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15/5/17

TEMOR DE UN SER ABYECTO (POEMA)


A todas las mujeres maltratadas

Maldito sea este día
En que la aurora
No logra amanecer.
Acurrucada, oculta
Tras los muros de un miedo
Visceral no se atreve
Ni siquiera a salir.

Teme ser golpeada,
Asesinada incluso
Por la mano de un “dios”
Furioso y vengativo
Que no transigió nunca
Con el fulgor sagrado
De la feminidad.

Aqueste ser oscuro,
Dueño y señor de nada,
No quiere permitirle
Que brille, así que intenta
Con violentas maneras
Arrastrarla a un infierno
De dolor y de espanto.

Pero será el destello
Mágico de la luz
Quien lo venza y lo ciegue,
Y maldiga por siempre
La cobardía terrible
De quien fue concebido
En vientre de mujer.
 
Miguel Ángel G. Yanes

17/6/16

EL PINZÓN AZUL (POEMA)


El pinzón azul del Teide viene
Dando tímidos saltos a mi vera,
A la última umbría en que los pinos
Pierden nombre de bosque y se transforman
En el blanco fulgor de la retama.

Busca cobijo, leve amparo del sol
Que, ardiente luce bajo el páramo helado:
Mágico fuego de cristal que parece
Devorar este mundo de soledad y silencio.

Absorto en su labor de rebuscar
Entre las agujas de los pinos algo
Con que nutrir a su progenie, escarba,
Picotea con ansias la hojarasca
Y con un giro brusco de la cabeza forma
Un remolino de aguzadas acículas.

Es el chasquido seco de mi cámara
El que lo espanta; y alza fugaz vuelo
Sobre el albo desierto que desciende
Por las nevadas faldas del volcán.

Hipnotizado quedo, absorto, henchido
Por el relámpago azul que surca el cielo
Y el solitario trino en el que estalla.

Miguel Ángel G. Yanes

4/4/16

HOMENAJE A MARIO RODRÍGUEZ

 Antiguos lavaderos públicos, convertidos en sala de arte.

En la santacrucera sala de arte de Los Lavaderos, sita en el barrio del mismo nombre de la capital chicharrera, se ha inaugurado una exposición de pintura en memoria de Mario Rodríguez, fallecido repentinamente, en 2002, a los 71 años de edad.

Se trata de una retrospectiva de su obra pictórica, alrededor de 40 cuadros de técnicas y temas diversos, gran parte de los cuales han sido cedidos para la exposición por diferentes personas, ya que, la mayoría de sus pinturas se hayan dispersas en colecciones particulares.

Mario Rodríguez Martín

Mario, nacido en 1930 en el populoso barrio de El Toscal, vivió gran parte de su vida en otro barrio capitalino, el de Los Lavaderos, a la sombra del Hotel Mencey y a orillas del Barranco de Almeyda.

El ciudadano que esto escribe, contando 13 ó 14 años de edad, conoció a Mario Rodríguez en una pequeña zapatería ubicada en las cercanías de la iglesia de Fátima (Bº de Uruguay) donde, con la aquiescencia del propietario, confeccionaba y vendía unas curiosas cruces de cuero de diversos colores que, en aquella época, hacían furor entre los jóvenes, a los que, a pesar de estar siempre de uñas contra la castradora religión imperante, nos encantaba colgárnoslas al cuello para demostrar, tal vez, que podían servir de adorno, más allá de todo significado religioso. Tuve varias de ellas: griegas, latinas, anaranjadas, marrones, adornadas con chinchetas, sin ellas...


Pasarían más de 20 años sin que supiera nada de él, hasta que cierto día, paseando por La Rambla, llevando de la mano a Laura, mi hija, de corta edad, lo vi apoyado en el antiguo kiosco de La Paz y me acerqué a saludarlo.

Por aquella época, Mario, ya se había convertido en un pintor de cierto prestigio, lo que le permitía, hasta cierto punto, una vida económicamente desahogada. Recalco lo de "hasta cierto punto" porque dado su carácter franco y bohemio, era espléndido en demasía; lo que aprovechaban muchos frescachones y frescachonas para sablearlo a diestra y a siniestra, amén de aquellos que le sacaban sus obras por cuatro perras gordas, aunque tambien es verdad que, otras, las regalaba por capricho.


Y es que él, no se cortaba un pelo de presumir del dinero que tenía, mostrándole a todo el mundo su cartilla de ahorros con una serie de millones de las antiguas pesetas. Así y todo, Mario, que se había vuelto totalmente abstemio con la edad, me confesó que, también "hasta cierto punto", era un hombre feliz.

Al tiempo, llegué a verlo con cierta asiduidad, ya que, acudía con frecuencia a la "jaula de grillos" donde yo trabajaba, para venderle y regalarle (porque espléndido era hasta lo inimaginable) sus obras a una determinada compañera. De ahí viene el que yo posea uno de sus trabajos, ya que, acudiendo cierto día en que la susodicha se hallaba de vacaciones, con una de sus pinturas bajo el brazo, se empeñó en regalármela porque tenía claro que se iba a quedar por el camino, antes de regresar a su estudio. Hoy adorna el comedor de casa.


La última vez que vi a Mario (siempre de blanco, con su larga melena y su bigote inconfundible) fue una mañana de verano en el Parque Marítimo, donde él había llevado a sus nietos y yo a mi hija. 

Mientras los chiquillos chapoteaban disfrutando de sus juegos, nosotros hablamos largo y tendido de música, pintura, poesía, pero sobre todo de cómo nos había tratado la vida en los últimos tiempos; a él no se le veía ya tan feliz. Me habló de una serie de problemas que ya no se correspondían con su edad, y pensé que alguien intentaba exprimirlo económicamente como un vulgar limón... y así se lo dije. Cabeceó y, con un gesto de la mano, como quien espanta una mosca, cambió de conversación.

Plaza de Los Lavaderos

Un par de días más tarde, ojeando el periódico matutino, tropecé con su esquela. No me lo podía creer.

Quiero dejar constancia en esta entrada, que pretende ser también un pequeño homenaje a su memoria, dos cosas: una frase de Cervantes que le encantaba repetir, y un poema que le dedicó un amigo:
"No hay dolor que muerte no consuma"

*

CRÁNEO, PALOMA Y DUEÑO
(A Mario Rdguez. Martín)


En este cráneo antiguo
la soledad reviste su quietud
con plumas de paloma.
Suaves sobre la amarillenta
curvatura del hueso
traen el eco lejano
de un vuelo entre las nubes,
como consuelo acaso
para un cuerpo olvidado en esta esquina
mientras su dueño gira,
transparente y ligero,
bajo un mágico ritmo
de pinceles luchando contra la oscuridad
que cede y se derrama
salpicando de luz,
por fin, a los humildes.

 
Miguel Ángel G. Yanes

Ciudadano Plof

7/3/16

ELLA (POEMA)


Dios es una mujer:

 Tiene la piel azul,
El cabello naranja
Y grandes ojos verdes.

Ella es la suma
De todo cuanto existe.

El universo entero
En su matriz
se expande.

Miguel Ángel G. Yanes

16/6/15

MITAD OSO Y DELFÍN (POEMA)


El reguero de lava del Pico Nuevo es
Mitad oso y delfín -oscura sombra
Sobre su piel terrosa- un vestigio
Del sueño azul marino
Que el ardiente dragón de sus entrañas tiene.


Miguel Ángel G. Yanes

25/5/14

LLEGAR A LOCOS (POEMA)


Apretaba los dientes la plegaria
y en astillas saltó, recién partida,
para dar paso a la razón prohibida
por la terca enseñanza reaccionaria.

No aceptaron verdad por rutinaria
ni volver a esconderse tras la vida.
Se sentaron en corro, alma dolida
despuntando la idea libertaria.

Tristeza de un instante, indicativo
de la propia conciencia, se hace estrella
y despierta la noche en su hermosura.

Es la mágica voz un grito altivo
de procelosa luz potente y bella
condenando a las sombras la cordura.

Miguel Ángel G. Yanes

24/4/14

CUANDO EL BARRANCO RUGE (POEMA)


Como un eco,
Como un grito ancestral,
Como un lamento,
Ronca y rotunda suena
Su garganta de piedra
Cuando el agua,
Marrón y tumultuosa,
Lo convierte de pronto
En esa fiera
Salvaje e indomable
Que en nuestros ojos de niños
Se alimenta.

Miguel Ángel G. Yanes


23/2/14

SU DOLOR, SU MUERTE (POEMA)

 
A Salvador Allende, in memoriam

Se retorcía de dolor,
herido de muerte,
expulsando
por cada poro
de su cuerpo
hasta la última gota
de furia,
de valor,
de rebeldía.

Sus ojos,
envueltos ya
en la vidriosa niebla,
se aferraban
a un hálito de vida
difuminado,
intentando estirarlo
desesperadamente.

Su dolor…
el llanto de su pueblo
casi huérfano.

 Mientras,
una voz
gritaba su victoria,
dejando en el barro
confuso de sangre
su maldita cosecha
de carne ennegrecida.

Sucia mañana
de traidores infames.

Y allí quedó,
bajo botas de horror,
junto al patriota muerto,
la libertad cadáver
de un pueblo sojuzgado.


Miguel Ángel G. Yanes
 17/09/1973

24/11/13

DESPEDIDA (POEMA)


(A la muerte temprana de mi madre)

Para decirte adiós
inundaron mis lágrimas
tu cadáver
y un beso
en la amarilla frente
que dejaron
descubierta los pétalos,
ha querido alcanzarte
inútilmente.

Menos tú,
todo ha quedado aquí.

Tu cuerpo,
los pétalos,
mi beso,
jamás podrán llegar
a donde a ti
te ha empujado la brisa
del regreso.

Miguel Ángel G. Yanes
 07/03/1982

18/6/13

EL PROYECTIL HELADO (POEMA)


Una bala de sangre helada viene,
Girando sobre si misma, desde lejos,
A perforarte el pecho y detener
El latido de tu corazón.

El silencioso impacto dejará
Un agujero, un círculo perfecto
Junto al pezón izquierdo,
Pero nadie hallará jamás
El proyectil que te arrancó la vida.

Aún caliente, tu cuerpo absorberá
Esa sangre como si fuera propia,
Porque el letal asesino se ocupó
De obtener con  precisión los datos
De tu grupo sanguíneo.

Vete a saber
Si esa sangre que te mata... es tuya.

Miguel Ángel G. Yanes


1/1/12

EL HOMBRE DEL AMANECER (POEMA)


Al alba, con las primeras luces de la mañana,
Un hombre solo, humilde, del montón,
A la atalaya de su mundo asoma
Y el silencio de la alborada rompe
Con el latido de su corazón.

El transparente secreto en que dormía
El vértigo del sueño, quiebra sombras,
Deshabita los seres atrapados
En el vaho perenne del espejo,
Mientras el soplo de la vida choca
Húmedo y cristalino contra el pecho:

Un escudo de hueso y piel humana
Resistiendo aterido el duro empuje
El doloroso soplo, el aire helado,
Recién nacido apenas de los fríos
Y puntiagudos senos de la madre.

Nadie parece reparar jamás
En esa criatura que a diario,
Desde la soledad de su balcón estudia
El ritmo mágico del cósmico engranaje.

Con las palmas de las manos abiertas,
Pegadas casi al muslo para que no sugieran
Su secreta labor, callado, serio,
Colocado en la punta de la mañana atisba
La luminosidad rosa y azul del cielo.

Desde el vértice agudo de la conciencia... crea.

Lo sé bien, por que yo, recalcitrante
"voyeur" donde los haya, que al amparo
de la cortina de mi ventana miro,
me doy cuenta a diario del poder de sus actos.

Creo verlo trabajar con invisibles seres,
Con lejanas criaturas del espacio,
Con energías cósmicas que giran
Sin cesar dentro y fuera de estos cuerpos
En los que presos vamos, deambulando
Por las nieblas inéditas del alma
Como ciegos perdidos entre el barro.

Me lo imagino pidiendo fuerza, apoyos,
Valor, serenidad, rogando acaso
Por el bien de los suyos: sus amigos,
Familiares, vecinos, compañeros,
Y por todos aquellos que padecen
Hambre, sed, torturas, injusticias,
Cárcel, dolor, enfermedad, angustia…

Porque tiene un empeño. ¡Lo sospecho!
Una poderosa razón para vivir,
Un sueño de incalculable fuerza
Una misión tal vez por terminar,
Un secreto ancestral por descubrir,

Y el destino sencillo, pobre, gris,
De un ciudadano común tras el que oculta
La verdadera esencia de quién es:

¡Un obrero celeste de la luz!

Miguel Ángel G. Yanes

8/11/11

UN LOBO SOLITARIO (POEMA)


Me gusta ser
Un lobo solitario.

Aullarle a la luna
Y a la aurora boreal
(Si se tercia)
Desde la atalaya
De mi corazón.

Me gusta ser
Un lobo solitario.

Aunque a veces acuda,
Oculto entre los árboles,
A contemplar oscuros,
Sagrados aquelarres.

Me gusta ser
Un lobo solitario.

¿Pero cómo es posible
Que con su agudo olfato
No detectaran nunca
Mi cercana presencia?

Me gusta ser
Un lobo solitario.

Aunque quizás no sea
Un verdadero lobo,
Sino un fantasma errante:
Una sombra
Que deambula perdida
Entre dos mundos.

Tal vez, por eso mismo
La manada
No logra olfatearme.

De todas formas…
Ser la sombra de un lobo
Me sigue pareciendo
También
Un sueño mágico.

*

Pueden sustituir, si quieren,
lobo por bobo; el resultado
seguirá siendo el mismo.

Miguel Ángel G. Yanes

10/7/11

¡HAN ASESINADO A FACUNDO CABRAL!

Voy a adherirme a la opinión de Miguel Ángel G. Yanes (por algo será) en lo relativo a este trágico suceso. Adjunto también su poema:

No me creo eso de que lo hayan matado por error.
"Ellos" saben muy bien cuál es la voz del pueblo e intentan silenciarla;
tarea inútil, porque es imposible erradicar su eco.

ESTA NARANJA AZUL



(A Facundo Cabral, en la memoria)

Aunque las aves de presa hayan logrado
picotearte con saña el pecho y darte
una muerte feroz, tan sólo muere
la carcasa que habitas: ese cuerpo
donde amaste y soñaste un simple instante,
un destello fugaz, apenas nada.

Pero ha bastado el brillo de tu estrella
erradicando las sombras a su paso,
liberando los sueños uno a uno,
dando a luz ese pulso que hará libre
algún día a los pueblos de la tierra.

Y esa conciencia, aturdida y febril,
despertará por fin y sentiremos,
más allá de culturas, religiones,
filosofías, leyendas, mitos, razas...
que una sola humanidad palpita
sobre la frágil piel de esta naranja
delicada y azul.

Ten por seguro, amigo, ¡no lo dudes!
que aunque, físicamente, ya no habites
tu conocida forma, y estos ojos
humanos no te alcancen,
estarás siempre aquí, junto a nosotros:

Vivirás en la voz, en la esperanza,
en las profundidades del alma de los pobres,
en el hondo latido de sus pechos,
en las grietas de sus dolientes manos,
en su risa, en su lecho, en su tristeza,
en la sed de sus ardientes labios,
en su amor, en sus ansias,
y en el golpe rotundo de sus párpados.

¿Lo oyes?

Es el eco de tu voz marcando,
metrónomo celeste, el ritmo mágico
del corazón del indio que acompasa,
a su vez, el corazón de fuego
de esta naranja azul.

Miguel Ángel G. Yanes

Publicado en el blog
Amontonador urgente de palabras
con fecha 09/07/11