Aquel día sonaba la Cantata del Mencey Loco de Los Sabandeños, la primera versión, con la voz de un canario, Manolo Melián; no la segunda, en la que las zetas pronunciadas a modo por Paco Rabal, por muy buena dicción que tuviera, no venían a cuento en una obra de identidad canaria.
Portada de LP (Long Play) de vinilo,
disco microsurco editado por Columbia en 1975
Pues fue oyendo esa primera versión, cuando la voz rotunda de Melián dice: "¡Y entonces, llegó el De Lugo*!..."
Que el padre apostilló:
- ¡Y hubo, lo que hubo!
Desembarco de las tropas castellanas en las playas de Añaza (Tenerife)
- ¡Papi!... ¿Y qué fue lo que hubo?
La copla seguía sonando: "Y tras el primer esfuerzo, ineficaz, que le trajo, la derrota de Acentejo..."
La primera batalla de Acentejo (norte de Tenerife),
en la que los guanches vencieron a los castellanos.
- Pues hubo "conquista", o lo que es lo mismo: tristeza, hambre, dolor, destrucción, enfermedades, muerte... porque unos hombres armados, venidos del continente europeo, arribaron a estas islas con la clara intención de apoderarse de ellas; y eso hicieron. En nombre de la "sagrada civilización", pertrechados con moderno y eficaz armamento contra el que, los aborígenes, nada podían, masacraron a un pueblo libre, arrebatándoles su territorio, su cultura y sus dioses. Sí, conquistaron Canarias como si esta hubiera sido también una tierra ignota, deshabitada (como el resto de islas de la Macaronesia) pero aquí había un pueblo soberano, al que quitaron de enmedio para proclamarse amos y señores en nombre de unos lejanos reyes.
Fundación de la ciudad de Santa Cruz de Añaza
(más tarde llamada de Tenerife) el 3 de mayo de 1494
- ¡Papi!.. ¿Y murieron todos?
Casi. Y los que sobrevivieron fueron esclavizados y vendidos en las cortes europeas como "especímenes salvajes de las Islas Afortunadas", otros prefirieron ahogarse, tirándose por la borda de los navíos que los alejaban de su tierra. Los que quedaron aquí, no corrieron mejor suerte: muchos murieron presa de las enfermedades que les contagiaron los europeos, contra las que sus organismos carecían de defensas, otros prefirieron despeñarse antes que perder su libertad, y los que se plegaron al poder de los conquistadores, terminarían como simples siervos de aquellos a los que recibieron con los brazos abiertos, aunque también hubo cierto mestizaje entre los nuevos colonos y la población autóctona.
Escultura ubicada en el Mirador de El Lance - Icod El Alto (Tenerife) representa
al Mencey Bentor que, en un suicidio ritual se despeñó desde el Roque de Tigaiga.
Como la historia la escriben siempre los que ganan las guerras, no tenemos la visión isleña de esa época, pero aún así, algunos cronistas dejaron constancia de que, a pesar de ser un pueblo que vivía en el equivalente a la Edad de Piedra, eran seres valerosos, nobles, inteligentes y leales, enemigos de la crueldad. Y es entonces cuando cabe preguntarse, ¿quiénes eran en realidad los "salvajes"? Y la respuesta es obvia.
No los odio porque su sangre, en mayor o menor medida, corre por nuestras venas, pero si los detesto porque vinieron a joder el paraíso.
Playa de La Tejita y Montaña Roja (Tenerife)
Citizen Plof
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