Atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York (11-09-2001)
Desde mucho antes del 11 de septiembre de 2001, Occidente sabe que el
yihadismo no es ninguna broma. Sin embargo, todos los antídotos que
ensaya en su contra vienen fracasando estrepitosamente y la mancha de
aceite de los barbudos se extiende cada vez más. Más allá de los
atentados de Londres y de Madrid, los sucesos acaecidos en Francia
durante la última semana vienen a demostrar que es fácil matar y es
difícil evitarlo. ¿Alguien recuerda cual fue el resultado de las
cruzadas? Buena pregunta para Manuel Valls, el primer ministro francés,
que ensayaba su retórica bélica esta semana en la Asamblea Legislativa
francesa como si fuera un nuevo Winston Churchill en su célebre discurso
de sangre, sudor y lágrimas: “Francia está en guerra contra el
terrorismo, el yihadismo y el islamismo radical”. Menos mal que añadió:
“Pero no contra una religión. No está en guerra contra el islam ni los
musulmanes. Protegerá, como siempre lo ha hecho, a todos sus
conciudadanos: a los que creen y a los que no”. Ahmed Merabet, uno de
los policías asesinados la pasada semana en París, dejaría entonces de
agitarse en su tumba. Pero no podrán decir lo mismo aquellos
correligionarios suyos a los que la policía, en sus controles
selectivos, pide la documentación por su simple apariencia, desde los
banlieux de París al tren que hace la ruta entre Barcelona y Marsella.
Manuel Valls - Primer ministro francés
La victoria de cualquier terrorismo es el miedo. Y su contagio a la
sociedad. A tenor de lo vivido durante la última semana en la Unión
Europea, los yihadistas nos ganan por goleada. Qué miedo da el miedo,
cuando el corazón sustituye a la razón a la hora de legislar. Sin que se
hayan cometido nuevos atentados, cada día nos desayunamos con la
posibilidad de que yihadistas detenidos o muertos hubieran atentado
contra estaciones de tren o estaciones de policía o contra las marchas
islamófobas que promueve Pegida en Alemania. El anti-islamismo y el
anti-judaismo constituyen la cara y la cruz de la misma moneda
antisemita. Cuando Nettanyahu anima a los hebreos que no se sientan
seguros en Francia a viajar a Israel, ¿no considera acaso que muchos
estarán ya haciendo las maletas rumbo a Jerusalén, no porque corran un
peligro real sino porque estamos entrando todos en situación de pánico?.
Cuando los ministros comunitarios hablan de controles de fronteras,
olvidan que los que atentaron contra Charlie Hebdó eran franceses y los
dos supuestos activistas del Estado Islámico a los que mató la policía
belga habían nacido en Verviers, a 120 kilómetros de Bruselas, y tenían
pasaporte comunitario.
Se les retirará el pasaporte a los sospechosos. Ya veo pateras de
vocacionales muyaidines poniendo rumbo a Yemen o a Siria. Menudo
pringado sería un terrorista que no supiera o no pudiera falsificar un
pasaporte. Detendremos a quienes visiten Irak demasiadas veces: a ese
paso correría peligro hasta Antonio Hernández Mancha si siguiera yendo a
Bagdad como en sus tiempos de ayuda de cámara de Georges W. Bush a la
búsqueda de los pingües beneficios que iba a depararnos la invasión.
Capturaremos a quienes consulten a menudo las web yihadistas: ¿no sería
más razonables someterles a una discreta vigilancia, no fueran a ser
estudiantes universitarios buscando datos para una tesis o periodistas
interesados en saber qué opinan semejantes mamarrachos? Hay que vigilar
la inmigración clandestina: ¿alguien imagina a un maliense con
kalashnikov colgado de la valla de Melilla?
“Ningún fanatismo ha podido con nuestras libertades y ningún
terrorismo va a conseguir que dejemos de vivir libres y sin miedo”, dijo
Mariano Rajoy sin que se refiriera en ningún momento a la Ley Mordaza que prepara su
Gobierno. España se suma a la psicosis generalizada con la enunciación
de un pacto antiterrorista enunciado por los dos grandes partidos –hasta
ahora– y al que podrán sumarse el resto como quien se da de alta en un
club privado al que no le han invitado a fundar. Fruto de este
compromiso entre PP y PSOE será la enunciación de una serie de medidas
contra el yihadismo, articuladas en una proposición no de ley.
Entretenidos hasta ahora en la detención de hinchas de fútbol y en el
descrédito de los anarquistas, como si fueran una especie rediviva de
sacamantecas, ahora resulta que la Moncloa venía preparando una serie de
medidas contra quienes usan en vano el nombre de Alah o el de Mahoma
que es su profeta. Dichas acciones se centrarán en tipificar y aumentar
el castigo contra la actuación de los lobos solitarios capaces de poner
una bomba de andar por casa en cualquier sitio o, simplemente,
congestionar el tráfico de una gran ciudad mediante una falsa alarma.
Félix Grande (1937 - 2014)
"Lugar siniestro este mundo", dejó escrito
Félix Grande a quien esta semana se le ha rendido homenaje coincidiendo
con el primer aniversario de su muerte.
FUENTE: publico.es
Corazón de Olivetti
Juan José Téllez
18/01/2015
Una de las "Sentencias del Tata Viejo", del argentino Buenaventura Luna, lo clava:
"No le tengas miedo al miedo, que más miedo te va a dar"
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