Pablo Casado
Ahora que andamos los españoles desenterrando a Francisco Franco casi por consenso hacia un panteón que contente a todo el mundo (con dinero público, también, de los rojos), va Pablo Casado y nos saca a María San Gil del panteón de los aznaristas ilustres. Los designios electoralistas de este señor son inescrutables.
María San Gil, que vivió en 1995 el asesinato de su jefe Gregorio Ordóñez mientras cenaban, representa a esa parte de las víctimas que aun quiere aniquilar más a ETA cuando ya ha sido aniquilada. No vale la pena seguir quemando cenizas sobre cenizas.
Entrevistador.- Entonces, dejando al margen la Ley de la Memoria Histórica, ¿no considera pertinente condenar el franquismo?
Jaime Mayor Oreja ("padre adoptivo de San Gil).- No, por muchas razones. ¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? En mi tierra vasca hubo unos mitos infinitos. Fue mucho peor la guerra que el franquismo. Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles, pero no debieron serlo tanto cuando todos los guardias civiles gallegos pedían ir al País Vasco. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores.
Jaime Mayor Oreja
Casado anhela ser la cara simpática del Partido Popular más antipático. Habrán de estudiar esta estrategia los politólogos, si no están demasiado ocupados improvisando en los zocos palabreros de la televisión. Se echa mucho de menos a los politólogos en las viejas barras de los bares. En vez de improvisar entre cubatas, alumnos y pueblo, ahora ya se lo llevan todo aprendido a La1 y a La Sexta.
Esperazna Aguirre Ana Botella
“Con Franco vivíamos en paz”.
Franco
Casado también va vindicado su legado, ayer, en las televisiones. Ya solo le queda sacar a Cebolleta Oreja desfilando con un tanque por las Ramblas (se han dado instrucciones para que a Aznar no se le dejen tanques, que los usa).
FUENTE: publico.es
Rosas y espinas
Aníbal Malvar
11/07/2018
La Derecha y el miedo forman un tándem inseparable. No se resisten a dejar de jugar esa baza que tantos réditos les ha dado en el pasado.
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