Cuando estuvimos en Atenas, hace un mes y
coincidiendo con el triunfo electoral de Syriza, no vimos por ninguna
parte a ciudadanos rescatados por la Unión Europea. Tampoco rescatados
por España, sobra decir. El hambre, la pobreza o la privación era lo que
uno efectivamente podía ver en las calles. Y, desde luego, no es esa la
estampa que uno imagina cuando se habla de sujetos rescatados. Uno
espera que al menos los rescatados puedan sobrevivir con holgura. Sin
embargo, los que vimos, a duras penas. Entonces, ¿qué ha pasado en
Grecia en estos años?
Campesinos griegos reparten fruta y verdura gratis entre sus conciudadanos.
ANGELOS TZORTZINIS (AFP)
Corría el año 2009. La fiesta de la especulación, la corrupción y el clientelismo había disparado hasta el 127% la deuda pública griega. Los responsables políticos de organizar aquella fiesta, Nueva Democracia y PASOK, se repartían entonces la mayoría de escaños y el 77% de los votos. Una desconocida Syriza apenas llegaba al 5%. Aquel bipartidismo griego se sentía seguro, puesto que Nueva Democracia era la aliada natural de la CDU de Merkel y del PP de Rajoy, mientras que PASOK era el aliado natural del SPD alemán y del PSOE español. Los gobiernos de Alemania, España y Grecia, unidos por la afiliación ideológica.
En aquel año de 2009, ningún Estado
europeo tenía en su posesión deuda pública griega. Toda la deuda griega
era de naturaleza privada. En concreto, los bancos franceses y alemanes
habían comprado títulos públicos griegos por el valor astronómico de
183.200 millones de euros. Los bancos españoles habían invertido mucho
menos, unos 2.000 millones de euros. En ese mar de tranquilidad, la
prima de riesgo aún era desconocida.
El aumento de la prima de riesgo fue de tal cuantía que al estado griego no le quedó más remedio que pedir ayuda. Así llegó el primer acuerdo propuesto por la Comisión Europea, secundado por el Fondo Monetario Internacional, el presidente del BCE y la canciller alemana. La troika había nacido. Llegaban así los primeros préstamos, siempre condicionados a la ejecución de recortes en gasto público y otras reformas estructurales de carácter neoliberal. Mientras tanto, los bancos europeos se iban desprendiendo sigilosamente de sus títulos griegos. Los bancos alemanes y franceses que habían prestado al bipartidismo griego querían ahora quitarse de en medio. ¡Nadie quería tener deuda pública griega!
Unos meses más tarde el Banco Central Europeo vino al rescate. El BCE realizó una compra masiva de bonos griegos a muchos bancos europeos, que estaban deseando deshacerse de ese enorme riesgo. ¡Les hizo un favor! Si Grecia no pagaba, le hubiera tocado hacerlo a los bancos alemanes y franceses. ¡Mucho mejor que el riesgo lo tuviera el BCE!
Para mayor suerte para los bancos, unos meses más tarde se aprobó la creación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Se trataba de un mecanismo temporal que se utilizaría para financiar al Estado griego a precios levemente inferiores a los de mercado, utilizando para ello las garantías del resto de Estados miembros. Eso significaba que los inversores internacionales podían prestar ahora a Grecia sin peligro: si todo iba bien, ellos cobraban; si iba mal y el bipartidismo griego no podía pagar, entonces varios Estados europeos se harían cargo del coste.
Desde aquella reestructuración se ha seguido sucediendo el mismo fenómeno: retirada de los acreedores privados (en su inmensa mayoría bancos) e incorporación de los Estados Europeos a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, del Banco Central Europeo y de los préstamos bilaterales. Tal es así que, en octubre de 2014, la inmensa mayoría del riesgo de impago corresponde ya a los Estados europeos. A día de hoy, los bancos europeos apenas tienen exposición al riesgo.
¡Qué paradoja! A pesar de que fueron los bancos privados quienes realizaron malas inversiones al prestar dinero a un agente económico que más tarde se declaró insolvente, como Grecia, hoy en día los contribuyentes del resto de economías europeas somos los que corremos el riesgo de un impago de la deuda pública griega. A día de hoy, los contribuyentes españoles tenemos una exposición a la deuda pública griega de más de 27.000 millones de euros. Es mucho, pero en realidad se trata de una cantidad siete veces inferior a la exposición que tenían en diciembre de 2009 los bancos alemanes y franceses.
Pero encima son los caraduras del bipartidismo, alemán o español, los que nos insisten en “nuestros” riesgos. Son los aliados del bipartidismo español y alemán, PASOK y ND, los que hundieron a los griegos en las malas decisiones y en la deuda. Y fueron los bancos del bipartidismo quienes se arriesgaron prestando. ¿Alguien se explica por qué tenemos que pagar los de siempre, los parias de la tierra? ¿Acaso el pueblo griego tiene culpa de los excesos de su bipartidismo, que está más cerca de Merkel y de Rajoy que de ellos y de nosotros?
FUENTE: publico.es
Alberto Garzón y Eduardo Garzón
20 feb 2015
COMENTARIOS
Magnífico análisis del timo del tocomocho a escala global... Los timadores acusan a los timados de querer robarles la cartera. Y los medios de comunicación masivos a lo suyo, a desinformar, para asustar al personal y asegurarse las migajas que les sobren a los timadores.
Esta es la explicación de la cerrazón en banda de Alemania. Tendrían que explicar el pufo a sus ciudadanos. Me sorprende que el pueblo alemán no se haya enterado, porque nivel económico y estudios tiene para ello.
¿Y no se estarán haciendo "los suecos"?
No hay comentarios:
Publicar un comentario