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9/4/18

LA ANIQUILACIÓN DE YEMEN


Queridos lectores:

Durante los ocho años de singladura de este blog, en numerosas ocasiones nos hemos referido al riesgo evidente de colapso que corría Yemen por culpa de su prácticamente total dependencia en las exportaciones de petróleo y lo abrupto que había sido el peak oil en ese país, que hacía prever que hacia 2014 ya no exportaría petróleo (como mostraba esta gráfica de Gail Tverberg en 2013):


Javier Pérez escribió una de las últimas notas aparecidas en este blog sobre Yemen, a la cual el puso el significativo título de "Yemen, la próxima guerra". No se equivocó Javier en absoluto al prever que Yemen sería escenario de una guerra próxima, que de hecho estalló el año siguiente al de su artículo, en 2014. Una guerra cuyas causas últimas eran el enorme crecimiento de la población en un país con escasa capacidad de producir alimentos y que por tanto los importaba masivamente, usando para ello los beneficios del petróleo, que estaban menguando rápidamente.


Sin embargo, como suele pasar en estos casos, poca gente reconoce la importancia de estas causas últimas en el problema yemení. La radicalización de la población cuando las cosas van muy mal, que bien anticipaba Javier, ha llevado a la explosión de múltiples conflictos, y las ramas de esos conflictos no dejan ver el árbol del declive energético. La presencia de multitud de grupos tribales y de viejos intereses contrapuestos en una nación que surgió en realidad de la unión de dos (Yemen del Norte y Yemen del Sur) han hecho de Yemen un caldo de cultivo idóneo para la proliferación de facciones, hasta seis diferentes, que se disputan el control del país.


Por si eso fuera poco, la injerencia de Arabia Saudita (al mando de una putativa coalición de países de la región, y que está fuertemente respaldada por Estados Unidos, Turquía, el Reino Unido y Francia) ha servido para incrementar enormemente el caos, atacando al bando que parecía más fuerte, el hutí, y que hubiera podido hacerse rápidamente con el control de la mayor parte del país si Arabia Saudita no hubiera comenzado sus bombardeos en 2015.


Podría parecer que Arabia Saudita y sus aliados occidentales tenían un gran interés en favorecer al gobierno legítimo del presidente Hadi y evitar el crecimiento de la influencia iraní en la zona (pues nominalmente Irán apoya a los hutíes). Sin embargo, a la luz de los últimos eventos parecería que el mayor interés de esa improbable coalición es mantener, a modo de excusa, una situación de conflicto enquistado mientras se destruye de manera sistemática el Yemen y su población. Algo muy similar a lo que se ha hecho con Siria, donde se ha mantenido el espantajo del Estado Islámico durante tanto tiempo como se ha podido (hasta que Rusia dio un puñetazo al tablero) como medio para justificar el castigo a la población local.


De los 29 millones de yemeníes, calcula Naciones Unidas que un 75% —unos 22 millones— necesita ayuda humanitaria, incluyendo unos 11 millones que necesitan ayuda urgente para sobrevivir. Hay casi 18 millones de personas que no saben cuándo será su próxima comida, incluyendo más de 8 millones en riesgo de desnutrición. Encima, en un país donde hay poca agua potable se están produciendo brotes de cólera y disentería, que agravan las condiciones de vida de la población.


Y en ese terrible contexto de necesidad exterior, perfectamente previsible teniendo en cuenta que Yemen importaba la mayoría de sus alimentos, la coalición internacional que lidera Arabia Saudita ha impuesto un estricto bloqueo de los puertos de Yemen con el pretexto de evitar el desembarco de armas y otros suministros de origen presuntamente iraní que estarían yendo a parar a manos hutíes y de algunas otras facciones consideradas extremistas. Lo curioso es que las condiciones del bloqueo se imponen sobre la cantidad de toneladas métricas que se dejan descargar en los puertos yemenitas.


Por ese motivo no son pocos los que dicen que lo que se está ejecutando es una deliberada campaña de exterminio de la población yemenita vía una hambruna deliberada. Entre tanto, los países líderes de la coalición se han embarcado en una masiva campaña de propaganda para contrarrestar las noticias negativas que llegan de Yemen. Pero en realidad lo más eficaz es el ninguneo prácticamente absoluto de la crítica situación del país en los medios de comunicación occidentales, que casi no hablan de esta crisis y lo poco que lo hacen tratan el problema de manera demasiado somera como para que la población occidental comprenda el alcance y la gravedad de lo que está pasando.


La primera es que los gobernantes de los países más poderosos del planeta son capaces de cualquier cosa con tal de mantener un determinado statu quo, incluso si eso implica la destrucción deliberada de las infraestructuras de un país y la aniquilación de su población. No se puede decir que sea una lección realmente novedosa, pero en pocos casos como en el de Yemen se puede observar con toda su crudeza y plenitud la absoluta falta de escrúpulos con los que esos gobernantes, movidos por espurios motivos, pueden llegar a actuar, y hasta dónde están dispuestos a llegar.


La segunda lección es que, en el proceso global de declive energético, sin duda se va a intensificar la propaganda y la desinformación. Eso es lo que hace que poca gente reconozca los signos de nuestro declive. Incluso en los países occidentales hay un general y progresivo deterioro de las condiciones de vida de la mayoría, pero se justifica esta pérdida material con una plétora de excusas y medias verdades que son comúnmente aceptadas. Y con respecto a los países que están mucho más abajo que nosotros en la curva de declive, se encuentran y difunden en los noticieros confortables explicaciones ad hoc para justificar su degradación y consolarnos pensando que "a nosotros no nos puede pasar eso".


Por último, la tercera lección es que, una vez que empiezan los problemas, las rencillas y conflictos tribales impiden reconocer cuál es la causa última de tanta miseria y dolor. Los problemas se presentan de manera polarizada, típicamente como una dicotomía con dos opciones que en realidad no explican ni resuelven nada, y que llevan a que muchos se comporten como la hormiga que se pasea debajo de la manzana sin nunca encontrarla. Una tendencia, la de las falsas dicotomías y las rencillas tribales, en la que muchos países occidentales parecen estar ya embarcados, y España en ese sentido no es una excepción. Un grave error que nos hace vulnerables y manipulables. Lo cual es preocupante, porque si en algún momento los psicopáticos amos del mundo deciden que nosotros seguimos en la lista de los prescindibles estaremos perdidos.


Pero, tranquilos, eso que ha pasado en Yemen no puede pasar aquí. ¿Verdad?

FUENTE: crashoil.blogspot.com
Antonio Turiel 

19/7/17

UNA PANDILLA DE ASESINOS

La matanza fundacional del franquismo: 81 años del golpe de Estado del 18 de julio


La obra 'Los desaparecidos de Franco' supone un estudio del franquismo que parte del relato de las víctimas para tratar de describir la magnitud del plan de exterminio de los militares que se alzaron en armas hace hoy ochenta años.

Octubre de1940, el jefe de la policía nazi, Heinrich Himmler, visita a sus aliados franquistas.- TWITTER ARMH 
Octubre de1940, visita del jefe de la policía nazi, Heinrich Himmler, a sus aliados franquistas.  
FOTO: TWITTER ARMH

El franquismo nació con un "exterminio suficiente". Un plan de exterminio sistemático que llevó a cada localidad española su matanza particular. Es decir, al ocupar una aldea, el plan de Franco no era arrasarla, sino practicar dos docenas de fusilamientos, con lo cual se conseguía una inversión en terror y escarmiento que aseguraría la paz social durante décadas. Una matanza sin la que no se puede entender el franquismo ni tampoco la Transición.

Este martes se cumplen 81 años del golpe de Estado militar que dio inicio a la Guerra de España y el historiador Francisco Moreno no tiene dudas en señalar qué sucedió a partir de ese momento: "un exterminio suficiente o disperso". Esta es la tesis que defiende en la obra Los desaparecidos de Franco (Editorial Alpuerto) donde se apunta que el plan de exterminio franquista es algo "intrínsecamente unido" a la dictadura. No se puede entender a Hitler sin las cámaras de gas, ni a Franco sin el "exterminio suficiente".

"En la España de Franco no se fusila a nadie; aquí, el que falta es que ha desaparecido"

Franco y sus tropas

"Si se niega el plan [de exterminio] se está negando la esencia del fascismo europeo y del franquismo. Algo muy importante es que, para mantener el clima de terror no hay que estar matando siempre ni derramando sangre siempre. Cuando se consuma una fase de terror sangriento, después el Estado puede vivir un tiempo de las rentas. Basta con que se mantenga la amenaza del terror, para que permanezcan sus efectos", escribe Francisco Moreno, historiador y catedrático de Instituto.

Moreno Gómez defiende su posición aportando no pocos discursos de dirigentes franquistas que muestran que el objetivo del alzamiento en armas de los militares no era solo acceder al poder.

La obra nos llama la atención sobre textos, discursos que todos parecemos olvidar. La primera de ellas: la Instrucción Reservada Número 1 de Mola, considerado el Director del golpe de Estado, que señala que "la acción ha de ser en extremo violenta" o las palabras del teniente coronel Martínez Oyaga, que en la Comandancia Militar de Pamplona gritaba alto y claro: "En la España de Franco no se fusila a nadie; aquí, el que falta es que ha desaparecido".

Queipo de Llano

No son las únicas declaraciones de este tipo que se pueden encontrar en la época. Cabe recordar en este punto declaraciones como las que realizó en el documental A sangre y fuego. Málaga,1936 el general Queipo de Llano, que aún hoy permanece enterrado en la  basílica de la Macarena: "Sí, canalla roja de Málaga. Esperen a que llegue allí dentro de diez días. Me sentaré en un café de la calle Larios, bebiendo cerveza y por cada sorbo mío, moriréis diez".

O las de Gonzalo Aguilera, aristócrata, terrateniente y capitán del ejército español en la Guerra Civil que desempeñó la función de oficial de prensa de Franco y de Emilio Mola: "Tenemos que matar, matar y matar, ¿sabe usted? Son como animales, ¿sabe? Y no cabe esperar que se libren del virus del bolchevismo. Al fin y al cabo, ratas y piojos son los portadores de la peste. Ahora espero que comprenda usted qué es lo que entendemos por regeneración de España... Nuestro programa consiste... en exterminar un tercio de la población masculina de España. Con eso se limpiaría el país y nos desharíamos del proletariado. Además también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a haber desempleo en España, ¿se da cuenta?".

Tres fases de terror

Fusilamientos en el cementerio de Azuaga (Badajoz)

Francisco Moreno sostiene que el exterminio franquista se puede analizar en tres fases. La primera fase fue la represión "de choque", la gran limpieza, a partir del 17 de julio de 1936, que se extiende a lo largo de los tres años de guerra. En esta primera fase casi todo está basado en la eliminación física y el comienzo del gran expolio económico sobre los bienes de los oponentes políticos.

"Es una 1ª fase de 'limpieza' radical de la base social de la República y de sus élites, de eliminación masiva, en todas las provincias de España, cerca o lejos de los frentes de guerra, hubiera habido o no víctimas causadas por los republicanos", escribe.

La segunda fase ocurre después de 1939, con el final de la guerra. Francisco Moreno señala que supone la implantación de lo que él llama la "multi-represión" de los vencidos: "Es el plan coordinado de diferentes acciones cuyo objetivo es la destrucción de las bases esenciales de la vida de grupos de ciudadanos, con el propósito de aniquilar a los mismos".

 'Las rapadas', mujeres víctimas de la represión franquista. 
FOTO: MEMORIA VIVA

Esta multi-represión incluye encarcelamientos, señalamientos públicos, paseos, expolio de bienes y, por supuesto, la estigmatización del enemigo, privarlo de su dignidad humana y reducirlo a simple guiñapo o despojo. El director de la cárcel Modelo de Barcelona dijo en 1941: "Hablo a la población reclusa: Tenéis que saber que un preso es la diezmillonésima parte de una mierda".

Por último, la tercera fase se puede dar por comenzada en 1942 y está centrada en la eliminación de la oposición interna, la de la inmediata posguerra, la de la sierra y la del llano. En esta fase destaca especialmente, señala el autor, el "trienio del terror, 1947-1949". "En este trienio se cometieron ejecuciones sumarias a mansalva, fue el período dorado de la 'ley de fugas' en todo el franquismo.

El olvido como colofón

Fosa común del cementerio de San Rafael (Málaga)

El exterminio llegó mediante los fusilamientos, judiciales o extrajudiciales, pero pero también con el hambre. Una de las mayores maldades represivas se daba en los campos de concentración (alemanes y españoles) y en las prisiones (alemanas y franquistas), que era el "exterminio pasivo" de muchísimos reclusos mediante el hambre y las condiciones infrahumanas, "que en cuanto al caso español fue un auténtico programa del Estado franquista: que el hambre haga lo que no hicieron las ametralladoras".

Como colofón, señala Moreno Gómez, el proyecto franquista incluía un proyecto de invisibilización (fosas anónimas) y un proyecto de insignificación, es decir, vidas sin valor, dignas de desprecio.

FUENTE: publico.es
Alejandro Torrús 
Madrid - 18/07/2017