(A la muerte temprana de mi madre)
Para decirte adiós
inundaron mis lágrimas
tu cadáver
y un beso
en la amarilla frente
que dejaron
descubierta los pétalos,
ha querido alcanzarte
inútilmente.
Menos tú,
todo ha quedado aquí.
Tu cuerpo,
los pétalos,
mi beso,
jamás podrán llegar
a donde a ti
te ha empujado la brisa
del regreso.
Miguel Ángel G. Yanes
07/03/1982
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