Si no se pliega totalmente a sus directrices, está claro que la Troika no va darle ni agua al gobierno recién salido de las urnas en Grecia, máxime siendo de izquierdas; pero los nuevos dirigentes no parecen estar dispuestos a agachar la cabeza. Y es que, contra viento y marea (no sabemos cuánto podrán aguantar el embate) intentarán cumplir lo prometido a su pueblo: básicamente acabar con las restricciones impuestas por los mercados tras el rescate ecónomico que, dicho sea de paso, no solucionó nada. Al contrario, la deuda griega se ha disparado por encima del 180%, generando una crisis humanitaria sin precedentes, lo que ha obligado al gobierno a prestar ayudas inmediatas en alimentación, electricidad gratuita y pleno acceso a la sanidad a los ciudadanos más perjudicados.
Edificio del Parlamento Griego
Ante la negativa del gobierno alemán de renegociar la deuda, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, decide reclamarle a Alemania la indemnización por reparaciones de guerra, así como la devolución del préstamo forzoso que los nazis les obligaron a entregarles (deuda estimada en unos 11.000 millones de euros) y qué, el país germano nunca llegó a pagar. Y es que, Alemania, ha rechazado durante ¡¡¡70 años!!! acceder a estas reivindicaciones del pueblo griego.
Necesitamos, sí o sí, una sociedad más justa que conlleve un reparto equitativo de la riqueza, que preserve el patrimonio público, que proteja realmente a los más desfavorecidos, que defienda los derechos humanos, la sanidad y educación universal; en suma, que se rija por los sagrados conceptos de Igualdad, Libertad y Fraternidad, y que transforme este batiburrillo comercial en el que el Sistema ha convertido la convivencia, en algo realmente digno, porque hacer dinero por encima de todo, incluso de las personas, no puede ser la máxima de ningún tipo de sociedad.
¿Y no le pueden echar un capote a Grecia?
Ciudadano Plof
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