Hitler fue aupado políticamente y en enero de 1933 nombrado a dedo canciller por la gran industria y Banca alemana (los Bayer, Basch, Hoechst, Haniel, Siemens, AEG, Krupp, Thyssen, Kirdoff, Schröder, la IG Farben o el Commerzbank, entre otros), utilizando para ello la figura del presidente de la República, Hindenburg. Apenas un mes después el nuevo canciller provocó el incendio del Reichstag y acusó a los comunistas de haberlo hecho para conseguir que se dictara el estado de excepción, a partir del cual desató una fulminante represión contra las organizaciones de los trabajadores, cuyos partidos políticos juntos (KPD -comunistas- y SPD –socialistas-) le habían superado con creces (unos 13 millones de votos contra 11 y medio). Ilegalizó al KPD y prohibió toda la prensa y la propaganda del SPD. Después, el 6 de marzo, convocó unas elecciones y entonces ya sí, claro, las ganó (aun así, por su cuenta, los candidatos de los principales partidos obreros todavía conservaron, juntos, más de 12 millones de votos). En agosto, tras la muerte de Hindenburg, Hitler se autoproclamó Jefe del Estado. Comunistas, socialistas, pacifistas y opositores en general pasarían a ser los primeros inquilinos de los campos de concentración nazi.
El incendio del Reichstag (Parlamento Alemán) en la noche del 27 de febrero de 1933
Las monarquías no han necesitado pasar por ese trámite maquillador. Para la coronación del Felipismo, ¿hasta dónde estará dispuesto a llegar el Gran Capital con las chapuzas jurídicas, la opresión mediática y la cerrazón política para enfrentar una población que en la calle está rechazando este nuevo “golpe” histórico?
Por eso no es suficiente con pedir un referéndum frente a condiciones que no suponen un juego justo. Se trata de levantar un contra-poder social, de ponerse en permanente estado de movilización en pro de un proceso constituyente. Es decir, de constituir una nueva sociedad, donde la democracia no esté secuestrada por el capital.
FUENTE: publico.es
Dominio público - Andrés Piqueras
Profesor de Sociología de la Universidad Jaume I de Castellón
09/06/2014
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