Cuando paseo por mi ciudad y veo tantas
banderas colgando en los balcones, como si fuera la fiesta de no sé qué coño, no lo puedo remediar y digo por bajines:
"¡Es Españacoño!"
Esto es así porque le he dado un pequeño giro gramatical a la famosa frase del diálogo telefónico mantenido, durante el
intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981, entre el
exdirigente del Sindicato Vertical en la época franquista,
Juan García Carrés y el
Teniente Coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero Molina:
LLAMADA 3 (19.30 h.)
-¡Qué cojones! No, no, no, no…
¡No os dejéis engañar!
-¡No renunciéis! ¡Que es España!
-¡De acuerdo que es España!
-¡Es España, coño!
Pues así de sencillo, tal y como lo leen, quitándole la coma y uniendo ambas palabras se forma el auténtico y genuino
"ESPAÑACOÑO": un tremendo coñazo de banderas ondeando al viento para intentar demostrar que se es más patriota que nadie.
¡Mariconadas! -que diría mi abuelo Juan si viviera-
ni que fuéramos yankees, todo el día con la jodida bandera a cuestas.
Yo no soy de banderas, pero reconozco que, desde niño, la que más me gusta es la
bandera pirata. Si tuviera una, la colgaría solo por ver si me obligaban a retirarla como ha ocurrido con la
republicana, con el peregrino razonamiento de que
"incita a la violencia".
"¡Pís!"
Citizen Plof