Hoy voy a hablarles de las muletas, pero no de las de torear, porque a mí, como a las vacas, también me gustan los toros, pero libres en la dehesas, no martirizados en las plazas. A lo que iba: a hablarles de las muletas, esas que sirven de apoyo para caminar a quienes padezcan algún impedimento físico; esas que antiguamente solían hacerse de madera, pero que hoy suelen fabricarse de aluminio u otro material así de ligero. Pues a todas estas, saco el tema a colación de las muletas de D. Juan Carlos I de Borbón (rey de España) a quién, tras una operación de rodilla en el Hospital USP de Madrid, le han facilitado unas de lo más chic.
Cuando vi por televisión las imágenes del monarca rodeado de médicos, a la salida del hospital, e hizo sonar el claxon, bocina o pita, de aquellas muletas, no pude reprimir una sonrisa que, de inmediato, se trocó en mueca, y en frase que escapó de mis labios en voz alta : "vaya mariconada" (lo sé, lo sé... ¡me pierde la boca, ¿que le voy a hacer?) Pero, mi lógica simple de hombre del pueblo, me llevó a preguntarme para que carajo servía aquello. ¿Para que la gente se aparte al paso del rey?, ¿para que, si está oscuro, sepamos que es el rey quien se acerca? En ese momento pensé que si me las hubieran regalado a mí, habría solicitado inmediatamente su cambio por unas normales, unas que no llamaran tanto la atención, ni provocaran la sonrisa de los ciudadanos. ¿Será porque tengo muy acusado el sentido del ridículo... porque soy poco fino... o mal agradecido?
Pero aquí no acaba la historia; al día siguiente, la prensa nacional, haciéndose eco del asunto, deja caer que dichas muletas, aparte de claxon, llevan también luz y hasta amortiguadores, y que, habida cuenta de la promoción, van camino de imponerse como estrellas de la moda ortopédica veraniega; siendo tal su éxito de ventas que, (según Hidelasa, la única tienda que tiene la exclusiva para Madrid) se han agotado por completo. Y ahora queda preguntarse... ¿Nadie vio venir la promoción gratuita? ¿No fue gratuita? ¿Quiénes se beneficiaron además de la ortopedia?
Algunos dirán: "Tanto follón por unas simple muletas" Pues son las pequeñas cosas, banales e inútiles a veces, las que nos hacen abrir los ojos de repente.
- ¡No me lo puedo creer!... Escribiendo en papel las notas para esta entrada, veo en la televisión a D. Hugo Chávez Frías (presidente de Venezuela) también muleta en mano. ¡Pues si que se impuso rápido la moda! Pero... observándolo bien, veo que su muleta es normal, igualita a las mías, y... hasta me hacen sentirme solidario con él para decirle:
"¡Cuídese!... Que ese viaje que inicia, puede darle cancha a los que siguen empeñados en quitarlo de en medio."
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