4/7/16

EN LA CAJA NEGRA DEL FRANQUISMO

Federico García Lorca


En octubre de 1937, un corresponsal argentino del diario La Prensa, que estaba informando de la guerra de España, tuvo la oportunidad de encontrarse con el dictador Francisco Franco. La entrevista está recogida en el libro Palabras del Caudillo, editado en 1939 por Falange Española Tradicionalista y de las Jons, y recoge discursos y entrevistas en medios de comunicación internacionales al mejor estilo guebeliano.


El periodista tuvo la “osadía” de preguntarle al Caudillo si habían “fusilado a escritores españoles de fama mundial”. La referencia al asesinato de Federico García Lorca fue respondida contundentemente por el general Franco: “Se ha hablado mucho en el extranjero de un escritor granadino; se ha hablado mucho porque los rojos han agitado este nombre como un señuelo de propaganda. Lo cierto es que en los momentos primeros de la revolución en Granada, ese escritor murió mezclado con los revoltosos; son los accidentes naturales de la guerra. Granada estuvo sitiada durante muchos días, y la locura de las autoridades republicanas, repartiendo armas a la gente, dio lugar a chispazos en el interior, en alguno de los cuales perdió la vida el poeta granadino”. 


Durante cuatro años, la Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica guardó un informe que llevaba años escondido en los sótanos del Ministerio del Interior, rodeado de centenares de secretos documentales que nunca han podido salir a la luz. La persona que lo entregó pidió que fueran respetados sus plazos y que ya avisaría cuando el documento pudiera hacerse público. Se trataba del informe generado en España por una petición de información de una historiadora francesa, Marcelle Auclair, que estaba investigando y escribiendo sobre la muerte del poeta Federico García Lorca. Su solicitud generó un informe policial que nada tiene que ver con la manipulación histórica del Caudillo. El informe enumera algunas de las razones por las que Lorca fue “pasado por las armas”. Se dice que era socialista, masón y se añade que “estaba tildado de prácticas de homosexualismo, aberración que llegó a ser “vox pópuli”…

Siendo evidentes las causas de su asesinato; su opción sexual, su colaboración con los gobiernos progresistas de la Segunda República, su Barraca llevando la cultura a donde nunca estuvo, su lucha contra la ignorancia, es curioso cómo la democracia lo ha despojado ese significado hasta reducirlo a una especie de autor folclórico, que simplemente supo captar esencias de la vieja, profunda y peculiar España. Incluso uno de los investigadores que está tratando de buscar sus restos, Miguel Caballero, aseguraba recientemente: “Se han apropiado indebidamente de Lorca, que para nada era de izquierdas”; una afirmación que recuerda a la frase del Caudillo en la que afirmaba que los rojos agitaban “este nombre como un señuelo de propaganda”.

¿Qué pasaría en Chile si un historiador dijera que la oposición a Pinochet ha utilizado la figura de Víctor Jara que para nada era de izquierdas? ¿O que Antonio Machado o Miguel Hernández nunca se definieron políticamente? Pues  posiblemente lo mismo que ha pasado con las palabras de este historiador: nada.

La cultura franquista, el éxito sociológico de la dictadura, el atado y bien atado, es el triunfo de la despolitización. La famosa frase del dictador: “haga como yo,  no se meta en política”, es una orden que obedientemente sigue vigente en nuestra democracia, tan necesitada de significados políticos como de acabar con sus insignificancias históricas.

Sólo desde esa perspectiva se puede entender que su intensa vida y su trágica muerte, no se hayan convertido en un símbolo de la lucha contra la intolerancia,  en una referencia permanente entre quienes denuncian la homofobia, entre quienes han hecho del “orgullo gay” una celebración que festeja “el fin de las aberraciones”. Lorca víctima de la intolerancia, Lorca poeta universal, ha vivido apartado de su tragedia personal durante décadas, escondido en la caja negra del franquismo, despojado de su compromiso personal, arrojado a las cunetas de la historia como muerto por un accidente.


Pero este 2 de julio, el mismo día que se celebra en Madrid la gran marcha del Orgullo Gay, Federico recibirá un homenaje que trata de convertirlo en un símbolo que siempre debió ser; el de una vida que nunca debió terminar y el de un asesinato que nunca debió ocurrir. La cultura de los derechos humanos se construye sobre las violaciones de los derechos humanos. El asesinado de Federico García Lorca y de todas y todos los 114.226 federicos que permanecen desaparecidos por la represión franquista debe servir para construir valores contra la intolerancia, conocimiento de nuestra historia, cultura democrática y politización del pasado. Ni Lorca “perdió la vida” como dijo el dictador, ni quienes hoy sufren agresiones homófobas “pierden su tranquilidad”. Nuestra recuperación de la democracia se ha sostenido sobre el olvido y la ignorancia y la ciudadanía ha perdido un pasado repleto de referencias para  construir un presente certero. Hagamos como Lorca, metámonos en política. 


FUENTE: publico.es
Otras miradas
Emilio silva- 01/07/2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario