Como un eco,
Como un grito ancestral,
Como un lamento,
Ronca y rotunda suena
Su garganta de piedra
Cuando el agua,
Marrón y tumultuosa,
Lo convierte de pronto
En esa fiera
Salvaje e indomable
Que en nuestros ojos de niños
Se alimenta.
Miguel Ángel G. Yanes
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