¿Ocean’s Eleven? No, Juan Carlos y su ‘cuñao’ Constantino de Grecia.
El 20 de diciembre de 1973, ETA asesinó al almirante Luis Carrero Blanco, presidente del gobierno franquista de España. El pánico cundió entre los sátrapas de medio mundo, incluyendo a la familia real española, que detectó rápidamente la necesidad de protegerse con vehículos blindados. Afortunadamente para el entonces Príncipe Juan Carlos, el hermano de su esposa Sofía (el ex rey griego Constantino) había conseguido una chamba como vendedor de coches a prueba de balas. Unos coches muy especiales, ya que el empresario que los producía, Yanni Alexis Mardas (1942-2017), era un ingeniero electrónico griego apodado “Magic Alex” que había trabajadó (o algo) para los Beatles en los años 60. El problema es que los automóviles que debían proteger la vida de los monarcas de España (y parte del extranjero), aunque estaban equipados con cañones de humo, luces azules y televisión, fallaban más que una escopeta de feria.
Un mago griego en la corte de los Beatles
Yanni Alexis Mardas (1942-2017) era un ingeniero electrónico griego apodado “Magic Alex” que trabajó (o algo) para los Beatles. Decimos lo de “algo” porque una de las creaciones del heleno fue una maquina psicodélica llamada The Nothing Box (“caja de nada”), un cacharro con lucecitas que simplemente parpadeaban mientras John Lennon la miraba hasta las cejas de LSD. Mientras el cuco Mardás, según la Wikipedia, hacía todo lo posible por pasarse by the stone a Cynthia Powell, entonces pareja de Lennon.
Parece que Mardas fue algo así como una chinche de los de Liverpool, una especie de sacamuelas apodado por la banda británica “el mago griego” que les convenció para que le financiasen la fabricación de un “sol artificial”, y les vendió motos como la creación de un teléfono que respondía a la voz de su dueño y podía identificar quién llamaba, un campo de fuerza que rodearía las casas de los Beatles, una cámara de rayos X, una pintura que hacía invisible cualquier cosa, pintura de automóvil que cambiaba de color al pulsar un interruptor y altavoces que se empapelarían en los muros de una vivienda.
John Lennon posa para la posteridad con su Nothing Box.
Cambio de negocio
Con el auge del terrorismo en los años 70, Mardas, que al parecer nunca entregó ninguna muestra funcional de sus visionarias ideas tecnológicas, vio un nuevo campo de negocio en proteger la vida de los ricos y famosos. Creó entonces la empresa Alcom Devices, que fue financiada en parte por el depuesto Shah de Irán, que se había mudado a México y fue uno de los primeros clientes de la misma. Según contó la veterana New Stateman, a principios de 1974, Mardas ofreció una cara y exclusiva fiesta para el entonces heredero del trono de España príncipe Juan Carlos. El periodista Duncan Campbell, escribió:
“fresas salvajes y otras delicias fueron servidas sin tener en cuenta su precio. El cuñado de Constantino, Carlos, estaba visiblemente complacido y pronto llegaron los contratos de España”
Duncan Campbell
Uno de los coches del inminente monarca hispano fue enviado a Inglaterra, a Chobham, donde se pasó un año entero sin que nadie lo tocase, dado que no había personal que supiese realizar los trabajos necesarios para blindarlo. El segundo “contrato español”, por valor de entre uno y dos millones de libras esterlinas de la época, permitió a Mardas crear nuevas compañías de seguridad: Alcom Devices Ltd, y Night Vision Systems Ltd (bajo el nombre colectivo de “Project Alcom”) en St Albans Mews, cerca de Edgware Road, Londres. Se formó para proporcionar un sofisticado sistema de comunicaciones a Juan Carlos de Borbón, para que pudiera estar en contacto constante con los servicios de seguridad españoles desde cualquier lugar, ya fuese su yate o su helicóptero. El Proyecto Alcom debía además estar blindado contra escuchas ajenas, permitiendo así que todo lo que Juan Carlos hablase con sus guardaespaldas no pudiese ser grabado por terceras partes. Claro, lo que al parecer no podía impedir el sistema es que el potencial usuario y/o sus amantes fuesen de lengua suelta (en todos los aspectos).
Mardas abrió oficina en Madrid, según la centenaria revista política y cultural británica que ya hemos mencionado, dirigida por “un exespía británico que tenía firmados contratos de seguridad con aeropuertos españoles”
Yanni Alexis Mardas, haciéndose el ‘nerd’ entre máquinas que hacen ‘¡ping!’
Cagada real en Oriente medio
Merced al buen hacer de Contantino de Grecia, Mardas le colocó en 1977 seis limusinas de lujo Mercedes 450 al Sultán de Omán. Todo iba como la seda con el primer pedido hasta que los metiches guardaespaldas británicos del autócrata decidieron probar los blindajes con fuego real. En medio del desierto, dispararon sus armas contra uno de los coches del griego y este, directamente, exploto en mil pedazos. Los coches restantes fueron devueltos, con una orden judicial para cubrir el costo, pero Constantino logró todavía colarle uno de estos vehículos a su suegra, la reina Ingrid de Dinamarca. Y con las suegras… bueno, ya se sabe.
Constantino de Grecia
Otro de los que se creyeron las garantías de seguridad que vendía el heleno fue el rey Hussein de Jordania, que se hizo con una flota de estos coches. Los consejeros del monarca hachemí, que no se fiaban ni de su sombra, le aconsejaron probarlos. Un testigo ocular declaró a New Statesman que las pruebas demostraron que aquellos coches blindados eran ‘más letales’ para sus usuarios que los normales: las balas disparadas atravesaron el “blindaje”. El supuesto “vidrio blindado de una pulgada de espesor” expulsaba astillas peligrosas cuando se le disparaba, lo que podía causar graves heridas a cualquier tripulante. Hussein, desconteno, ordenó que le retiraran el blindaje a los coches.
Estos fracasos convencieron a Mardas y Constantino de centrarse en el creciente mercado europeo de protección antiterrorista, estableciendo una fábrica en Londres para producir coches a prueba de balas en 1978. Esto fue financiado por una inversión de más de 1 millón de libras esterlinas a través de cuentas anónimas. Seguramente, cruzaron los dedos para que a ningún monarca europeo le diese por ametrallar su propio coche para ver si era “de ley”.
Contantino le cuenta a Carlos de Inglaterra que le ha colado un coche letal a su suegra.
Los coches blindados del rey campechano
Juan Carlos I recibió un Range Rover blindado en 1977, durante sus vacaciones en Mallorca. Constantino había revisado personalmente la construcción del mismo y el rey reciente deseaba conducirlo. El monarca era ajeno al enorme peso del vehículo, que había sido blindado exageradamente y suponía todo un peligro por sus problemas al maniobrar y su pobre estabilidad. Sus asesores de seguridad le desaconsejaron conducirlo, pero su cuñado Constantino, que parecía no ser capaz de tragarse otra chapuza de Mardas, decidió llevar al rey español en un tour privado por la isla.
Retrato de Juan Carlos I en 1977
Al volver del paseo, los dos pronunciaron que el coche era totalmente seguro. Poco después, el vehículo fue devuelto a Inglaterra, aunque acabó en manos de dos hombres de negocios yemeníes. O eso dice la versión oficial contada por Duncan Campbell, ya que el año pasado la casa de subastas Coys of Kensington sacó a puja dos Range Rover blindados modificado por Alcom que, según los subastadores, habían pertenecido a Juan Carlos I.
Uno era descapotable y el otro, extrañamente, solo tenía 3.300 km recorridos. Por cierto, estaba equipado con sistema interior de apagado de incendios, televisión, luces azules y un cañón de humo en caso de necesidad de crear un muro por el que “desaparecer”.
Mardas ¿intermediario de Juanca?
Claro, uno piensa que estos líderes de estados poco o nada democráticos (o que estaban a punto de serlo) no son tan tontos como para dejarse engañar por un par de griegos financiados por un ex emperador persa. Cualquiera que no estuviese en su sano juicio podría imaginarse una conspiración mundial en la que a unos monarcas pasan parte del presupuesto estatal a sus propios bolsillos a través de hacer compras de material inservible para luego repartirse los beneficios con otros monarcas que usan a terceros para vender material inservible a precio de alta tecnología. Menos mal que nosotros no vamos a plantear una idea tan desquiciada.
Reza Pahlevi
Para cerrar este post, como recordarás, oh querido lector/ah querida lectora, hace unos días publicamos un artículo sobre cuando, en 1977, Juan Carlos I le pidió por carta al sha de Persia Reza Pahlevi (presunto socio capitalista de Mardas) diez millones de dólares para evitar que Felipe Gonzalez y el (entonces) marxista PSOE ganasen las elecciones. Pues bien, recuperamos un párrafo que cerraba la misiva del monarca emérito y que sin duda hará salivar a cualquier periodista de investigación que se precie:
En caso de que mi petición merezca tu aprobación, me tomo la libertad de recomendar la visita a Teherán de mi amigo personal Alexis Mardas, que tomará nota de tus instrucciones.Y hasta aquí podemos escribir.
Con todo mi respeto y amistad.
Tu hermano,
JUAN CARLOS
Juan Carlos y Constantino, en un momento de asueto.
“Si el coche no te protege, que lo haga el karate”.
Con información de New Stateman, Postwarclassics, The Mail Archive y la Wikipedia.
FUENTE: http://blogs.publico.es/strambotic
Jaime Noguera
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