Pero “evadir impuestos” no es un término abstracto dentro de un titular. Esconder unos cuantos milloncejos de euros en un paraíso fiscal se traduce en menos medios contra el cáncer, más listas de espera, masificación en las aulas de los colegios públicos, menor cuantía y cantidad de becas, una policía y una justicia más lentas… y mil cosas más que nos afectan a todos, especialmente a las personas más vulnerables.
Son muchos los famosos que han defraudado a los españoles. Ana Torroja, Lionel Messi y su padre, Isabel Pantoja o Arantza Sánchez-Vicario… La última en conocerse ha sido Montserrat Caballé.
Lo que me llama la atención es la reacción de algunas personas ante este tipo de fraude cuando afecta a una marca o a una empresa. La condena a 18 meses de prisión en Italia para Dolce y Gabbana -buenos amigos de Messi, por cierto- no es la primera en el mundo del diseño en el país vecino. Prada y Armani ya han tenido sus problemas con el Estado italiano en el aspecto de la evasión fiscal.
Defraudar cuando navegas en un mar de yates, oro, joyas y mansiones que enseñas en ¡Hola! es de un egoísmo infinito, una especie de avaricia ilimitada y obscena. Lo sorprendente de los casos de estas marcas tan conocidas del lujo es su alta impunidad social, su capacidad para no tener que recibir ninguna reprimenda por parte de sus clientes, que al día siguiente vuelven a llevar sus modelos a los premios de turno. Es la evasión VIP de la evasión fiscal.
FUENTE: Blogs.publico.es
Marco incomparable
Sandra Bulos
01/05/2014
Tengan en cuenta que ese dinero que defraudan es nuestro. Implica impuestos que no pagan y que, por tanto, no revierten en los ciudadanos.
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