Los antiguos pobladores de estas islas, a pesar de tener una religión de tipo animista y politeista, adoraban a diferentes divinidades, benigas unas y malignas otras, según la isla de la que se tratase. Por ejemplo: en Achinech, Nivaria o Tenerife (que lo mismo da) el dios del bien recibía el nombre de Achamán y era considerado el ser supremo, mientras que llamaban Guayota al dios del mal, habitante de las profundidades del volcán Echeyde, hoy Teide.
Cuando los conquistadores arribaron a las costas canarias y esclavizaron a ese pueblo libre y soberano (¡perdón! quería decir colonizaron, pero me pudo el patriotismo), jodieron la magia de su paraíso, robaron sus tierras, sus animales, sus escasas pertenencias, violaron a sus mujeres, le contagiaron sus enfermedades, los masacraron, los vendieron como ganado... y para colmo, los obligaron a renunciar a sus dioses milenarios y sustituirlos por un único dios, cristiano y absoluto, que luego no fue tal, porque aquellas gentes bárbaras adoraban también a Mammón (dios del dinero y las riquezas)... ¡se fue todo a hacer puñetas!
Con lo cual, se me ocurre que podríamos calificar, a los mamones de nuestros políticos, también como "mammones" o adoradores del dios Mammón... pero, bien pensado, nos daría igual; seguirían siendo aquéllos que no quieren soltar la "tetta", "peccho" o "senno".
¿Hace falta que dé nombres?
Ciudadano Plof
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