadano Plof