Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la Universidad Central de Barcelona. De aquellos años jóvenes datan también sus primeras experiencias con las drogas: desde el alcohol hasta la heroína, a la que dedicaría una impresionante colección de poemas.
En los años 70 fue ingresado por primera vez en un psiquiátrico. Aun así, esto no le impidió desarrollar una copiosa producción literaria. A finales de los 80, cuando por fin su obra alcanzó el aplauso de la crítica entendida, ingresó permanentemente en el psiquiátrico de Mondragón. Casi diez años después se estableció, por voluntad propia, en el psiquiátrico de Las Palmas de Gran Canaria o como él lo llamaba "El manicomio del Dr. Rafael Inglott", donde ha fallecido.
Cultivó principalmente la poesía, cuyas obras fueron apareciendo con relativa regularidad, pero también la narrativa y el ensayo; prueba de ello es una prolífica obra literaria, en la que cabe destacar Así se fundó Carnaby Street (1970), Teoría (1973) y otras muchas de carácter autobiográfico, entre ellas una antología poética en 2003, con la que obtuvo el Premio Estaño de Literatura.
Aquí dejo uno de sus "poemas del manicomio de Mondragón":
Himno a Satán
«Ten piedad de mi larga miseria»
«Ten piedad de mi larga miseria»
Le fleurs du mal
Charles Baudelaire
Tú que eres tan sólo
una herida en la pared
y un rasguño en la frente
que induce suavemente a la muerte:
Charles Baudelaire
Tú que eres tan sólo
una herida en la pared
y un rasguño en la frente
que induce suavemente a la muerte:
tú ayudas a los débiles
mejor que los cristianos
tú vienes de las estrellas
y odias esta tierra
donde moribundos descalzos
se dan la mano día tras día
buscando entre la mierda
la razón de su vida;
mejor que los cristianos
tú vienes de las estrellas
y odias esta tierra
donde moribundos descalzos
se dan la mano día tras día
buscando entre la mierda
la razón de su vida;
yo que nací del excremento
te amo
y amo posar sobre tus manos delicadas mis heces.
Tu símbolo es el ciervo
y el mío la luna:
que caiga la lluvia sobre
nuestras faces
uniéndonos en un abrazo
silencioso y cruel en que
como el suicidio, sueño
sin ángeles ni mujeres
desnudo de todo
salvo de tu nombre
de tus besos en mi ano
y tus caricias en mi cabeza calva
rociaremos con vino, orina y sangre
las iglesias
regalo de los magos
y debajo del crucifijo
aullaremos.
Leopoldo María Panero
No hay comentarios:
Publicar un comentario