De los 193 países representados ante Naciones Unidas, 188 votan contra el bloqueo económico norteamericano de la isla y únicamente dos, el propio Estados Unidos e Israel, apoyan la continuidad del acoso al Gobierno cubano
La Asamblea General de la ONU condenó abrumadoramente el martes por vigésimo-segunda vez consecutiva el embargo económico de Estados Unidos a Cuba, al que el ministro de Relaciones Exteriores de la isla calificó de "hostil y genocida" tras más de cinco décadas de aplicación.
Ni siquiera el diminuto estado de Palau que, en 2012, se plegó a las presiones de Washington, ha votado en contra de La Habana. Este año se abstuvo, junto a las Islas Marshall y Micronesia.
El presidente estadounidense Barack Obama, quien al llegar al poder prometió un nuevo comienzo tras décadas de relaciones hostiles hacia la isla, ha decepcionado al Gobierno cubano, que esperaba más acciones contra el embargo. "Los daños humanos que produce el bloqueo son incalculables, provoca sufrimiento y constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos", dijo a la Asamblea General de la ONU el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez.-EFE
Rodríguez sostuvo que "el bloqueo se clasifica como un acto de genocidio", de acuerdo a la Convención de Ginebra de 1948, causando a Cuba pérdidas que superan el billón de dólares. Varias naciones expresaron su desacuerdo con el embargo, entre ellas Etiopía en nombre de África, e Irán en representación del Movimiento de Países no Alineados.
El enviado estadounidense en la ONU, Ronald Godard, rechazó la resolución alegando qué, mientras Washington dio la bienvenida a algunos de los recientes cambios en Cuba, la isla "todavía tiene uno de los sistemas económicos más restrictivos del mundo".
El funcionario dijo que su Gobierno continúa favoreciendo las ayudas humanitarias y las remesas financieras a la isla. "Estados Unidos es un amigo profundo y permanente del pueblo cubano", señaló Godard.
Tal medida es una infamia: profunda reminiscencia de la Guerra Fría.
Queda demostrado que la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.) no tiene ningún poder frente a Estados Unidos, porque es sólo un paripé creado y financiado por la oligarquía financiera judeo-norteamericana. De ahí esa profunda simbiosis entre ambos estados.
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