Mientras que en la mayoría de los países europeos, el pueblo llano accedía al "arte de las musas", en España nos hartábamos de rezar el rosario y leer el catecismo, tal como mandaba la "Santa Madre Iglesia", que por algo había apoyado descaradamente el infructuoso golpe de estado y la posterior guerra civil. "La Santa Intitución" no podía permitir que el gobierno de turno (legalmente constituído vía urnas plebiscitarias) le arrebatara la enseñanza, ese omnímodo poder de modelar las mentes de la ciudadanía a su antojo, siguiendo sus "santos postulados", y que, desde la Edad Media, siempre había estado en sus manos.
Fue ésa una de las principales causas, por no decir la más importante, del inquebrantable apoyo católico a la "Santa Cruzada" de Franco y sus generales sediciosos, porque (¡no lo olviden!) todos ellos habían jurado respetar y defender la constitución de la II República Española, y terminaron pasándosela por los forros, en aras de intereses espúreos convenientemente teñidos de fé y de patriotismo.
Bueno, como es normal en mí, me he ido por los cerros de Úbeda, pero es que me puede el airear esa historia totalmente desvirtuada, porque la historia la escriben los que ganan las guerras; y es que siempre las ganan "los buenos". ¿O conocen ustedes algún caso en el que los ganadores hayan sido "los malos"?
Pero a lo que iba: los españoles tenemos aún un bajísimo nivel musical en comparación con el resto de Europa, sobre todo con los países del norte, aunque es justo reconocer que en los últimos años se han dado pasos importantes en cuanto a la educación musical se refiere. Y es que aprender música y saber tocar uno o varios instrumentos te puede resolver la vida puntualmente, como lenguaje universal que es, en cualquier parte del mundo. Basta plantarse en cualquier calle o plaza (hasta que aprezca la autoridad jodedora... digo, competente, y te desaloje) y actuar en directo para que, al menos, saques unas monedas para matar el hambre.
Citizen Plof
No hay comentarios:
Publicar un comentario