23/5/14

HASTA LOS MISMÍSIMOS...




Es la cruz de la democracia. Si se confirma el 60 % de abstención que se predice para las elecciones europeas del día 25, quedará aprobado el rechazo de la población hacia la clase política. No solo se deberá al muy escaso interés que equivocadamente sentimos hacia lo europeo, sino también y muy principalmente al desprecio o indiferencia por los políticos y su actividad y profesión. ¡Anda y que les den, déjennos en paz! Podría ser el victorioso lema de la abstención. Cierto que con el 30 % del 40 % de votos, esto es, con el 12 % se ganan las elecciones con toda legitimidad y legalidad. Pero es un rotundo fracaso de la democracia. Supone una moción de censura ganada al sistema. Un castigo durísimo que debería hacerles reflexionar y cambiar. Porque ya no vale saltar el obstáculo y continuar igual y con las mismas trapisondas. En las próximas generales es previsible que ocurra lo mismo. Las continuas evaluaciones del CIS confirman el rechazo ciudadano. Algo grave ocurre. ¿Es culpa del barato populismo y la ignorancia o culpa de los interfectos, tienen que cambiar los ciudadanos o tienen que hacerlo los políticos, que son imprescindibles, pero no éstos? Lo que está claro es que un sistema político no puede sostenerse en estos términos de repulsa. Tenga quien tenga la razón, suponiendo que el pueblo no la tenga siempre.


Siguen diciendo los mismos tópicos, siguen empleando las mismas argucias, las mismas disputas, los mismos intereses. No los queremos, y ellos hacen oídos sordos. No tienen propósito de enmienda, no quieren cambios, que los ciudadanos sí quieren, quieren que todo sea una repetición continua de lo que ha llevado al desamor. No consiguen, no quieren, erradicar la corrupción, la toman a chufla, no tienen la menor consideración hacia los débiles, les importa un bledo la desigualdad rampante. No hacen la revolución democrática que se necesita. Juegan con la justicia. Con la cultura. Con la educación. Con la enseñanza. Con el integrismo religioso. Con la sanidad, con la juventud, con la vejez. Son mandados, mandatarios, de los poderosos. No preguntan nunca al pueblo. Lo tratan a decretazos. Son conniventes entre ellos, todo está bien en lo sustancial, ¿para qué cambiar nada? Y encima quieren que les votemos. ¿Para qué si ya no los creemos, qué méritos tienen ustedes más que los de la mentira y la hipocresía? Solo seguimos así porque ustedes nos obligan.


FUENTE: Público.es
Puntada sin hilo
Arturo González
15 may 2014

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