14/12/11

LAS GRANDES RELIGIONES MONOTEÍSTAS

Entre otras calamidades sociales, son las grandes religiones monoteístas las que no dejan avanzar a la humanidad al impedir, con su retahíla de normas, ritos y dogmas el entendimiento entre los hombres. Provocan el enfrentamiento entre los distintos grupos humanos a cuenta de que su "único y verdadero dios" (y todo el montaje y la parafernalia a su alrededor) prevalezca sobre los demás, cuando, de existir un dios, ciertamente sería "único para todos".


¿Cuándo vamos a reaccionar los humanos y alejarnos de los adoradores y de sus falsas doctrinas, que sólo buscan el poder y, a través de la manipulación de la información, el control de las riquezas y el de la mente de los ciudadanos?

¿Cuándo vamos a entender que formamos parte de un ser cósmico inabarcable, que no terminamos en la punta de los dedos, ni en el cabello, ni en los labios, ni en la nariz... que estamos vinculados a todo cuanto existe, sobre todo a nuestros semejantes, sean del color, de la raza o de la religión que sean?

¿Cuándo vamos a dejar de tragarnos esas inmensas ruedas de molino que atentan contra toda lógica?

¿Por qué nos seguimos dejando convencer de que la fe ha de preponderar sobre la razón?


Si poseemos ojos para ver, ¿por qué hemos de cerrarlos?


Si poseemos oídos para oir, ¿por qué hemos de taponarlos?


Si poseemos boca para hablar, denunciar, gritar... ¿por qué hemos de callar?

Abramos de par en par los ojos, agudicemos los oídos y gritemos, ¡sí! gritemos con todas nuestras fuerzas para denunciar aquello execrable, detestable, aborrecible, odioso, repugnante, infame, depravado, atroz, horrible, maldito, diabólico, malo, ominoso, infausto, lamentable, nefando, inconfesable, incalificable, ruin,  intolerable, insufrible... por mucho que vaya disfrazado de bondad o santidad divina.

Hemos de librarnos de una vez de ese yugo que pesa sobre nuestras conciencias, empezando por el miedo, que no nos deja evolucionar y seguir los mágicosos ritmos de este cosmos del que somos células.

De existir el Infierno, tiene que ser éste. Un lugar de dolor y de aprendizaje. No creo que tras la muerte haya nada peor. No sería lógico que un creador, un dador de vida, un padre al fin y al cabo, permitiera que sus propios hijos se condenaran eternamente. Por eso defiendo lógica y razón contra intransigencia, fanatismo, obcecación...



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