Hay
olores harto desagradables que ofenden nuestra pituitaria: el olor a
heces es uno de ellos; por eso, cuando alguien remueve la hediondez de
las cloacas del Estado, y sus densos efluvios, emanando hacia la
superficie se mezclan con los vómitos radiofónicos o periodísticos de
determinados espécimenes "cuasi" humanos, la peste es de tal magnitud
que resulta irrespirable.
Eso
es lo que está ocurriendo continuamente en este jodido y puñetero
"pís". Los ciudadanos nos estamos asfixiando con tanto olor a
podredumbre y mierda.
Citizen Plof
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