Transcurre el pleno en el que se debaten los presupuestos generales del Estado. Uno a uno, portavoces del Grupo Popular defienden los presupuestos que ha presentado el gobierno. Quienes no comparten su postura son demagogos, comunistas, bolivarianos y gente que no sabe de números. Se vanaglorian de lo bien que se les dan las cuentas, que (cito) con “menos hacen más”.
Es lunes. Es el día después de un domingo terrible en el que somos tres mujeres menos porque han asesinado a tres mujeres. Y de fondo, insisten: “Con menos hacen más” y “los números les salen”. Los mismos números que no existen cuando se habla de ese Pacto de Estado que ha acompañado los minutos de silencio del gobierno. Tres asesinadas en las últimas horas y minuto de silencio. ¿Salvan los minutos de silencio a alguien? A estas alturas, ¿nos han concienciado más? ¿O salvan a quienes dirigen el gobierno del estigma de la inacción?
Recuerdo un artículo de Beatriz Gimeno sobre esto, sobre el riesgo brutal de la normalización de la violencia machista, igual que normalizamos la corrupción, igual que normalizamos la precariedad. Me repito: no es normal que la mitad de la población tenga miedo por el hecho de ser mujer. No es normal el miedo volviendo a casa de noche. No es normal el miedo con la persona con la que convives. No es normal temer que tu padre haga daño a tu madre. No es normal que tu hermana se esconda en tu casa porque huye de su pareja. No es normal que veamos normal dar nuestras contraseñas personales para que él vea que no ocultamos nada. No es normal que la falda corta o que el escote o que el pelo sean justificación de que alguien nos intente agredir o tocar en un espacio público. No es normal que cuando preguntas si alguna vez alguien se sintió intimidada, acosada, abusada, todas tengan algo que contar. No es normal que el daño que una pareja ya no puede hacernos directamente lo haga a través de nuestras hijas e hijos. No es normal que asesinen decenas. No es normal que maten a decenas de mujeres cada año. No es normal que asesinen a prostitutas. No es normal soportar la violencia. No es el alcohol, no son las drogas, no es el paro. No eres tú. Nunca eres tú. Nunca, nunca es nada que hagas tú.
Pienso en las diputadas que están en la Subcomisión por el Pacto de Estado en materia de violencia de género. Lo hablo con mi compañera del grupo confederal, Ángela. Lo hablo con las compañeras de la comisión, Mar, Lucía, Rita, Nagua, Isabel. Lo hablo con amigas, Laura, Alba, Marta, Carmen. Lo hablo con amigos, Juan, Lucas, Miguel, Nico. ¿Piensan esas mujeres que ellas también, que ellas también por el hecho de ser mujeres pueden sufrir violencia? ¿La sufren? ¿Qué clausura le damos al término violencia cuando recae sobre nosotras mismas, cuando no hay espejo? ¿Hasta cuánto aguantamos? Jueves pasado.
Manifestación en Madrid, desde el Prado hasta Cibeles, porque no es Cuestión de Estado aquello que no tiene dotación presupuestaria. Porque este gobierno se ríe en nuestra cara del Pacto de Estado y de la lucha de la sociedad civil contra la violencia machista. Porque la directora del Instituto de la Mujer dice no saber, ante los micros, qué será eso por lo que “mueren las mujeres”. ¿Piensa la directora del Instituto de la Mujer que ella también, por el hecho de ser mujer, puede sufrir violencia? ¿Piensan las ministras que firman estos presupuestos que ellas, ellas también, por el hecho de ser mujeres, pueden ser asesinadas? ¿O creen que eso les pasa a otras? ¿O venimos a legislar ladeando la cabeza y con paternalismo y condescendencia? ¿Qué me diferencia a mí, o a ti que estás leyendo esto y te llamas María, o Esther o Rebeca; qué nos diferencia de las tres mujeres asesinadas este domingo? ¿No acumulamos las mismas estructuras, roles, condiciones materiales de género? Quizás la diferencia sea poco más que la suerte.
¿Estamos llamando democracia a algo que, por el hecho de ser mujeres, nos deja indefensas, con miedo y que incluso cuando se sobrevive y se lucha a puro pulso, sin pocos o ningún agarre institucional, sigue ignorando y dificultando salir adelante? Nos cuenta una superviviente que a veces extraña a quien intentó asesinarla. Cuando esto le pasa lee un papel que dice “doce puñaladas”. Necesita recordarlo, a veces. ¿Va a seguir el presidente del gobierno mandando condolencias desde mensajes con su firma como si no pudiera hacer nada? Las condolencias es lo que damos cuando no podemos hacer otra cosa. Precisamente usted, Mariano Rajoy, puede hacer algo para que se dejen de vulnerar sistemáticamente los derechos de nada menos que la mitad de la población.
Mariano Rajoy, presidente de gobierno de España
Y si no lo va a hacer, ahórrese los tuits, asuma la responsabilidad y cargue, por justicia, con las asesinadas que poco a poco, a veces de golpe, van cayendo sobre su espalda. Y que la Historia no le exonere, porque quien puede evitar este horror evitable y no lo hace no merece ningún recuerdo amable.
FUENTE: publico.es
Sofía Castañón
30/05/2017
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