Cada vez que se produce un asesinato en nombre de Alá, nadie parece dudar que el calificativo correcto es “terrorista”, pero si cuando si quien lo hace es alguien de extrema derecha o un ultracristiano (atentado de Anders Behring Breivik en Noruega en 2011), ese término se diluye con un azucarillo en el café.
Que nadie se equivoque, tan terrorismo es uno como lo otro. ¿O acaso no se trata de acciones en las que se quieren imponer unos criterios por medio de la fuerza, por medio del terror? Por supuesto que sí, no es tan distinto quien lo hace en nombre de su dios o su religión que quien lo hace abrazando sentimientos racistas y/o xenófobos.
Tommy Mair, el supuesto autor del asesinato
No es extraño escuchar a líderes políticos realizar afirmaciones del tipo “no vamos a permitir que nadie cambie nuestro modelo de convivencia”, cuando se sufre el terrorismo yihadista. ¿Por qué en un asesinato como el de la diputada británica no escuchamos ese tipo de afirmaciones? Grupos como Britain First o lobos solitarios de la extrema derecha como el que acabó con la vida de Cox quieren cambiar nuestro ‘modelo de convivencia’, esa horripilante expresión que, puestos a usarla, ha de hacer honor a la verdad:
Y el modelo de convivencia actual, lo quieran o no algunos, es el de la multiculturalidad, el del enriquecimiento de una sociedad con los puntos de vista, con las tradiciones de otras gentes. Ello no tiene por qué implicar una pérdida de identidad de un pueblo, más bien al contrario, un fortalecimiento por la vía de la diversidad. Quienes ven en ello una amenaza, no son más que meros ignorantes y eso, se cura viajando, leyendo.
Esos que en España, sin ir más lejos, se posicionan del lado de postulados nacionalistas y xenófobos de partidos como Britain First en Reino Unido, debería saber que nuestra cultura española ni es genuina ni única, sino mestiza a base de un acervo de todas las influencias culturales que han pasado a lo largo de nuestra Historia. Decía hace unos tres años el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, que la lengua española contiene cerca de 10.000 palabras árabes, recogidas en el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE).
Así pues, seamos consecuentes y no usemos diferentes varas de medir lo que ha de pasarse por el mismo rasero. Que el hecho de que el asesino es occidental no quite ni agravante ni responsabilidad indirecta por haber sido nuestra misma sociedad la que ha engendrado ese catecismo destructivo y perverso de la realidad que vivimos.
Posos de Anarquía
David Bollero
17 jun 2016
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