Europa levanta siete vallas contra
el mayor éxodo humano desde la II Guerra Mundial
Alambradas de espino a la Europa sin
fronteras es la única solución implementada por los Estados miembro ante
la crisis de los refugiados. Más de 2.000 ahogados en el Mediterráneo y
las crisis las fronteras del Este de Europa y Reino Unido, dejan claro
que no merece el nombre de solución.
Refugiados
kurdos sirios pasan un niño sobre una cerca en la frontera
húngaro-serbia,
cerca de Ásotthalom, Hungría .- REUTERS / Laszlo Balogh
Poner alambradas de espino
a la Europa sin fronteras es la única solución implementada por los
Estados miembro de la Unión Europea a la crisis de los refugiados. Claramente salta
a la vista que no merece el nombre de solución.
Desde que estalló la guerra en Siria,
hace ya cuatro años, el goteo de refugiados que llegaban a la UE con
destino final Alemania o Suecia se ha convertido en una auténtica riada
que desborda a los países más pobres. Pero las bombas y las balas no son
el único motivo por el que se huye de un país. El hambre, el arma más
mortífera del planeta, sigue azotando los países africanos, que sumado a
los distintos conflictos armados, ha generado el éxodo que llena de
cadáveres el Mediterráneo. El mayor éxodo humano desde la II Guerra
Mundial tiene varias etapas hasta su fin, y entre ellas, varios
obstáculos que sortear.
Erdine (Grecia-Turquía)
Valla entre la frontera turco-griega, cerca de Erdine
Desde el Este, el recorrido que siguen los refugiados
sirios comienza en la frontera con Turquía. Los que no se pueden
permitir jugarse la vida en una lancha neumática para llegar a la isla
griega de Kos y de ahí alcanzar la península para seguir hasta
Macedonia, tratan de superar el primer obstáculo terrestre: la valla
fronteriza en provincia turca de Erdine. Se construyó en 2013 con tres
millones de euros de fondos europeos para tapar el único agujero ─de
12,5 kilómetros─ por el que podían colarse los refugiados, entre los
que también hay afganos, iraquíes y palestinos.
Embarcación masificada, rumbo a la isla griega de Koss
Lesovo y Kraynovo (Bulgaria-Turquía)
Pero el resultado es el de un parche en un barco que
se inunda. El agua, en seguida, encuentra otra grieta por la que
colarse. Y en este caso, la grieta era el país más pobre de la UE.
Bulgaria, con 7,4 millones de habitantes, tiene 1.808 kilómetros de
frontera. Una parte importante la comparte con Serbia, siguiente destino
antes de la próxima parada: Hungría.
Valla fronteriza entre Turquía y Bulgaria en la localidad de Kraynovo.- FRONTEX
Desde que se levantó la
valla de Erdine, Bulgaria pasó de recibir unos cientos de refugiados e
inmigrantes al año a contar 11.500 en 2013. Siguiendo el modelo anterior
─criticado por la UE, que tampoco ofrece otra solución─, el Gobierno
búlgaro con ayuda económica comunitaria levantó 30 kilómetros de alambre
y concertinas en las localidades fronterizas de Lesovo y Kraynovo. 2014
cerró con 6.000 nuevos refugiados en territorio búlgaro. Como parecía
que la valla y el control policial funcionaban, el pasado enero, el
Gobierno búlgaro aprobó la construcción de 82 kilómetros adicionales.
Problema resuelto para Bulgaria, pero no para la UE.
Hungría
Refugiados
sirios cruzan debajo de una alambrada con cuchillas e la frontera entre
Hungría y Serbia, cerca Röszke.- REUTERS / Laszlo Balogh
No hay, al menos de forma estable por el momento,
concertinas entre Grecia y su vecina del norte, Macedonia. El cierre de
la frontera búlgara no hizo sino aumentar el éxodo por la vía marítima.
El Egeo se convirtió en la única forma de llegar a Europa desde Turquía y
se triplicó el número de personas que optó por esta ruta. De 5.800
durante el segundo cuatrimestre 2014 a casi 15.000 durante el tercero.
Las islas griegas se han convertido en campos de refugiados que se
cobijan en hoteles en ruinas, y el Gobierno heleno ha tenido que fletar
barcos para trasladarlos a la península y que sigan su dura ruta hacia
el norte rico y desarrollado.
Inmigrantes en la frontera entre Macedonia y Grecia - Agencia EFE
Serbia es la etapa común tanto para las personas que
se desplazan desde Macedonia (Sur) como para los que llegan desde
Bulgaria (Este). En cualquier caso, es un país de tránsito que no ha
perdido ni tiempo ni dinero en tratar de frenar la desesperación humana,
a diferencia de Macedonia, cuyos policías han cargado duramente contra
los miles de refugiados que se agolpaban en la frontera para coger el
tren a Serbia, en la localidad de Gevgelija. Hungría es el siguiente
destino después de Serbia. Y ante la postura de Serbia, el Gobierno
conservador y nacionalista húngaro no está dispuesto a que ningún
extranjero más ─ sólo un 1,5% de su población es extranjera─ se quede
rezagado en su país durante la travesía. Serán 135 kilómetros de vallado
con una altura de cuatro metros. Su construcción va a marchas forzadas y
ya está instalada en algunos pasos. Según datos de la oficina de
inmigración húngara, en estos ocho meses de 2015 han recibido 57.000
inmigrantes ilegales (no distingue entre refugiados e inmigrantes).
43.000 llegaron en 2014 frente a los escasos 2.000 en 2012. Aunque el
número de extranjeros no ha aumentado.
Ceuta y Melilla (España-Marruecos)
Inmigrantes subsaharianos encaramados a la valla de Melilla.- AFP
Ceuta y Melilla, las ciudades españolas en la costa
africana, fueron objeto de una “fuerte presión migratoria” entre 2013 y
2014. El foco se puso sobre los inmigrantes subsaharianos y lo que la
prensa decidió llamar “asaltos” a la valla fronteriza. Sobre todo en
Melilla. Sin embargo, las ONG de la zona advirtieron en repetidas
ocasiones de que, en realidad, la presión migratoria era provocada por
lo refugiados sirios.
Aún así, España reforzó la triple valla ─de
doce kilómetros en Melilla y ocho en Ceuta─ para frenar a esos
inmigrantes que, pese a sufrir guerras, matanzas y persecuciones en sus
países, “no tienen derecho a asilo”, según el ministro de Interior,
Jorge Fernández Díaz.
El CETI melillense se encontraba desbordado (vea aquí las condiciones en las que viven)
precisamente de ciudadanos sirios, que no cruzaban saltando la valla,
sino pasando la aduana de Marruecos con un pasaporte falso. Eran los
sirios más pudientes, ya que esta ruta ─en avión desde Turquía a
Argelia─ costaba miles de euros. En cualquier caso, Alemania y los
países nórdicos son la meta para todos los que intentan llegar.
Calais (Francia-Inglaterra)
Inmigrantes junto a una cerca con alambre de púas cercana al campamento improvisado
llamado "La nueva jungla" en Calais,
Francia.- REUTERS / Regis Duvignau
Ceuta y Melilla no deja de ser un esfuerzo en vano
para muchos migrantes. El alzado de la valla española, más la construida
por Marruecos recientemente, y el refuerzo de agentes y las
devoluciones en caliente es un obstáculo demasiado grande para, al fin y
al cabo, continuar separado de Europa por el Mediterráneo.
Las
tragedias de naufragios en aguas libias e italianas durante estos dos
últimos años han puesto de manifiesto el problema al que se enfrenta la
UE. Aún así, la última reunión de alto nivel para buscar una solución
terminó sin ningún acuerdo, y los inmigrantes que no murieron en las
aguas del Mediterráneo, tras atravesar Italia, han acabado llamando a
las puertas de Reino Unido. El Canal de la Mancha, que comunica por
carretera subterránea Francia e Inglaterra, ha ocupado efímeramente las
portadas de todos los diarios.
La crisis migratoria de Calais, la
región francesa por la que se accede al Canal, ha sido tratada con la
misma fórmula fallida. A principios de agosto, el premier británico,
David Cameron, y el primer ministro francés, François Hollande, llegaron
un acuerdo para frenar lo que Cameron tildó de “plaga”: nuevas vallas
con alambre de espino y docenas de cámaras de seguridad adicionales en
el extremo francés del Eurotúnel.
FUENTE: publico.es
Madrid - 26/08/2015