Cadáveres de soldados españoles encontrados en Annual, meses después del
desastre,
tras volver a recuperar las posiciones el ejército español. /
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El Desastre de Annual sigue siendo objeto de estudio por parte de los historiadores e intérpretes de la reciente historia de España y todavía hoy representa un episodio mítico de la guerra santa de liberación para los musulmanes del Rif. Su líder, Abd el-Krim el Jattabi, consiguió la adhesión de las tribus y clanes apelando al “nacionalismo musulmán” y al movimiento salafiya, una corriente religiosa que abogaba por el retorno a una práctica del Islám más pura. Incluso impuso la obligación de rezar cinco veces al día. Su pretensión era crear la República Independiente del Rif. Sus huestes masacraron y expulsaron al ejército español hasta casi exterminarlo en el Monte Arruit, a las puertas de Melilla. “No ocupé Melilla para no crear complicaciones internacionales. Fue mi gran error”, confesaría después, en 1927, al francés Roger Mathieu en su refugio de la isla de Reunión.
En términos militares, Annual ha pasado a la historia como lo que fue, un desastre, el mayor desde la retirada de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El número de muertos en los combates hasta el repliegue total hacia Melilla en un área de montes, valles y barrancos de cinco mil kilómetros cuadrados de “protectorado”, osciló entre 8.000 y 10.000. Entre ellos, el comandante en jefe, general Manuel Fernández Silvestre, amigo del rey Alfonso XIII, y el teniente coronel Fernando Primo de Rivera, hermano del futuro dictador y jefe en aquellos dieciocho días de duros combates del Regimiento de Caballería Alcántara, encargado de frenar a los guerreros rifeños y de cubrir la retirada de las tropas españolas.
Manuel Fernández Silvestre
(1889 - 1921)
En términos políticos, el Desastre de Annual, que comenzó el 22 de julio de 1921, supuso el principio del fin del reinado de Alfonso XIII, que acabaría en 1931 con la proclamación de la II República. Pero los mismos militares que se habían encargado de vengar la derrota con una crueldad sin límite que les llevó a emplear bombas sucias con gas de cloro y gas mostaza contra la población civil del “protectorado”, darían el golpe de Estado el 18 de julio de 1936 y declararían la guerra a las instituciones democráticas de la República. De aquella desgracia histórica, con graves secuelas y miles de fosas todavía sin identificar, se acaban de cumplir ochenta años.
Cuando el general Silvestre fue nombrado comandante general de Melilla, en febrero de 1920, recibió el encargo de Alfonso XIII de ampliar el territorio del protectorado en el norte de África. Ceuta y Melilla pertenecían a España desde 1500. En año y medio, el jefe del cuarto militar del rey, hasta su nombramiento para el nuevo cometido, consiguió una expansión conquistadora que dejó tamañitos a sus antecesores Francisco Gómez Jordana y Luis Aizpuru y Mondejar. Los militares españoles que mandaban las unidades de policías indígenas visitaban las kábilas, compraban a los jefes de los poblados para conseguir su apoyo o, en el peor de los casos, su neutralidad, e iban ubicando los destacamentos.
Con esta política de penetración pacífica muchos kabileños se sumaban a la tropa, recibían instrucción y fusiles y, apoyados por sus compañeros de la Policía Indígena, avanzaban hasta el siguiente poblado, donde los jefes conseguían dinero y ganado del gobierno español. La cadena funcionaba perfectamente. La fama de Silvestre era creciente, si bien, en la península no se prestaba gran atención a las operaciones, sino al precio del pan, que había llegado a 0,72 pesetas el kilo.
Los dominios mineros en la zona del Rif pertenecían al Conde de Romanones y tres o cuatro ricachones más y en ningún caso justificaban la expansión militar. Sin embargo, la ambición colonial seguía enquistada en los cerebros de los poderosos. Aducían que sin el Protectorado de Marruecos, España podía perder las Islas Canarias e incluso las Baleares a favor de Francia.
(1863 - 1950)
En estas condiciones y con los procedimientos mencionados, las tropas de Silvestre (unidades de nativos, apoyados por los españoles) toman Albarrán el 1 de junio de 1921 sin disparar un solo tiro. Instalan los parapetos y las alambradas en torno a la guarnición. La posición de Albarrán está a nueve kilómetros de Annual, donde el campamento instalado unos días antes se considera poco seguro. Horas después, un gran grupo de indígenas (harkeños) rodea la posición. Disponen de fusiles franceses y asaltan el campamento, matando al jefe, el capitán Salafranca.
Juan Salafranca Barrio
(1889 - 1921)
Los nativos, sin mando, se unen a los atacantes. Los guerrilleros, que se apoderan del ganado y las armas, atacan la posición que Silvestre ha instalado en Sidi Dris. Los rebeldes de Beni-Urriaquel son repelidos. El mando español trata de asegurar el camino entre Annual y Sidi Dris, pero la columna que sale de Annual es fogueada por los guerrilleros y obligada a regresar.
Las huestes de Abd el Krim, cada vez más numerosas, acaban rodeando el campamento de Annual. Desde Dar Quebdani se moviliza tropas de refuerzo, con lo que la retaguardia empieza a quedar desguarnecida. Las escaramuzas de los atacantes son constantes y se centran en impedir que llegue agua a los sitiados. Los harkeños se apoderan de Igueriben sin que desde la cercana Annual puedan socorrerlos. Tampoco las tropas enviadas desde otros campamentos consiguen ayudar a los situados en Annual.
Para hacerse idea de la situación, vale señalar que, hasta la revuelta del clan de Jatabi, la línea de avance de Silvestre desde la costa hacia el interior se establece desde Sidi Dris hasta Zoco de Telatza en el sur, ya pegado a la zona del protectorado francés. La distancia es de 55 kilómetros, con posiciones defendidas por unos 4.000 efectivos. En teoría, los más de 5.000 kilómetros cuadrados de territorio ocupado están defendidos por unos 20.000 soldados, de los que una cuarta parte (entre 4.000 y 5.000) son indígenas. En la práctica, los soldados españoles son menos de 10.000. Los que no están rebajados o licenciados, están de permiso o en destinos en Melilla.
La situación en Annual se vuelve insostenible por falta de agua y de municiones, y cuando Silvestre prepara la evacuación es ya demasiado tarde. Los seguidores de Abd el-Krim asaltan el campamento a sangre y fuego. El número de muertos y heridos que son rematados o mueren poco después desangrados y agangrenados supera el medio millar. La gangrena es también la causa de la muerte de Primo de Rivera, que recibe un balazo en una mano el 30 de julio mientras observa desde una cota las operaciones de apoyo al repliegue de su regimiento de caballería. Le sacan el proyectil con una navaja, pero cinco días después la gangrena le mata.
Fernando Primo de Rivera y Orbaneja
(1879 - 1921)
El general Silvestre, que ha negociado la salida de Annual con los cabecillas del asedio, descubre inmediatamente que incumplen su palabra y, según unas versiones, se aleja y se descerraja un tiro y, según otras, los atacantes, enloquecidos, le disparan en el vientre y el pecho. Según algunas versiones, su cadáver no fue encontrado y parece que le cortaron el largo bigote y lo exhibieron en los pueblos como símbolo de la victoria.
El Jatabbi también utilizó los cañones capturados a los españoles como trofeos para atraer adeptos a su causa.
Abd el-Krim "El Jatabi"
(1882 - 1963)
El campamento de Arruit, a un paso de Nador, resistió hasta el 8 de agosto en que el general Felipe Navarro Ceballos, que había sustituido al fallecido Silvestre como jefe del ejército colonial, capituló y entregó la plaza. Él y otros oficiales heridos serían hechos prisioneros y sufrirán un largo cautiverio en Axdir.
El general empleó dos años en elaborar su informe. Los fallos, errores e imprevisiones se debían al exceso de confianza de general Silvestre, que para eso estaba muerto, en los cabileños. El propio hijo del general pidió al socialista Indalecio Prieto que tuviera a bien defender el honor de su padre.
Juan Picasso González
(1857 - 1935)
Pero ni Prieto ni ningún otro parlamentario pudieron hacer nada porque el ‘Informe Picasso’ no llegó al Parlamento. Ante la evidencia de que el responsable de las gestas expedicionarias de Silvestre que condujeron al desastre tenían nombre y números romanos, Alfonso XIII encargó al general Miguel Primo de Rivera que diera un golpe de Estado y disolviera las Cortes. Primo de Rivera se desplazó desde Barcelona a Madrid y cumplió el encargo sin mayor oposición popular.
El rey había ordenado a Jesús Sanjurjo, al que después nombró marqués del Rif, que recuperara el territorio perdido y éste utilizó a los legionarios al mando de Jaime Millán Astray y de otros oficiales destacados entre los que se encontraba el comandante Francisco Franco como punta de lanza de la venganza y dispuso el envío inmediato de más de 40.000 reclutas desde Madrid, Barcelona, Cantabria, Valencia, Málaga y Almería.
Jesús Sanjurjo Sacanell
(1872 - 1936)
El historiador Sebastián Balfour investigó los bombardeos con armas químicas en el Rif y publicó sus conclusiones en el libro Abrazo mortal (Editorial Península, Barcelona: 2002). Ingenieros alemanes construyeron en el término municipal de San Martín de la Vega (Madrid) la fábrica de armas químicas de La Marañosa, también conocida como la Fábrica del Rey. Las primeras bombas con material químico muy nocivo para el organismo humano se armaron con cloro e iperita en los cuarteles de Melilla y a partir de 1924 se confeccionaron en La Marañosa.
Máscaras antigás utilizadas por el ejército español en la Guerra del Rif
Durante el franquismo la fábrica producía botes de humo tóxico y de gases lacrimógenos para la policía y después pasó a ser un centro de referencia de la OTAN en materia de guerra nuclear, química y bacteriológica.
Aunque el desastre de Annual desató una ola de patriotismo en la opinión pública española, pronto la realidad de lo ocurrido, las fotos de los muertos abandonados y, sobre todo, el hecho de que sólo murieran los pobres, que no tenían dinero para evitar el servicio militar e incluso recibían ayuda para alistarse por los pudientes, concedió la razón a los socialistas que desde los primeros tiempos, con Pablo Iglesias a la cabeza, venían denunciando y deplorando aquella guerra colonial, con su corrupción y sus intereses bastardos. La opinión pública les acabó dando la razón.
Mapa que muestra las distintas batallas y masacres de la Guerra del Rif. / Wikipedia
FUENTE: cuartopoder.es
Luis Díez - 24/07/2016
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