El Consejo Empresarial para la Competitividad, más conocido en el ambiente como "el señor del Ibex", ha anunciado que se disuelve, que hace mutis por el foro y que echa las persianas de un chiringuito que tantas conspiraciones ha animado desde que se creara en 2011. El lobby de los plutócratas nos deja un poco huérfanos porque deja de ser padre e hijo aunque seguirá siendo espíritu santo ya que el misterio de su trinidad como poder fáctico es eterno e inextinguible. Se va pero se queda y se aparecerá en forma de susurrante paloma cuando la ocasión lo requiera, con la ventaja de que así se ahorra los gastos de alquiler y del servidor de la página web.
José Luis Rodríguez Zapatero
Si todo lo que se cuenta es cierto, el señor del Ibex ha estado detrás de casi todo, de que hubiera gran coalición y de que no la hubiera, del ascenso de Ciudadanos, que era su Frankenstein musculado, del desmembramiento del PSOE y hasta de las trifulcas de Podemos, donde Errejón sería el submarino elegido para torpedear a babor y a estribor el portaviones de Pablo Iglesias. Hasta el PP dijo sentir la presencia de sus manos alrededor del cuello de Rajoy porque –y esto debía ser un chiste- había sido quien más les había subido los impuestos. De ahí que quisiera enviarle de vuelta al registro de Santa Pola, y sustituirle por un tal Guindos, que se daba un aire a Monti a su alopécica manera. El Ibex era la leche.
Mariano Rajoy
Quizás su último servicio a la causa haya sido ese procedimiento extrajudicial de devolución de las cláusulas suelo, disfrazado de mecanismo “gratuito y rápido” para los consumidores que, en realidad, es una manera sofisticada de evitar a la banca tener que pagar las costas judiciales de las reclamaciones. En vez de decretar el reembolso automático de lo cobrado indebidamente, el Gobierno establece una negociación entre banco y clientes que, mayoritariamente, pasarán por el aro de lo que se les ofrezca para evitarse problemas y gastos. Hasta cuando pierde, la banca gana.
Tan infantil como imaginar su larga sombra en cada pequeño suceso del acontecer político diario, sería pensar que los amos del dinero asisten como simples espectadores a las grandes decisiones del país sentados cómodamente en sus butacas. Con o sin presencia corpórea, seguirán manejando los hilos de las principales marionetas. Moverán los brazos y pondrán palabras en sus bocas. El señor del Ibex nunca dejará de ser un titiritero.
Tierra de nadie
Juan Carlos Escudier
12/01/2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario