Como todas las frases hechas, los refranes y los tópicos, aquella también era falsa. El miedo no es libre. El miedo es el antónimo de la libertad. Ahora Europa tiene miedo. De vez en cuando Europa o EEUU tienen miedo. 11-S, 11-M, 13-N. Nuestro miedo moderno se va haciendo un calendario. Imaginemos que en cada aniversario de estas fechas acordáramos darnos una tregua y no matar a nadie. Que eso sucediera en todo el mundo. Seríamos más iguales. Porque hay países, geografías, mapas enteros donde todo el mundo vive todo el día envuelto en miedo. Son lugares que no es necesario bombardear, ni ametrallar, ni incendiar, porque son lugares en los que una mosca ya te puede dar miedo. Sí, una mosca. Una mosca se puede acercar a un niño. Hay lugares en el mundo donde la vida de un niño corre peligro cuando se acerca una mosca. Dengue, fiebre amarilla, paludismo, leishmaniasis, encefalitis de la garrapata, turalemia, tripanosomiasis. Son lugares en los que no es necesario un cinturón explosivo para causar pavor. Basta el vuelo de una mosca.
"Vosotras, las familiares
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares
me evocáis todas las cosas."
Nos extrañamos del terror, como si no existiera, Pero sí existe. Sigue ahí, lo que pasa que nos creíamos que alejándolo desaparece. Y no desaparece. El terror vuelve, como las moscas. No vale cerrar las fronteras. Francia había suspendido el tratado de Schengen durante un mes precisamente para evitar atentados como el de este viernes 13. Se ha demostrado que no basta con recortar la libertad para combatir el horror.
No hace nada, Tony Blair reconocía que la invasión de Irak había sido un error. Que no existían aquellas armas de destrucción masiva que justificaron la masacre. Allí hubo un millón de muertos. EEUU, Gran Bretaña, España y Portugal soltaron la mosca. En la Cumbre de las Azores se acordó exportar el terror. Pobrecito Blair, que el otro día admitía que aquella invasión ilegal (contra mandato de la OTAN) fue el germen de este Estado Islámico que hoy nos tiene declarada la guerra. Es absurdo condenar el terrorismo cuando tú lo practicas como deporte. Ni George Bush ni José María Aznar ni Tony Blair ni José Manuel Durao Barroso han sido juzgados por la masacre de 2003. Es por donde deberíamos haber empezado para que hoy la Torre Eiffel y el Louvre permanecieran abiertos. Los criminales no habitan en lejanas montañas, ya lo dijo el hombrecillo insoportable del bigote. Los más afamados criminales tienen casa en el centro de París. Dan conferencias, cobran millones, y vuelan en libertad, como las moscas. Expandiendo su dengue, su fiebre amarilla, su paludismo, su leishmaniasis, su turalemia, su tripanosomiasis y su avaricia: Que es la palabra en la que hay que buscar el origen de este asunto. De este horror. De esta tristeza.
José Manuel Durao Barroso, Tony Blair, George Bush y José Mª Aznar
FUENTE: publico.es
Rosas y espinas
Aníbal Malvar - 15/11/2015
El dicho popular, lo deja bien claro:
"Quien siembra vientos,
recoge tempestades"
*
¡Malditos sean los asesinos,
pero también el resto de culpables!
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¡Malditos sean los asesinos,
pero también el resto de culpables!
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