Recuerdan aquello de... "no me haga reir gamberro que tengo el labio partío". Pues viene al hilo.
- ¡Ñooos...! que diríamos los canarios bien educados, cómo se lo montan estos tíos. Pero si la mayoría de las veces, atendiendo sus negocios, ni siquiera aparecen por el "Parlamiento".
- No es "Parlamiento", Plof; se dice Parlamento.
- ¿Cómo llamarías tú a un sitio donde hablan y mienten, hablan y mienten, hablan y mienten...?
- ¡Jo! Es que te gusta sacarle filo a todo.
- Esa es mi labor. Fíjate que estoy pensando cambiar lo de Ciudadano Plof por El Afilador.
Aunque a lo mejor esa medida resulta hasta positiva, de cara a concienciar a los ciudadanos de lo que hay. Esta viñeta del amigo Forges lo deja bien clarito:
¿Tenemos claro o no que en realidad representan a sus partidos y a sus propios intereses, en lugar de a los nuestros? ¿Tenemos claro o no que en realidad son una rémora para nuestra economía? ¿Tenemos claro o no que en realidad hacen con nuestros votos lo que les da la gana? ¿Tenemos claro o no que en realidad vivimos en una democracia descafeinada, que ni es democracia ni es nada?
Más que una provocación a la clase trabajadora, esta medida es una verdadera indecencia, una tomadura de pelo en toda regla, y si no reaccionamos todos a una, como Fuenteovejuna, lo llevamos crudo; pero lo más grave es que nuestros hijos, ni siquiera crudo lo van a llevar... me refiero a la boca.
¿A qué estamos esperando pues para echar a todos estos "mamónides" (no confundir con Maimónides) de políticos a la puta calle, y llevar a las instituciones a personas trabajadoras y honradas, elegidas directamente entre los propios ciudadanos, sin que tengan que plegarse a directrices de partido alguno?
Díganme: ¡¡¡¿A qué estamos esperando?!!!
Ciudadano Plof
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