La capilla, en la que también están ubicadas las estatuas de la catedral de Santiago que reclama el Ayuntamiento de esa ciudad, es la primera parada en la visita guiada al Pazo de Meirás, en la localidad coruñesa de Sada, robado por los Franco en 1938. Setenta años después, en el 2008, la Xunta del PSOE y el BNG aprobó su declaración como bien de interés cultural, que obligaba a los herederos del dictador a abrirlo al público. No lo hicieron hasta el año 2011.

Entrada a la capilla del Pazo de Meirás

Desde entonces el Pazo puede visitarse aunque tanto el Ayuntamiento de Sada como la propia Xunta han recibido numerosas denuncias por los obstáculos impuestos por la familia, que llegó a ser sancionada con una multa de 4.500 euros y que el verano pasado anunció que cedía el control de las visitas a la FNFF. Acto seguido, la Fundación advirtió de que las usaría para glosar “la grandeza de la figura de Franco”.

Durante la visita que Público hizo al Pazo el viernes pasado, el guía de la FNFF se refirió a Franco como “el caudillo”, “el generalísimo” o “el anterior jefe del Estado”.

Guardias civiles transportando un cuadro de Franco 
tras un incendio acaecido en el Pazo de Meirás en 1978

 En su discurso ofreció una versión amable de la figura del dictador y de su legado, y mantuvo la tesis de que el inmueble fue adquirido “por un grupo de empresarios coruñeses” que emplearon para sufragarlo una cuestación popular para, posteriormente, regalárselo a Franco

En realidad, éste ya se había hecho con el Pazo. La suscripción popular fue una mera artimaña ya que el dinero recaudado lo fue mediante amenazas, coacciones y descuentos obligatorios en las nóminas de funcionarios y empleados públicos. Por si fuera poco, su superficie fue ampliada mediante el robo de terrenos limítrofes de vecinos de Meirás.


El propio guía de la Fundación Franco reconoció que el Pazo consta ahora de seis hectáreas, cuando en 1938 sólo tenía tres. Cuando Franco murió tenía casi nueve. Las tres que faltan corresponden a los terrenos que sus herederos vendieron mediante varias sonadas operaciones urbanísticas.

En cuanto a las estatuas de la catedral de Santiago –dos esculturas de Isaac y Abraham talladas en piedra entre los siglos XII y XIII-, se encuentran en la capilla sin protección ni barrera de seguridad alguna, e incluso se pueden tocar. El guía de la Fundación aseguró que fueron regaladas a los Franco por el Ayuntamiento de la capital, aunque lo cierto es que también fueron expoliadas.

Dos estatuas de la catedral de Santiago se se encuentran sin protección alguna.-
Una de las esculturas expoliadas de la Catedral de Santiago
y que se encuentran sin protección alguna.

El año pasado, el Parlamento de Galicia aprobó por unanimidad una moción reclamando a los Franco que las devuelvan. El Consistorio sostiene que la presunta donación no está avalada por ningún acuerdo de la Corporación ni del Pleno, y que los Franco no han mostrado documento ni han ofrecido prueba alguna que pruebe que las obtuvieron lícitamente.

FUENTE: publico.es
Juan Oliver
A Coruña - 30/07/2018