18/10/16

ENTREVISTA A CLARA LAGO

Clara Lago: "Soy de izquierdas y no tengo ningún miedo en reconocerlo"



La protagonista de 'Ocho apellidos vascos', artista invitada a la XIII edición del Fisahara, atiende a 'Público' desde los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) donde presentará este sábado la entrega de premios del festival de cine del desierto.
La actriz española Clara Lago en los campos de refugiados saharauis de Tinduf, Argelia.
ALBERTO SÁEZ SILVESTRE

CAMPAMENTO DE REFUGIADOS SAHARAUIS EN TINDUF (ARGELIA)

Una de las imágenes que deja esta XIII edición del Fisahara es ver a Clara Lago (Torrelodones, 1990) paseando por el desierto rodeada de niños. Siempre dispuesta a colaborar. Siempre con una sonrisa. La protagonista de Ocho apellidos vascos se está volcando en esta edición del festival de cine del desierto. Acude a las mesas redondas, se entrevista con autoridades y pasa largos ratos recogiendo toda la información posible para conocer más y más de esta causa que debería avergonzar a todo el Estado español.

Las circunstancias, sin embargo, no han sido fáciles. A los problemas habituales que supone visitar un campamento de refugiados se suma el hecho de que gran parte del equipaje se quedó en Madrid y no llegó hasta tres días después. No obstante, lo que en España supone un problema, en un campamento de refugiados se convierte en anécdota: "Pensé: ¿que no tengo ropa limpia? Pues le doy la vuelta al tanga y a tomar por saco", apunta.


- Lleva cuatro días en un campamento de refugiados en el desierto del desierto. Su maleta llegó anoche, por lo que has estado casi tres días sin ropa, sin bolsa de aseo... ¿Cómo está?

Cuando llegamos y nos dijeron que no habían llegado las maletas la primera reacción fue quejarme. Pensé que qué iba a hacer sin ropa interior, sin nada de aseo... Cuando estaba en ese punto pesimista, que fueron los primeros 15 minutos, de repente Iván, el payaso (Pallasos en rebeldía), se puso a cantar con Patricia, otra del equipo, inventándose una letra muy graciosa y me emocionó tanto que pensé que esa era la actitud. A partir de ese momento me vine arriba y pensé que si no tenía ropa en cinco días no pasaba nada, que si no tengo ropa interior pues le doy la vuelta al tanga y a tomar por saco. Fue un punto de inflexión.

No sé si le pasó como a mí. Cuando llegó la maleta, vi toda la ropa que traía y pensé: ¿Para qué? No necesito tanto...

Sí, sí. Tras tanto esperar, me llegó la maleta y no la abrí. Me di cuenta de que no tenía ninguna urgencia. Ni por abrir la maleta, ni por cambiarme de ropa, ni por nada. Ya por la noche llegué y ya sí. Aquí te das cuenta de que no hace falta tanto para estar bien.


Nos hemos creado necesidades que no tenemos

Totalmente. Pero hasta un punto que roza la locura. Es una cosa que ya la sabes, pero aquí te das cuenta todavía más. Cuando lo vives lo entiendes a otro nivel. No te hacen falta ni la mitad de la mitad de las cosas. A nivel personal creo que nos vendría bien a todos de vez en cuando recordar esto. En la sociedad consumista occidental muchas veces se nos olvida esto. Enseguida entras en la rueda y en el bucle de necesitar cada vez más cosas y, además, parece que nunca es suficiente. Que siempre puedes tener un poquito más. Aquí te das cuenta de que lo que tienes lo tienes que compartir. La cultura de compartir que hay aquí es súper bonita, súper importante y es un valor que tenemos olvidado. Me han dicho estos días que los saharauis dan la mitad de lo que tienen y nosotros damos la mitad de lo que nos sobra. Y eso no mola nada. Más allá de lo que me estoy llevando de información y conocimiento de este conflicto, que yo venía bastante virgen, a nivel personal me llevo este tipo de cosas.

¿Y la familia que te acoge? ¿Tienes ya claro quién es quién? ¿Quién es el primo, el vecino...?

(Risas) ¡Todavía no! Porque entra y salen todo el rato. El primo, el cuñado, el otro primo, de repente viene una prima que no habíamos visto... Pero es que son tan encantadores. Forma parte de su idiosincrasia y su cultura el ser tan hospitalarios. Los niños de la casa son un amor. Pero fíjate no tengo claro aún si dos de los niños son los hijos y otros dos son los vecinos, o son los primos, que entran y salen... Pero ayer venían persiguiéndonos por todas partes. No podemos comunicarnos a nivel de lenguaje, pero hay otro tipo de comunicación. No puedes decirte cuatro frases seguidas pero puedes darte un abrazo o jugar al fútbol.


Una de las imágenes de este festival es Clara Lago caminando por el desierto con un montón de niños alrededor. 

(Risas) ¡Sí! Me hace mucha gracia. Ayer parecía el flautista de Hamelín. Me iban siguiendo a todas partes. Son tan bonitos estos niños...

A nivel político, ¿de qué has podido empaparte estos días sobre el conflicto saharaui? 

Es muy frustrante. Porque es tan complejo y a la vez tan simple... Es tan clara esta injusticia que está sufriendo el pueblo saharaui en los últimos 40 años... Y todo por intereses políticos y económicos. Eso me da mucho asco del mundo. De cómo funciona. Da mucha rabia. Ves que sucede en todos los ámbitos y niveles. El abuso de poder, la corrupción humana... Porque ya no es ni corrupción económica. Es que la gente que provoca este tipo de situaciones está corrompida a nivel de alma. ¿Cómo se puede generar situaciones así y estar tan tranquilo porque los tuyos están bien? El problema es que hay una respuesta. Y es una respuesta lógica: es que hay gente que no tiene corazón. Bueno, ya no es que no tengan corazón... ya es una cuestión de tener valores morales de justicia. El mundo no puede funcionar solo por intereses económicos. Esto tiene que cambiar o nos vamos a la mierda.


A veces nos olvidamos de que el principal responsable de lo que está sucediendo aquí es España, que continúa siendo la potencia administradora del territorio. ¿Sientes frustración al ver que el país en el que has nacido no hace nada para resolver esta situación?

Totalmente. Bueno, siento frustración con mi país con muchas cosas últimamente. Me da mucha rabia como ha actuado España con el Sáhara y como continúa silenciando este tema. Me da la sensación de que el español de a pie no sabe muy bien qué está pasando con el Sáhara y hasta qué punto somos responsables de esto hoy por hoy. Yo no lo sabía. Creo que todos los españoles deberían tener información sobre esta causa. Es importante concienciar a la población y que todo el mundo lo sepa pero al final también se trata de una cuestión política. De voluntad política. Llevo todos estos días intentando comprender el conflicto en toda su magnitud, pero... en el caso de que haya una solución... ¿cual sería?

Pues parece que el mensaje que el mundo lanza desde el Sáhara es que la vía pacífica sirve de poco.

¡Claro! Es un horror. ¿Qué mensaje se está enviando al mundo si una gente que lleva resistiendo de forma pacífica durante 40 años tiene que recurrir al suicidio colectivo para que se les escuche y se les vea? Parece que si no se derrama sangre no es una prioridad. Parece que estamos obligando a una gente que no tiene nada a enfrentarse a un país como Marruecos con mucho poder militar. Esto genera una frustración... Parece que todas las decisiones importantes escapan al control de la sociedad porque el mundo está dominado por las altas esferas. Nadie sabe quiénes son los que mandan de verdad. Pero bueno, si miras hacia atrás en la historia hay cosas que se dan como normales hoy día y que en un momento parecieron imposibles. Por ejemplo, fue una locura pensar en que las mujeres pudieran votar o que EEUU pudiera tener un presidente negro.


A partir de ahora, ¿Clara Lago seguirá unida a la causa saharaui? 

Ya te digo que me gustaría entender un poco más en profundidad qué está sucediendo, pero sí. Cada vez tengo más claro que lo que más me toca son las injusticias. Ya sea injusticias hacia personas o hacia animales, medio ambiente... pero las injusticias me tocan... Me dan mucha rabia y me hacen sacar esa vena luchadora. Así que sí. Ahora estamos trabajando para abrir una Fundación, pero no tendrá un único objetivo. Tengo que ver cuál es la manera de ayudar a esta gente, más allá de difundir su causa, que nunca está de más. Pero tengo que pensar qué puedo hacer, de verdad, para ayudar esta gente. Y a ver si se me enciende la bombilla.

¿No te da miedo que te etiqueten como una izquierdista y te ataquen por ello perjudicando tu carrera?

El que piense que soy de derechas... (risas) no se ha leído ni una entrevista mía. No me posiciono en cuanto a partidos pero sí en cuestiones ideológicas. Intento hablar con la libertad que tengo. Tengo mi opinión, que no quiere decir que sea la verdad absoluta ni que tenga que tener razón. Pero si me preguntan, doy mi opinión. Y si es un tema que me toca, por lo que sea, también intento pelearlo. Nunca me he posicionado con el PSOE, Podemos o IU, pero cuando ha habido temas como la Ley del aborto... Me puede. Ahí sí. Y digo que me parece mal. Y esta causa no es de nadie porque nadie ha hecho nada. Nadie se ha hecho cargo. Nadie ha hecho nada por el pueblo saharaui, con la excepción de la industria cinematográfica. Gente como Willy Toledo haciendo este festival y todos los actores y gente de la profesión que han venido a apoyarlo.

Willy Toledo

Precisamente por eso te lo decía. Aquí ha venido Willy Toledo, que más marcado no puede estar, o los Bardem, que qué te voy a decir... En general ya sabes que la industria del cine está marcada.
Bueno, eso no es por la causa saharaui. Se han posicionado en cuestiones políticas más claramente. Me parece respetable que haga lo que quiera y aproveche su imagen pública para ello. Yo no me posiciono con ningún partido porque ninguno me representa lo suficiente. Ahora, que soy de izquierdas, por supuesto. Y no tengo miedo de decirlo. Pero ser de izquierdas es una cosa muy amplia. Sobre todo creo que hay que ser tolerante. Yo no soy radical en nada. Lo importante es el diálogo, la diversidad de pensamiento, de ideologías...


FUENTE: publico.es
Alejandro Torrús
15/10/2016


Mira, mi niña, yo también soy de izquierdas, muy de izquierdas, tanto, que casi me caigo por ese lado, pero nunca me he avergonzado de decirlo públicamente, a pesar de que la mayoría de la gente que me rodea: familiares, amigos, conocidos, vecinos... sean de derechas, y a casi todos (salvo contadas excepciones) les avergüence definirse. Digo yo que por algo será.

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