16/5/11

DON ÉSTE Y DON AQUÉL (IV-BIS)

Bueno, pues se van a joder los censores mayores de la ínsula, de la metrópoli o del imperio (no lo tengo muy claro) porque, aunque no dispongo de copia de respaldo de los escritos que me han borrado del blog, si que tengo todavía algunas neuronas activas, capaces de estimular sus dendritas y tender axones entre ellas, para crear una buena sinapsis e intentar acceder a los oscuros rincones de la memoria. Así que... ¡allá voy!:

Don Éste y Don Aquél se hallaban sentados frente a frente, echando un vaso de vino en el bar de costumbre, cuando Don Ése apareció en la entrada.


- Ya está el pesado de Ése ahí...

Don Ése los saludó desde la puerta con un ligero movimiento de cabeza y se encaminó hacia ellos.

- ¡A las buenas horas! ¿Puedo sentarme?

- Inténtelo. Si no sufre de almorranas, supongo que sí.

Se sentó, e ipso facto, elevando el dedo índice de la mano izquierda, hizo el gesto de cortarlo por la mitad con la mano derecha, en una clara señal dirigida al camarero que, de inmediato, supo lo que el cliente deseaba. (Hay que ver cómo la política, de manera subrepticia, se ha colado en nuestro subconsciente)

- He venido a hablar con ustedes para ver si conseguían aclararme una duda.

- ¿No será existencial?

- No. Lo que ocurre es que no tengo clara la diferencia entre votar en blanco y no votar.

- Fácil: Si decide ir a votar, tendrá que levantarse, ducharse, vestirse, desayunar, cepillarse los dientes, coger el paraguas o el abrigo (dependiendo de si llueve o hace frío), encaminarse a su mesa electoral, ponerse a la cola, tomar un sobre, introducir una papeleta o no, dar las buenas horas a los integrantes de la mesa, identificarse mediante el DNI, esperar que busquen su nombre en una lista, introducir el sobre en una urna, aguardar a que le digan que ha votado, acordarse de recoger el DNI, despedirse y salir. Y si no va votar, puede quedarse tranquilamente en la cama y ahorrarse todo eso. Total, para lo que sirve.


- Pero... ¿es que nunca vas a hablar en serio?

- No he hablado más en serio en toda mi vida. Si hasta se me ha puesto cara de mala leche. Y diciendo esto se levantó y, dándoles la espalda, se dirigió a los servicios.

- Vamos a ver. Yo voy a intentar explicárselo desde la óptica de un ciudadano coherente, no desde la de un "revolucionario descerebrado" como Aquél: No ir a votar viene a decir que no cree usted en el sistema electoral ni, por extensión, en la democracia; negándose a si mismo ejercer un derecho constitucional. Mientras que el voto en blanco significa que, aunque a usted no le haya convencido la propuesta de ningún candidato, acude a votar, demostrando así su creencia en el estado democrático. Ese voto en blanco formará parte del porcentaje total de votantes pero no irá a parar a partido alguno. De todas formas, yo le aconsejaría que, una vez que ha decidido acercarse a las urnas, se decantara por votar a gente de orden, enmarcada en un partido del que me honro en...

- Pero.. ¡coño! encima intentas hacer proselitismo. ¿Por qué no le dices la verdad? Le interrumpió Don Aquél que había regresado sin que se dieran cuenta.

- ¡Es lo que hago!

- Tú sabes tan bien como yo que, a la hora del recuento, el voto en blanco, por el hecho de formar parte del total, beneficia al partido más votado.

- ¡Eso no es así!


- Pues si no se ponen de acuerdo, me voy a marchar igual que vine.

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