La deuda griega, un riesgo que cambió de manos y se hizo público
Un informe de la Fundación por la
Europa de los Ciudadanos repasa la cronología de la desorbitada deuda
pública helena, reflejando cómo pasó de ser propiedad de los bancos
franceses y alemanes a recaer en los Estados de la UE en los últimos
cuatro años.
Lo sucedido con la deuda pública griega es, a todas luces, el paradigma de cómo hacer que los ciudadanos acaben pagando los riesgos asumidos por una banca que, desde el principio, sabe que no va a perder. Así se desprende del informe de la Fundación por la Europa de los Ciudadanos, de Izquierda Unida, realizado por los economistas Carlos Martínez y Eduardo Garzón. En el documento titulado Cronología de la deuda pública Griega: la banca siempre gana hacen un repaso de la cuantía y los acreedores de la misma desde antes del inicio de la crisis hasta la actualidad, poniendo de manifiesto que una deuda del sector privado ha acabado en manos de todos los Estados miembros de la Unión Europea.
Antes de 2008, la deuda helena ya
superaba en más de 30 puntos sobre el PIB la media europea, pero poco
importaba eso a las agencias de calificación, que seguían despachando
confianza en la solvencia de un Estado de la UE que, como se descubrió
posteriormente, tenía sus cuentas falseadas por las argucias del banco
de inversión estadounidense Goldman Sachs (cuya sección europea
fue presidida hasta el 2006 por Mario Draghi, actual presidente del
Banco Central Europeo). Con una prima de riesgo baja, los bancos griegos
podían hacer negocio con la deuda soberana, pero también querían parte
del pastel los franceses y los alemanes. Así, del total de la deuda a
finales de 2008, los acreedores griegos detentaban el 22%, frente al
20,3% que poseían los franceses y al 11,7% de los alemanes.
Mario Draghi (Presidente del Banco Central Europeo)
De pronto, la quiebra de otro banco de inversión de EEUU en 2008, Lehman Brothers (del
que fue alto cargo el actual ministro de economía español, Luis de
Guindos) marcaba el comienzo de la recesión, y el pánico en el mercado
de deuda no se hizo esperar, aunque la prima de riesgo griega comenzó su
escalada sin retorno un año más tarde, cuando el Gobierno informó a
Bruselas de que su déficit público no sería del 3,7%, sino del 12,5%.
Fue entonces cuando saltaron las alarmas. "La posibilidad de que un
Estado no pagara su deuda se hizo presente a nivel internacional y se
disparó el miedo entre los inversionistas privados, quienes vieron en
Grecia la próxima economía que no podría devolver su deuda", recoge el
informe.
El BCE, por injerencia del Gobierno
alemán, no frenó la desorbitada subida del diferencial con el bono
alemán, y fue entonces cuando entraron en juego la conocida Troika (BCE, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional), el primer
rescate económico y las medidas de recortes, austeridad y reformas
estructurales. Un camino que sigue avanzando pese a haberse demostrado
que no es eficaz para reducir un déficit que sigue aumentando por los
astronómicos intereses de una deuda impagable.
Luis de Guindos (Ministro de Economía español)
Sin embargo,
apuntan los economistas, "durante toda esta época los bancos europeos
obtenían financiación del BCE a tipos muy baratos y en condiciones muy
favorables, para luego prestarlo al Estado griego a tipos de interés
sobresalientes, con lo cual obtenían suculentos beneficios a costa del
estrangulamiento de las finanzas griegas", un modelo repetido también en
España y otros países.
Para atajar el callejón sin salida de Grecia y otros Estados periféricos se creó el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que facilitaba liquidez (comprado deuda pública) al Estado griego a precios algo inferiores a los de mercado, a cambio del cumplimiento de los planes de ajuste y recortes, no sin los correspondientes intereses, que ahora iban a parar a manos de los 'compañeros' de la UE. La pobreza y la desigualdad se dispararon en el país, sin instituciones que garantizasen condiciones de vida digna a la población y con un gobierno cuyo único objetivo ha sido cumplir las exigencias de la Troika, lo que ha creado el caldo de cultivo de las actuales encuestas, que dan a Syriza la victoria en las elecciones del próximo domingo.
Banderas de Syriza
Sin embargo, la aparente solución no sirvió para reducir la deuda, que a noviembre de 2014 se situaba en el entorno del 180% del PIB griego. No obstante, la composición del pastel que en 2008 se repartían las entidades financieras griegas, francesas, alemanas y, en menor medida otros inversores europeos, ha cambiado por completo. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, es decir, los Estados miembro de la UE, poseen el 68,4% del la actual deuda griega.
FUENTE: publico.es
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