¡Sí!... A cuerno quemado, a eso me está oliendo la familia real de este país desde que se descubrió la presunta "mamandurria" del duque de Palma, Sr. Urdangarín. Porque nos guste o no nos guste, su Majestad el Rey, tiene parte de culpa en este asunto como encubridor que ha sido, al no destapar públicamente los tejemanejes de su yerno.
Más de uno dira: "la familia es sagrada". Sí, pero este señor, además de ser el jefe de la familia (cuyos trapos sucios se suelen lavar dentro), lo es también de 47 millones de españoles que merecen un respeto como súbditos y como contribuyentes. ¿O no?
Toda esta rebambaramba, además de oler a cuerno quemado, me suena a "honrosa" salida, no ya para el principal implicado, sino para el suegro que, salpicado por los desmanes de aquél y por su propio y cómplice silencio, va a verse obligado, más temprano que tarde, a una medida drástica: hacer
"mutis por el foro" o
"voglio per la finestra" y abdicar en la testa de Don Felipe, intentando lavar así, no ya la propia imagen (cosa harto difícil) sino la decadente, caduca, retrógrada e innecesaria institución monárquica.
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